CAPITULO 11: El regreso de la maldad.

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"Soledad...podría ser un alivio pero...lo más triste que te puede pasar es saber que no hay nadie que te necesita, alguien con quien compartir aquellas experiencias, memorias...aquellos recuerdos...y lo único que puedes encontrar es el vacío..."

Ya no habría lágrimas, sólo un gesto de amor, terminaron de besarse y se miraron a los ojos, ese tipo de miradas con las que no necesitas ni articular una palabra...simplemente no había necesidad de decir nada...pero ninguno de los dos sabía que el destino seguiría jugándoles mal...que eso era la renovación del amor pero...también, el inicio de una nueva desgracia...

- Ves...tú aún me amas- dijo Inuyasha acariciando su mejilla.- ¿Estás segura de esto?

- Sí, al principio no lo comprendía muy bien...fue algo muy inesperado para mí.

- Pero ya no me importa el pasado...me importa nuestro presente...pero...

- ¿Pero?

- Sabes...desearía ser humano de nuevo...así tú y yo...

- Lo importante es que estamos juntos.

- Creo que tienes razón –la abrazó- No te vuelvas a alejar de mí...Créeme que de verdad te necesito, tú eres la única persona que he amado en el mundo y si tú te vas...

- Inuyasha...no dudes de lo que siento

- No lo dudo, simplemente tengo...miedo

- ¿Miedo?

- Miedo de que algo nos separe

- No pienses en eso... -dijo dándole un pequeño y fugaz beso en los labios.

- Kagome...

- Será mejor que te marches...mi madre esta por llegar y no creo que le agrade ver a un vampiro en mi habitación.

- Claro, pero antes –puso una sonrisa maliciosa en los labios, la tomó por la nuca y bajo con sus labios desde su oreja hasta su cuello besándola hasta detenerse en la marca de la mordida de Sesshomaru, colocó sus colmillos sobre esa marca e hizo algo de presión que provocó un poco de dolor en la chica, extrayendo un poco de sangre. Después de poco tiempo, se separó de ella y lamió sus labios que tenían un poco de sangre. Ella lo miró extrañada.

- No quiero que vuelva a acercarse a ti.

- Mmm... ¿Celoso?

- ¡Claro que no!

- ¿Seguro?

- Que sí.

- No te creo Deberías

- Eres un celoso –dijo mientras lo abrazaba más fuerte.

- Bueno...sólo lo estoy un poco –dijo ruborizándose provocando una pequeña risa por parte de Kagome -¿A qué viene eso?

- Simplemente me pareció curioso como estábamos hace poco.

- Olvídalo. Bueno mejor me voy, te veo mañana- dijo él dándole un beso de despedida.

- Oye...pero en sí...¿Qué somos?

- Es cierto...Kagome-dijo mirándola con ternura y la tomó de las manos- ¿Te gustaría ser mi novia?

- Claro –dijo ruborizándose totalmente ya que al escuchar la respuesta el chico había puesto una sonrisa que podría derretir a cualquiera.

- Me voy o sino soy capaz de quedarme aquí para siempre.
- Esta bien.

Sin más, salió de la habitación rápidamente, justo en ese momento se escuchó que la madre de Kagome estacionaba el automóvil y entraba a la casa.

- Buenas noches hija

- Buenas noches

- ¿Por qué tan feliz?


- Por nada en especial.

- Mmm...

- ¿En serio?

- Sí.

- Esta bien, te creeré, vamos a cenar.

- Sí.

Habían pasado tres semanas desde ese incidente, la relación entre Kagome e Inuyasha iba muy bien, excepto por Kouga que siempre se ponía celoso de que estuvieran juntos. En las clases, Sesshomaru miraba de reojo a Kagome, pero no habían hablado nuevamente sobre lo que había sucedido, todo parecía ir bien para la pareja pero...alguien ya les tenía preparada una sorpresa.

- Señor Naraku, creo que es el momento.

- Sí...Creo que ya estuvieron demasiado tiempo juntos.

- Sí

- Ella parece no estar interesada en él...

- No, pero él sí...No deja de pensar en ella

- Jajaja...aún no puedo creer que la última vez que estuvo contigo te llamó como ella.

- Cállate

- Es cierto, te duele...te duele que la ame a ella y no a ti...jajaja

- ...

- Tranquila era una broma –dijo abrazando a la mujer de la cintura.

- No me toques, tonto.

- No decías eso antes...

- Eso ya es pasado

- Sí pero...¿Cuál es la diferencia entre el antes y el ahora? Decías que lo amabas y estuviste conmigo

- Olvídate de eso...

- Esta bien, si tú quieres lo dejaré...de todas formas esa chica, Kagome esta mucho mejor que tú...-dijo soltándola.

- ¡No la menciones! –gritó la chica derramando lágrimas.

Mientras tanto Inuyasha y Kagome caminaban juntos, él estaba más pálido de lo normal se sentía extraño...era la primera vez que pasaba tanto tiempo sin beber algo, se sentía realmente mal y de esto se percató Kagome.

