Seguimos y andamos

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Imagina: Solo sígueme la corriente.

Partes 2 de 2.

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Al abrir tus ojos a la mañana siguiente, todo a tu alrededor giraba sin parar. Tu cabeza se sentía como una bomba a punto de explotar. Sentías mareos y enormes ganas de devolver todo tu interior al retrete.

"Una buena noche," —pensaste sin descaro.

El reloj marcaba las 12:45 pm. Te quejaste por la luz del día que escapaba por tu ventana, mientras débilmente tomabas tu celular para marcar el número de Alicia, su voz se escuchó a los cuatro sonidos.

— ¡Pietro me llamo anoche y me dijo que estabas bien! —comenzó a gritar. Alejaste el teléfono de tu oído, maldiciendo su nombre.

— ¡Alicia cierra la boca! —murmuraste débil. — ¿De qué hablas? yo volví en un taxi.

— ¡Oh por dios! No recuerdas nada, ¿cierto? —rió.

— ¿Recordar qué? —preguntaste incrédula y con cierto miedo.

La risa de Alicia se escuchó del otro lado de la línea, mientras tú esperabas impacientemente por una respuesta. —Nena, estabas cayéndote de ebriedad. Llamé a Pietro, ¿Recuerdas que me dio su número por si alguna vez te metías en problemas? El vino por ti, y después se fueron.

Tus ojos cayeron en blanco, todo comenzaba a regresar a tu memoria.

— ¡Maldita sea! —susurraste para ti. Lanzaste el celular, apresurándote a buscar al gemelo Sokoviano.

Nadie en la torre parecía estar presente, corrías de habitación en habitación, gritando a los demás por sus nombres pero nadie respondía. Una diminuta nota que habías pasado por alto te esperaba en tu buró, la letra de tu padre se leía en ella:

"Cosas de héroes, te veo en unas horas."

Dejaste ir un gran suspiro de alivio, al menos tendrías unas horas para pensar en tu disculpa. Vagueabas por la torre, hasta que te detuviste frente a la habitación de Pietro. Un sentimiento curioso te invito a pasar y descubrir secretos que pudieran existir, intrigada aceptaste.

La habitación era espaciosa, sin mucha luz estorbando un dulce sueño y para como pensabas de Pietro, bastante ordenada.

"Tal vez Wanda... o babas." —justificaste.

Comenzaste a dar un pequeño recorrido, apreciando cada espacio de aquella curiosa habitación, en el buró no había más que loción y algunos periódicos. Tus manos abrieron los cajones y para tu sorpresa, una foto tuya se ocultaba a plena vista. Recordabas ese día, habían sido las vacaciones de colegio. Estabas reluciente, sonriendo a la cámara con tu bañador y lentes de sol. Sentiste el calor subiendo por tus mejillas pensando las mil razones que Pietro te daría cuando le preguntaras sobre la foto.

Comenzabas a caminar hacia la salida, pero voces distantes te detuvieron; eran Pietro y el Doctor Banner. Inconsciente, te escondiste en el primer lugar que tus ojos encontraron, el closet, y rogaste a todos los dioses que a Pietro no se le ocurriera cambiarse de ropa.

Minutos después rotundos pasos marcaron el ensordecedor silencio de la habitación, podías ver por las rejillas del closet la silueta de Pietro caminando alrededor, estirándose un par de veces y luego... Quitándose la camiseta que cubría su esbelto torso. Tus ojos se abrieron contemplando aquel espectáculo, pero tus nervios se elevaron cuando Pietro se dirigía a donde te encontrabas.

Sus manos tocaron ambas manecillas y al abrirse, su voz soltó una grave expresión.

— ¿Pero qué demonios haces aquí? —gritó sorprendido.

Decidiste voltear los papeles, enfrentándolo de una vez lo que veías venir. — ¿Por qué tenias esto en tu cajón? —alzaste la foto ante sus ojos. Su mirada cambio por completo, luciendo enteramente sorprendido.

— ¿Desde cuándo eres tan curiosa? —respondió apenado.

—Vamos, la curiosidad mato al gato, pero nunca me podrá matar a mí, contesta Pietro. —retaste.

Pietro se movía incómodamente, sin poder mirarte a los ojos. —Yo, bueno... la tomé prestada. —confesó.

— ¿Ah sí? ¿Y como para que la requieres? —continuaste.

—Ya sabes... para investigación. —susurró cabizbajo.

Dudaste un momento de su patética pero tierna justificación. Tomaste un momento para pensar en que mas decir. — ¿Porque me fuiste a recoger al club? Bien se cuidarme sola. No necesito un niñero.

Pietro te miró ofendido, y por la mirada que su rostro mostraba, algo molesto. — ¿Eso piensas? Te prefiero ebria, si en estos planes andamos.

¡BOOM! Como cubeta de agua fría.

—Ni ebria, ni sobria, ni andamos, ni nada piernas veloces. —gruñiste caminando hacia la salida.

—Tanto odio, pero anoche me rogaste que te besara. —habló.

—Pues no se que estaba pensando. —defendiste.

Una sombra azul pasó delante de ti, y al tratar de abrir la puerta el seguro te lo impedía. Pietro estaba detrás de ti, balanceándose en sus talones mirándote gracioso.

—Abre Maximoff. —ordenaste. Pietro negó con la cabeza. —Te daré hasta la cuenta de tres. Uno... Dos... Tres.

Y justo antes de que pudieras hacer algo, Pietro te sujetaba a él, con ambos brazos a tú alrededor y sus labios acariciando los tuyos. Fue tan rápido para verlo venir, pero aun así, no podías enojarte. Morías por estar así con él. Sus cuerpos se movían hasta que finalmente tus piernas toparon con el borde de la cama, Pietro te recostó cuidadosamente, para después seguir besándote dulcemente.

— ¿Así que no necesitas a un niñero? —preguntó separándose de ti.

—Hablare con mi padre al respecto. —respondiste.

—Te cuidare cuando sea. —enarcó ambas cejas. Tú reíste levemente.

—Ahora solo bésame Speedy, pero baja tu velocidad un poco.

—Solo por ti. —susurró y atacó de nuevo tus labios.

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¡Lamento tanto haber tardado tanto con la segunda parte! Pero espero les haya sacado una sonrisa :)

Recuerden que el concurso ya está en marcha y el ultimo día para mandar sus historias es el 24 de Octubre... también por si les interesa en poco tiempo estaré subiendo un OS de Pietro, por si gustan leerlo.

¡Nos leemos!


«Imaginas» |Pietro Maximoff // Quicksilver| #AvengersAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora