"Esta oscura noche, escuchó un triste lamento... ¿Qué será? ¿Será el llanto de una doncella al no encontrar a su príncipe?...Aquí estoy cariño mío, pronto volveré a ti, perdóname por dejarte sola..."
Han pasado tres años desde que vi por última vez a Inuyasha, no he tenido noticias de él, es invierno, demasiado frío y doloroso.
"La soledad que atormenta a un corazón, le deja más herido conforme pasa el tiempo... ¿Habrá alguien que pueda salvarle?"
No sé si él ha muerto, pero sí esta vivo... ¿Por qué no ha venido a verme? ¿Por qué no me ha enviado alguna señal de que sigue con vida?- esto era lo que decía Kagome, ahora contaba con 19 años, estaba en una de las habitaciones de la Mansión donde vivía desde hace tiempo con los Taisho.
"Lágrimas de sangre... ¿Pueden expresar lo mismo las lágrimas de los humanos? ¿Podrán transmitir el mismo sentimiento, la misma nostalgia, la misma tristeza?"
Era extraño vivir entre vampiros, no se acostumbraba a verles salir a cazar, se sentía bastante incomoda, ellos le habían pedido que se quedará, que se encargarían de los gastos de su educación; ella no lo había aceptado, dijo que trabajaría, pero ellos dijeron que al menos le ayudarían con una parte.
Ahora, ella trabajaba en una pequeña empresa cerca de la Mansión y le estaba yendo bastante bien. Kouga le había pedido que fuera su novia pero ella no acepto, pensaba que Inuyasha volvería en cualquier momento, además lo amaba...
"Protégeme de mi mismo...quédate a mi lado, luchemos contra el destino, tomándonos de las manos...déjame sentir el calor de tu piel, el fragante perfume de tu piel...permíteme mirar tus ojos, probar tus labios, escuchar tú dulce voz y acariciar tu bello rostro..."
Sango y Miroku seguían juntos, se amaban realmente, pasaban desapercibidos entre la gente de la ciudad...o mejor dicho los humanos eran bastante distraídos como para notar su naturaleza. Izayoi e Inu No Taisho estaban en la misma situación que Sango y Miroku, sólo que ellos habían vivido mucho más tiempo, también había intentando percibir la presencia de Inuyasha pero no habían encontrado nada. Algo indicaba que acabarían por rendirse. Después de todo, ¿Cómo poder encontrar a un vampiro?
"Yo te prometo que no volveré a lastimarte...no te dejaré nuevamente, sin ti no hay eternidad, si no estoy junto a ti, creo que podría perder la cordura...te amo"
Kagome, se recostó un momento y cerró sus ojos. Recordaba todo lo que había pasado con Inuyasha, lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
- ¿Qué te pasó?, Inuyasha...-dijo Kagome. Entonces apareció una silueta en la ventana sorpresivamente- ¿Quién eres?-preguntó Kagome levantándose.
- ¿Ya no me recuerdas?...
- Naraku...-dijo temerosa."No hay porque temer yo estoy contigo...sujeta mi mano...confiemos el uno en el otro..."
- ¿Qué piensas hacer?
- Vengo por ti...-dijo Naraku acercándose a ella.
- ¿Qué pasó con Inuyasha?
- Murió...
- ¡No!-gritó Kagome, al ver como Naraku la tomaba de la barbilla- ¡No!"Ya no llores...prefiero ver tu sonrisa...compartamos el dolor y la felicidad hasta nuestros últimos días..."
Kagome se había despertado agitadamente.
- "¿Un sueño?"-pensó ella, entonces diviso una silueta, como en sus sueños, los rayos de la luna le daban un aura tenebrosa. Ella cerró sus ojos al pensar que seguía en la misma pesadilla.- ¿Quién eres?-pero entonces la persona se acercó a ella y la abrazó.
- Perdóname por dejarte sola tanto tiempo...-los ojos de Kagome se abrieron con sorpresa al escuchar de nuevo aquella voz...
- I...Inuyasha-Kagome se aferró a él y comenzó a llorar.- Que alivio...