Kagome salió de su casa algo triste, ese día su hermana iba a ser sepultada a las 4:00pm.Salió de su casa a las 6:30 para llegar a tiempo a la escuela, ella asistía a una secundaria cerca de su casa a la cual también había asistido Kikyo.
- "Hermana, no puedo creer que tu estés muerta, ¿Por qué te sucedió esto y me dejaste?" – piensa mientras que en sus ojos marrones se forma una mirada triste mientras camina por las calles de la hermosa Ciudad de Londres, era un día algo nublado que reflejaba la tristeza en el corazón de esta chica.
Kagome y su hermana eran muy parecidas, ambas tenían el cabello color azabache, a diferencia de que Kikyo lo tenía más largo y un poco más alaciado. Las dos eran de complexión delgada y de buena figura, Kagome tenía la piel un poco más oscura que la de Kikyo, ya que ésta última tenía la piel muy blanca. Los ojos de Kagome demostraban una dulzura al contrario de su hermana, la cual tenía una mirada fría y calculadora que demostraba la madurez de sus 18 años. Kagome era menor que ella por 3 años.
A pesar de todas esas diferencias, ellas eran muy unidas, siempre iban de un lado a otro siempre juntas, se contaban todo: los novios, los amigos, sorpresas, etc. Se querían mucho y ahora Kagome se sentía fatal sin esa compañía que había tenido durante toda su vida.
Kagome caminaba a paso lento, de pronto se detuvo en una librería donde habían muchos libros de terror.
- Mmm...veamos "Armand, The vampare" de Anne Rice, "Interview with the Vampare" de Anne Rice, "Drácula" de Bram Stoker, etc. Esto sólo sirve para entretener a la gente, no se como hay personas que pueden creer- pensaba mientras se dibujaba en su rostro una cara de disgusto y seguía su camino. Entonces alguien dice:
- ¿Segura que no crees en los vampiros? – decía un joven de cabello plateado muy largo, ojos dorados como el sol que mostraban una mirada algo fría, muy pálido, alto, vestido con un traje color negro, guantes blancos y una corbata igual de color negro. Kagome se giró y observó al chico el cual era muy guapo, lo cual provocó su sonrojo.
- Eh, no, es que yo pienso que sólo son puros cuentos y creencias de las personas, me desagradan este tipo de libros- dice mientras se voltea para no mirar los dorados ojos del chico.
- Pues yo no creo totalmente en todo lo que dicen – responde mientras toma uno de los libros- Eso de que los vampiros no pueden salir a la luz del sol y que son insensibles, ah, al fin y al cabo son libros y precisamente son para entretener a la gente.
- Perdón pero ya tengo que irme, debo ir a la escuela – dice sin mirarlo a los ojos.
- Oh, perdona, ya te entretuve aquí – dice haciendo una reverencia,
- No te preocupes, no es demasiado tarde – responde con una cálida sonrisa.
- Ah bueno, adiós y cuídate...no vaya a atacarte un vampiro jeje
- Jejeje...Adiós – se voltea, comienza a caminar y piensa – "No le pregunte su nombre" – pero cuando se gira para preguntarle- Eh...¡pero si hace unos momentos estaba aquí! Que tristeza- dice con una cara de niña regañada – "Bueno espero encontrármelo nuevamente" – piensa mientras comienza a caminar hacia el Colegio.
- "Yo también, princesa"- piensa Inuyasha mientras se encuentra recargado a corta distancia detrás de un árbol – Bien creo que es hora de visitar a mis padres.
Mientras tanto, en la escuela de Kagome, ella corría hasta el tercer piso que era el último del edificio, ahí se encontró a su mejor amiga Sango platicando con Kouga.Sango era más alta que Kagome, con ojos marrones, cabello negro, su piel más oscura que la de Kagome y de figura bonita. Kouga era un hombre alto, ojos de color verde, moreno y muy musculoso.
- Hola chicos – saludaba Kagome.
- Hola amiga, ¿Cómo te ha ido? – dice Sango
- Muy bien, gracias. Amiga conocí a un chavo muy guapo
- ¡Hey! Se olvidan que aquí tienen al más guapo sobre la Tierra – dice Kouga algo molesto.
- Eso quisieras, feo. Jejeje.- dice burlonamente Sango.
- Jejeje – ríe Kagome.
- ¿Qué puede tener el que no tenga yo? – dice Kouga pasando su brazo por el hombro de Kagome.
- Muchas cosas – dice retirando el brazo de Kouga.- Pero pasando a otra cosa más seria...amigos ayer pasó algo terrible – dice Kagome mientras unas lágrimas se acumulan en sus bellos ojos.
- ¿Qué te sucedió amiga? – dice Sango abrazando a Kagome.
- Es que encontraron muerta a Kikyo – dice mientras una lágrima rueda por su mejilla- Ella estaba tirada en el suelo a unas cuadras de mi casa, tenía una cara de espanto, según el reporte de la policía parecía que alguien la hubiera vaciado ya que había perdido casi toda su sangre, sólo encontraron dos marcas en su cuello como colmillos.- dice derramando más lágrimas.
- Cuanto lo siento, amiga – dice abrazandola.
- ¿Cuándo van a enterrarla? – dice Kouga
- A las 4 p.m., los esperaré – dice sin dejar de llorar
- Claro que ahí estaré, hermosa Kagome- dice mientras acaricia su cabello.
Mientras tanto en una mansión a las afueras de la ciudad, oculta entre varias montañas, se acercó nuestro querido vampiro a éste lugar después de aparecer en la niebla que se encontraba alrededor de este edificio.
- Hijo, haz venido, después de tanto tiempo – dice una mujer de unos 30 años, alta, con el cabello negro muy largo, con algo de flequillo cayendo en su frente, ojos azules,una pálida piel y unas uñas como garras. se acercó para abrazar a su pequeño,.
- Hijo, al parecer tienes algo importante que decirnos, ¿Por eso haz venido, cierto?- cuestionó un hombre alto, cabellera plateada, ojos dorados al igual que sus hijos, unas uñas muy largas, un par de colmillos resaltando de sus labios- ¿Y bien?
- La he encontrado – dijo con una sonrisa algo malvada.
- Oh ya veo, esa chica de la que te enamoraste hace 80 años, que por celos la perdiste y entonces cuando ella te iba a dejar, tuviste sexo a fuerzas con ella y la asesinaste. – dijo el padre, él chico asintió – Vaya de verdad que eres un tonto, a ver si ya controlas más tus ansias de saciar tu cuerpo y tu sed.
- Es que una sangre como esa no se debía desperdiciar y además sigue teniendo un cuerpo de diosa
- Pensé que habías jurado que cuando te la volvieras a encontrar, ibas a hacer que se enamorara de ti nuevamente, beberías su sangre y después la bautizarías con el don oscuro para permanecer juntos en la inmortalidad - dice la madre seriamente.- y no sólo para darte placer a ti mismo.
- He esperado todos estos años, padre, madre; les juro que voy a cumplirlo y en caso de que ella no quiera, le pediré que me maté – dice algo serio y triste- eso sería lo justo- responde desvaneciéndose en forma de niebla.