- Inuyasha, ¿Te encuentras bien? Te ves raro...

- No es nada

- No me mientas, se que algo te pasa...

- No tengo nada

- Mmm...¿No haz bebido nada, cierto?

- ¿Eh?

- Es que una vez medio leí en un libro de mi hermana que si no bebían nada de sangre...ustedes...

- Sí, podemos morir, pero lo peor es la ansiedad.

- Inuyasha –dijo deteniéndose y se apartó el cabello del cuello –Bebe...
- ¿Qué? –dijo asombrado -¿Estas loca? Por supuesto que no lo haré –dijo exaltado

- Hazlo, no quiero que mueras.

- No, ahora...¡probablemente bebería casi toda tu sangre! –dijo entrando después que ella a su casa.

- ¿Y cuándo me mordiste por lo de Sesshomaru?

- Eso fue diferente, eso fue un poco comparado con lo que necesito ahora.

- Inuyasha, yo tampoco quiero que mueras, por eso...-dijo ella abrazándolo.

- Kagome...-dijo correspondiendo al abrazo, en eso abrió sus ojos y miró su cuello.

- Toma mi sangre, Inuyasha... -él no pudo más, adiós al autocontrol. En esos momentos Inuyasha abrió sus labios mostrando dos colmillos blancos afilados que perforaron la piel de la joven, la chica hizo un pequeño quejido al sentir como los colmillos se clavaban en su cuello, comenzó a sentirse un poco débil, él no podía más si no fuera kagome seguramente ya hubiera bebido toda su sangre, en ese momento se escuchó un ensordecedor grito. Inuyasha se separó bruscamente de Kagome y ambos observaron a la persona que los miraba aterrorizada mientras Inuyasha se limpiaba la sangre que había quedado en sus labios, esa persona los miraba con un enorme terror...esa persona...la madre de Kagome.

- ¡Aléjate de ella, monstruo! –dijo la madre- Kagome ven conmigo.

- No mamá, lo que pasa es que...

- Son como una plaga...

- ¡Mamá!-La madre observó con asombró a su hija.

- Kagome, ¿Qué sucede aquí?

- Él es Inuyasha, es mi novio – dijo ella nerviosamente.

- ¡No! ¡No! ¡Es inaceptable! ¡Te lo prohíbo Kagome!-dijo la madre muy alterada.- El te matará

- Señora yo no...

- ¡Tú cállate! ¿Crees que no se como son ustedes? Buscan a sus presas, las seducen y después las matan.

- Señora, yo amo a Kagome.

- No toleraré esto...

- Mamá, yo...lo amó –dijo tomando la mano de Inuyasha fuertemente y derramando unas lágrimas.

- Kagome...si de verdad piensas seguir con él...mejor vete de esta casa.

- ¿Hablas en serio?

- Señora no creo que...

- ¡Cállate! ¡Seguramente tú asesinaste a Kikyo ¿Verdad?


- ¿Inuyasha? –Kagome lo miró extrañada al ver que él guardaba silencio.-¿Lo..lo hiciste?

- Lo siento Kagome- esto provocó que las lágrimas salieran por sus mejillas.

- Entonces...

- Yo ya conocía a Kikyo, ella era una de las principales que querían separarnos...en el pasado.

- Pero...era mi hermana...la quería mucho.

- Lo siento.

- ¿Ves? No es más que un monstruo, un asesino.

- Mejor me voy

- Inuyasha...se lo que hiciste pero yo...

- ¡Hija!

- ¿Quieres irte conmigo? –dijo Inuyasha con una mirada triste.

- Hay muchas cosas que quiero saber así que...si es necesario...quiero irme contigo.

- ¿Qué? –dijo la madre - ¡Entonces vete! ¡Cometimos un error al quererte!

Ambos salieron de la casa dejando a la madre de Kagome que lanzaba maldiciones a Inuyasha, ella estaba muy triste...se detuvieron en el parque no habían hablado, reinaba el silencio.

- Inuyasha... ¿Por qué no me lo dijiste?

- Por tonto, por miedo...no lo sé.

- Ella era una de las personas que más amaba en el mundo.

- Kagome...perdóname-dijo abrazándola –ven, te llevaré a tu casa, creo que es mejor que estés con ella que conmigo...he sido un egoísta por quererte tener a mi lado.

- No...perdí a mi hermana y mi madre, la quiero mucho pero casi no esta conmigo...No quiero perder algo más...no quiero perderte a ti...

- Kagome, gracias –dijo dándole un pequeño beso.

Mientras que en las sombras de unos árboles, en medio de ese atardecer...vuelve la desgracia a caer sobre esa pareja...¿el destino devolverá las lágrimas y el sufrimiento?

- ¿Está listo todo?
- Sí –dijo una mujer- ¿Y tú Naraku?
- Claro, no permitiremos que exista la felicidad para los Taisho jajá jajá. Esto apenas comienza.  


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