·furiosa·

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Recuerdo que la primera vez que me gritaste sentí temblar el suelo que mantenía mi corazón en su sitio.

Hacía días que tu mirada rehuía la mía, que dormías separada de mi y cambiaste todos tus horarios... hasta que perdiste el control.

Tiraste mis lienzos al suelo, al igual que todo cuanto estaba a tu alcance.

Me eché a llorar y dejé que el miedo creciera dentro de mi porque no había nada que me asustara más que verte en aquel estado.

—¿Quién te crees que eres para hacerme esto? ¡Dime! ¡Sé sincera por una vez en tu miserable vida!

No pude parar de negar con la cabeza a la vez que lloraba de forma inconsciente y me diste un fuerte empujón cuando pretendí rodearte con mis brazos.

—Kháos, es todo mentira... —solté sollozando. —¡Jamás te engañaría!

—Lila te ha visto con él, ¡no juegues ni se te ocurra volver a mentirme!

—No es nadie, no es cierto, ¡no lo es! —insistí con un mar de lágrimas bajando por mis mejillas.

—¿Piensas que soy estúpida?, ¿de verdad lo piensas?

Insistí nuevamente acercándome a ti y ni siquiera sentí dolor cuando me pegaste.

Notaba calor descendiendo de mi nariz y estaba en el suelo sin más lágrimas en los ojos, en maldito y condenado silencio.

Podía oír como empezabas a perder el control de tu respiración y llorabas de forma desconsolada. Pero ni siquiera moví mi gesto.

La ansiedad, la sangre, el dolor interior y exterior me superaban.

Kháos. Primer libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora