Hace dos días que su hermana había sido sepultada, Kagome poco a poco superaba la pérdida de Kikyo, algo que la ayudó a esto es que comenzó a pensar mucho en el chico que encontró en la librería, era una sensación extraña como si ella ya lo conociera desde hace siglos. Ella llegó muy cansada de la escuela y ahí encontró a su madre que se alistaba para trabajar en la noche.
- Oh, hija veo que haz llegado – decía la madre preparando la cena, ya cambiada y casi lista para irse- ¿Cómo te fue?
- Bien – dijo con una gran sonrisa y dejando su mochila a un lado de la mesa.
- Hija, ¿Podrías terminar de preparar la cena? – dijo algo atareada- Es que ya es algo tarde.
- Claro "umm...y yo que quería dormir"- dijo con otra sonrisa
- Bueno hija, nos vemos, cuídate – dijo la madre saliendo a toda prisa.
- Sí, ma...- no alcanzó a decir más ya que su madre ya había cerrado la puerta- Bien, ahora si estoy definitivamente sola...- dice mientras coloca una cara de tristeza.- ¡Ah¡ La comida – dice corriendo a ver que no se quemara el estofado de verduras.
Kagome siempre había sido una chica alegre, aún en los peores momentos, su padre había muerto cuando ella tan sólo tenía 5 años, por lo tanto su madre siempre había tenido que sostener a la familia, tuvo que dejar solas a sus 2 hijas, Kikyo al ser la mayor tenía más responsabilidad y ahora los quehaceres de la casa quedaban en manos de Kagome, entonces se sentía más sola que nunca.
- Ahora si a cenar... ¡Qué rico! – decía devorando el estofado, cuando terminó, se puso a terminar con sus quehaceres y al final – Ah...que cansada estoy, creo que dormiré un poco y después haré mi tarea...a penas son las 4:30pm. Justo cuando subía a su habitación tocaron el timbre – ¡No puede ser! – bajó las escaleras, abrió la puerta y se llevó una gran sorpresa.
- ¡Tú! – dijo desmayándose.
- Así es...jejeje – dijo un joven de ojos dorados, un traje muy elegante color negro y unos afilados colmillos que se asomaban en sus lindos labios. Cerró la puerta y la levantó en forma nupcial hasta su alcoba, después la recostó en su cama, la cubrió con la colcha y se sentó a un lado a observarla. Pasados 5 min. También se quedó dormido. Cuando Kagome despertó se ruborizó inmediatamente, el chico la tenía abrazada de la cintura con una mano pegándola hacia él, la otra mano la tenía en su cabeza, ambos a una distancia muy corta. Kagome no sabía que hacer , por una parte quería gritar y por la otra besarlo, de pronto él comenzó a abrir sus ojos.
- ¿Podrías decirme tu nombre? – dijo con el rostro ruborizado.
- Inuyasha Taisho – dijo con seguridad
- ¿Inuyasha? Me suena muy familiar...pero no recuerdo de donde- dijo ella tratando de recordar algo.
- Es muy probable que en nuestra vida pasada nos hubiésemos conocido – dijo él acercándose a su oído – Yo no te he dejado de amar.
Lo único que hizo Kagome fue abrir los ojos y levantarse
rápidamente de la cama, ante el asombró de Inuyasha.
- ¿Cómo puedes decir eso si tu y yo nunca nos habíamos conocido? No sé de donde eres ni quien eres realmente. – dijo muy exaltada cruzando los brazos. Entonces Inuyasha se acercó a la chica la tomó de los dos brazos y la recargó en la puerta de su habitación.
- ¿Qué harías si te dijera que conozco todo de ti? – dice Inuyasha con una sonrisa sensual.
- ¿Eh? – dijo Kagome abriendo aún más los ojos y mirando el dorado en los de él. – ¡Suéltame!
- No lo haré- dijo acercándose más a su cuerpo.
- Tú no sabes ni mi nombre – dijo ella desviando su mirada. El la toma de la cintura con una mano y con la otra su barbilla.
