20 de Noviembre del 2014

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En la mañana Jake pasó por Alex y por mí para ir a la escuela. Cuando nos subimos a su auto me senté en el asiento de adelante, la verdad es que no sé si hubiera estado mejor que mi hermano se fuera adelante pero creo que ya era la costumbre de sentarme ahí.

Jake no dijo ni una sola palabra en todo el camino, de hecho nadie dijo nada. Yo sólo iba pensando en qué le iba a decir a mis amigos llegando a la escuela seguro están más que enojados conmigo y no los culpo.

Cuando llegamos salí corriendo para buscar a Cass y Liam, ni si quiera le di gracias a Jake.

Los busqué como loca por toda la escuela y nada. Ya estaba a punto de dar el timbre para que las clases empezaran de todas formas coincidía con ellos a tercera hora.

Llegué al salón de clases un poco agitada y voltee a ver a Jake que estaba sentado donde siempre, ahora no podía sentarme con él. Voltee a ver a Cass y Liam que igual estaban sentado donde siempre uno atrás del otro. Llegué y me senté a lado de Liam, estaba muy nerviosa, ellos me voltearon a ver y se quedaron callados.

La clase comenzó.

—En verdad lo siento. —Me animé a decir.

Ellos no me contestaban.

—Les juro que ya tenía todo listo para ir pero a veces las cosas no salen como uno quiere. —seguí diciendo.

—Está bien Mia, entiendo que hayas tenido cosas más importantes qué hacer. —dijo Cass.

—No, no es eso. En verdad iba a ir pero las cosas se complicaron, miren, últimamente las cosas no han ido muy bien en mi casa.

—¿Cómo? —dijo Liam algo serio.

—Mi papá se fue de la casa hasta no sé cuando, por ahora no tenemos auto.

—Siempre inventas mentiras para evadirnos. —dijo Liam molesto.

—¿Qué? —yo igual me estaba molestando ¿Cómo que no me creían?

—Tú y yo sabemos que no faltaste porque te sentías mal. —siguió diciendo.

—¿Ah no? ¿Y qué se supone que estaba haciendo?

—Ya déjalo así.

—Yo sólo quiero arreglar las cosas con ustedes. No puedo creer que no me estén creyendo, yo...

En eso la maestra me interrumpió.

—Mia ¿Tienes algo qué decirnos a todos?

—No...

—Será mejor que nos esperes a fuera.

Salí del salón, estaba furiosa. No podía creer que no me creyeran, en estos me momentos no quería saber de nada ni nadie.

Me senté en las gradas de las canchas de fútbol. Tenía ganas de llorar pero no podía hacerlo estaba tan enojada que por más que intentara nada. Seguro deben odiarme ¿Qué pasó para que todo esto pasara? ¿A qué hora toda mi vida se empezó a caer?
Mis amigos, mis papás.
Sonó la campana del receso, no sabía si ir a buscarlos de nuevo e intentar hablar o sólo quedarme aquí sola.

—Ya tienes muchos problemas para estarte metiendo en más.

Oí que alguien dijo. Voltee y era Jake.

—Quiero estar sola...

Me ignoró y se sentó a lado mío ¿Qué parte de "quiero estar sola" no entendió"?

—¿Qué sucede? —me dijo.

—Mis amigos me odian. Ellos piensan que soy una mentirosa.

—¿Y lo eres?

—No.

—¿Entonces? Tú dijiste algo ya es problema de ellos si te creen o no.

—Pero es que me enoja que... —suspiré y lo abracé.

Él también me abrazó.

—¿Sabes? Cuando llegué aquí no tenía ningún amigo y me sentía muy solo, la gente aquí es muy diferente. Luego te conocí a ti y es como si pudiera confiar en ti para lo que sea. Te quiero, Mia.

No le dije nada, no sabía qué decirle. Vi que de su cabeza colgaba uno de sus audífonos así que intenté cambiarle el tema.

—¿Qué escuchabas?

Me puso el audífono. Se limitó a hablarme.

Pude identificar que era Nirvana pero estaba segura que la canción no era de ellos. Así que decidí preguntarle:

—¿Cómo se llama la canción?

The Man Who Sold The World.

No me sonaba ni poquito el nombre, creo que nunca la había oído y por esa misma razón estaba segura que no era de Nirvana.

—¿Y de quién es la original?

David Bowie.

Andaba muy serio pero de todas formas de nuevo estábamos los dos abrasados escuchando música. En verdad apreciaba su compañía y en serio lo quería.

—Yo también te quiero. —y le agarré la mano.

Simple As ThisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora