Al día siguiente, Kagome salió de su casa muy confundida por lo que había soñado el día anterior, iba caminando con la mirada perdida hasta que...
- ¡Kagome! ¡Kagome! ¡Espera!
- ¿Eh? Perdón Kouga. Buenos Días.
- Umm... ¿Te sucede algo?
- ¿Eh? No en absoluto. Vamonos o se nos hará tarde.
- Sí.
Llegaron a la escuela y ahí ya se encontraba Inuyasha junto con Miroku y Sango.
- ¿Entonces han visitado París? –dijo la pelinegra sorprendida.
- Sí, es una ciudad preciosa.-respondió el pelinegro.
- ¡Oh! Sorprendente. ¿Ustedes se conocen desde hace mucho, verdad?
- Sí – dijo Inuyasha- desde que éramos niños, ¿Verdad Miroku?
- Hola –dijo Inuyasha al notar a Kagome y Kouga.
- Buenos Días- dijo Kagome y por su mente pasaron imágenes de su sueño anterior y puso una mirada triste.
- Hola a todos – dijo mirando con odio a Inuyasha.
- ¡Todos a sus lugares! –dijo Sesshomaru que había entrado repentinamente.
Después de las clases Kagome se dirigía a su casa, deseaba preguntarle a Inuyasha si todo eso era cierto, pero tenía... ¿Miedo? , pero ¿Miedo a qué? ¿A qué fuese cierto? ¿A enamorarse? o ¿A qué le hiciera algo?, desconocía la respuesta. Caminaba en la calle, pensativa y triste, en eso se encontró de frente con Miroku.
- ¿Te preocupa, cierto? –dijo él con una sonrisa.
- Eso no te incumbe.
- Eso crees, pero recuerda que yo soy igual... ¿Quieres hablar?
Kagome dudó un instante pero entonces hizo una afirmación con la cabeza y caminaron juntos.
- ¿Ustedes originalmente no eran lo que son, verdad?
- Cierto. No lo éramos. Fuimos humanos como tú, pero todo cambió un día, nuestra forma de actuar y de ser, pero físicamente, seguimos igual que antes.
- Quisiera que me aclararás muchas cosas.
- ¿Es lo que realmente deseas?
- Sí.
- Esta bien. Todo comenzó...
Flash Back
Había una gran fiesta, la mayoría eran personas jóvenes, algunos bailaban, otros conversaban y bebían, en ese momento entre la multitud se distingue la figura de tres jóvenes y a ellos se acercan los padres de dos de ellos.
- Esta es una noche perfecta para encontrar a una buena futura esposa – dijo la madre emocionada.
- Exactamente –dijo el padre.
- Pues a ver.. . –dijo sin ánimos el mayor de los dos hermanos.
- Miroku, tú también, recuerda que eres como nuestro hijo desde que fallecieron tus padres.
- Sí se los agradezco.
- Miren quien llegó, es la conde Akira y su esposa Sakura, miren traen a sus dos hijas. –dijo la madre.
- Ah, los Higurashi... - dijo el padre.
Venía un hombre alto de piel blanca y cabello azabache y unos ojos grises, la mujer era también de piel blanca, cabello azabache pero tenía los ojos cafés. Detrás de ellos venían las dos jóvenes, una más alta que la otra, muy parecidas, cabello azabache y ojos cafés, piel blanca. Se acercaron a los anfitriones. Los hombres besaron las manos de las mujeres, las mujeres hicieron una reverencia y los hombres se estrecharon las manos.
- ¿Cuáles son sus nombres, señoritas?-dijo Miroku con una mirada coqueta.
- Yo soy Kikyo y ella es Kagome, es mi hermana menor –dijo señalando a Kagome.
- Mucho gusto –dijo Kagome cerca de su hermana.
Kagome estaba ruborizada ya que Inuyasha no dejaba de mirarla, de pronto Sesshomaru se interpuso extendiéndole la mano a Kagome.
- ¿Me concedería esta pieza? –dijo haciendo una reverencia.
- Sí. –dijo tímidamente Kagome.
Inuyasha miró a su hermano como diciendo: "Te odio". Se dio media vuelta pero entonces alguien lo tomó del brazo.
- ¿Bailarías conmigo? –dijo Kikyo - ¿O estás más interesado en mi
Hermano?
- Esta bien.
Ambas parejas comenzaron a bailar, Miroku había sacado a bailar a una bella joven rubia y de ojos grises.
- Baila muy bien, señorita Higurashi –dijo el apuesto Sesshomaru.
- Gracias, de usted puedo decir lo mismo.
Inuyasha casi no prestaba atención a las palabras de Kikyo estaba más concentrado en Kagome. Después de un rato los invitados se retiraron, pero antes que nada Inuyasha pidió hablar con Kagome y la llevó a un balcón.Miroku observaba escondido con una mirada pícara.
- Dígame, ¿De qué quería hablar conmigo?
- Pues quería decirle que....usted es una mujer muy hermosa y me gustaría que nos encontráramos más a menudo –dijo ruborizándose.
- ¿Eso es todo?
- "¿Qué tontería he dicho? Ah, seguramente lo tomará mal". – pensaba Inuyasha con una cara de preocupación.
- Jeje...de acuerdo, lo veré mañana a medio día en el parque.- dijo con una sonrisa que alivió a Inuyasha – Se que esto no es correcto pero...- dijo y se acercó dándole un beso en la mejilla, después se alejó y se fue. En eso llegó Miroku.
- Vaya amigo, tienes suerte, ¿Eh?
- Cállate.
- Jejeje.
- Dije que té calles.
- Esta bien, esta bien, no te molestes. Pero lo bueno es que al parecer te corresponde. – esto provocó una sonrisa en Inuyasha.
- Sí...estoy muy feliz.
Fin del Flash Back.
- Esto sucedió cuando aún éramos humanos, después de ese instante, pasaban mucho tiempo juntos, se enamoraron y ya tenían fecha para la boda.
- ¿Boda? Entonces lo que soñé....¿Fue real?
- ¿Soñaste?
- Soñé que estaba con Inuyasha, después ustedes eran atacados por un tal Naraku y luego Inuyasha ya estaba convertido en lo que y yo le preguntaba el por qué estaba así. ¿De verdad ocurrió eso?
- Sí.
Kagome estaba en shock, no sabía ni que decir, su confusión se había hecho mayor.
- ¿Quién es Naraku? ¿Y todos los que estaban con él? ¿Qué les paso?
- Ellos eran de una de las familias nobles de este país. Eran extraños, el pueblo los veía como tú nos ves a nosotros, sólo que se desconocía su verdadera naturaleza. Ellos nos veían con odio ya que nuestra familia era una de las más importantes junto con la tuya. Su odió les pudrió el corazón trayendo la desgracia a los Taisho y a mí. Cuando murieron mis padres, era hijo único y era muy joven los Taisho me acogieron y siempre he sido amigo de Inuyasha. Aunque tal vez lo dudes él es una buena persona, sufrió mucho por ti, pero eso no me corresponde decírtelo.
- Tal vez... yo fui mala con él...
- Nosotros utilizamos a los seres humanos como alimento, al igual que ustedes lo hacen con los animales...simplemente sobrevivimos.
- ¿Él me mostró todo eso?
- Es muy probable...bueno tengo que irme – dijo tomando su mano y besándola con caballerosidad.- Cuídese señorita.
- Sí...gracias por todo.
De pronto Miroku desapareció, Kagome entró en su casa, en la cual se encontraba su madre.
- Ya vine.
- Que bueno, hija. ¿Sucede algó? – dijo al ver el rostro lleno de confusión de su hija.
- No, no es nada.
- Esta bien...
- ¿Cenaras?
- Sí.
Después de la cena Kagome realizó sus tareas ya que no quería atrasarse. Mientras tanto en una gran mansión se encontraba Inuyasha, acostado boca arriba.
- ¿Así qué le contaste?
En ese momento de entre las sombras sale Miroku,
- Sí, lo hice, ¿Te molesta?
-
- No, en absoluto. – dijo Inuyasha cerrando los ojos y sonriendo.
- ¿Le dirás todo?
- Mmm... -dijo Inuyasha tomándo una cara seria y levantandose.- No quisiera...
- Ya lo creó...
- Ni yo puedo perdonarme...
Flash Back
En una habitación se encontraba Inuyasha sentado en un sillón, dejaba caer una mano en él respaldo y en la otra tenía recargada su barbilla. En la habitación había uyna gran chimenea, observaba el fuego perdiéndose en sus pensamientos. De pronto llega Kagome y lo abraza por el cuello de espaldas.
- Inuyasha, ¿Te sientes bien? Mañana es nuestra boda.... Y últimamente estas muy serio...
- Estoy bien
- No es cierto...
- ....
- ¿Por qué no me dices nada?
En eso Inuyasha se pone de pie y se acerca furicamente a Kagome haciendo que ésta se recargué en la pared, la toma de las manos y se acerca hasta que sus frentes se toca.
- ¿Inuyasha?
- Dime si vas a amar a pesar de lo que suceda.
- ¿por qué me preguntas eso?
- Contéstame. ¿Ayer por qué te besaste con Sesshomaru?
- No fue por gusto.
- No lo niegues.
- ¡Inuyasha ya estoy harta de tus ataques de celos! No se por que te amo...
- ¿Yo celoso?
- Sí... siempre, no soportas ni siquiera que hable con mis amigos.
- Ellos quieren algo más que una amistad.
- No es cierto
- ¿Me estás diciendo mentiroso? ¿Yo Inuyasha Taisho?
- Claro, y egocéntrico también.
- Cállate.
- No quiero. Creo que será mejor detener esto.
- ¿Qué quieres decir?
- Que ya no habrá boda ni nada entre nosotros.
- No lo harías.
- Sí, suéltame.
- No.
- Déjame en paz.
- Sí no eres mía, de nadie.
- ¿Qué pretendes hacer?
- Ya verás.
En eso la toma de una mano y la jala por los pasillos, ella no puede liberarse, siente miedo, por primera vez sintió miedo de él, quería huir pero no podía, él no la soltó ni un segundo, temiendo a que se escapara.
- ¡Inuyasha, suéltame!
- Joven, ¿Qué hace? –dijo uno de los sirvientes de Inuyasha.
- Silencio.
- Ayúdeme.
- ¿Qué pretende hacer con la señorita?
- No preguntes, sabes demasido –dijo Inuyasha golpeó al hombre, él cual cayó muerto debido a la fuerza sobrenatural del chico.
- Ahora vamos.
- ¡Ah! –gritó Kagome al ver al pobre hombre - ¡Déjame en paz! ¡Te detesto!
- ¿Prefieres irte con mi hermano?
- Si es mejor que estar aquí sí –dijo Kagome llorando.
- Pues no es posible.
La mansión extrañamente parecía desierta, entonces Inuyasha la llevó a su habitación y la lanzó a su cama.Estaba aterrada y parecía que a él no le interesaba.
- ¿Por qué? ¿Por qué haces esto?
- Kagome...te dije que no serías de nadie más.
- ¿Eh?
Kagome se recargó en el respaldo de la cama.
- No, no lo hagas.
- Es demasiado tarde para detenerme.