- Oh claro que lo sé..., para empezar tu nombre es Kagome Higurashi, sé lo de las muertes de tu padre y tu hermana, ahora sólo vives con tu madre, tienes 15 años, te exaltas fácilmente, pero también siempre sonríes aún en el peor momento – dijo apegándose aún más – y se que te gusto, estás confundida porque yo sé todas éstas cosas
- Me das miedo, me haz estado vigilando –dice tratando de soltarse
- En parte sí, pero por si no lo recuerdas te conozco desde hacer desde hace 100 años, estuve esperando a que reencarnaras y de esta forma estuviésemos juntos para siempre...
Kagome se asombró aún más incluso mostraba en su rostro algo de incredibilidad.
- No es posible, tu no puedes vivir tanto – dijo en señal de victoria.
- ¿Ah, no? – dijo tirándola en la cama y el encima- ¿Sabes una cosa? Tengo 120 años y ¿Quieres saber por qué? – Dijo acercándose al cuello de Kagome – Porque yo soy ese ser en el que no crees...
- Vampiro
- Así es mi amada Kagome – entonces tomó con fuerza el cuello de Kagome- Esto es por ahora, yo sé que tú me amas y yo te amo, por eso quiero permanecer todo el tiempo que viva a tu lado.
Kagome se ruborizó por completo, no sabía ni que contestar. Entonces Inuyasha acercó sus filosos colmillos a su cuello, pero justo en ese momento se escuchó que abrieron la puerta.
- ¡Kagome, ya estoy aquí! – se escuchó la voz de su madre en el piso de abajo.
- ¡maldición! Y justo cuando venía lo bueno, mi amada tengo que dejarte por ahora – dijo subiendo a sus labios y besándola – Que tengas una linda noche, mi amor. Espero que puedas recordarme totalmente – dijo mientras salía por la ventana, en eso entra la mamá de Kagome.
- Hija ¿Cómo haz estado? – se sienta a un lado de Kagome, la cual también ya se había incorporado - ¿Qué tienes?
- Eh, nada , nada , jejeje
Kagome terminó su tarea y se fue a acostar pensando en Inuyasha, ¿Vampiros? Eso era muy raro para ella, siempre quitando programas y libros sobre esos seres u otros que tuvieran poderes, pero ahora en su mente estaba revuelta. Ya no sabía ni que creer.
Siguió divagando en sus pensamientos hasta que se durmió.
A la mañana siguiente, fue a la escuela, ahí encontró a Sango y Kouga discutiendo.
- Te digo que Miroku es muy guapo – dijo con los ojos como estrellas
- Sí como no, después me vas a decir que también Sesshomaru e Inuyasha lo son – dice sarcásticamente
- Tu por que les tienes envidia
- ¡No es cierto!
- Buenos Días – dijo Kagome
- Buenos Días- respondieron Kouga y Sango
- Oye Kouga... ¿A caso dijiste Inuyasha? – dijo con curiosidad
- Sí es que hoy llegaron 2 nuevos estudiantes, Miroku Houshi e Inuyasha Taisho, al cual lo acompañó Sesshomaru Taisho, pero él va a ser profesor suplente. Ah no llevan ni un día y ya todas las chicas se volvieron locas por ellos.
- Es que deberías de verlos, amiga – dice lanzando una mirada asesina a Kouga, él cual comienza a temblar.- Son muy guapos.
- "Inuyasha Taisho, Inuyasha Taisho, Inuyasha Taisho" – pensaba Kagome.
- ¿Kagome? – dice Kouga - ¿En qué estás pensando?
- Eh...en nada importante – pensaba Kagome algo nerviosa – "¿Y ahora qué voy a hacer?
Los tres se dirigieron al salón de clases y se toparon con un hombre muy alto, piel blanca como la nieve, unos ojos dorados, de traje negro, camisa blanca, un cabello más abajo de la cintura , garras y colmillos muy grandes.
- Así que tú eres Kagome Higurashi – dijo con una sonrisa algo malévola pero muy sensual - ¿Eres la novia que hace tiempo perdió mi hermano, cierto?