·preocupante·

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Recuerdo que aquella noche no logré pegar ojo durante ninguna de las horas que pasé en la sombría sala de espera.
Se me hicieron eternos los minutos intentando recordarte de una manera diferente a la que acababa de presenciar; quizá sonriéndome y hablándome del último libro que te había vuelto loca...

Cuando uno de los enfermeros que merodeaba por todas partes fue tan amable de relatarme la forma en la que te habían encontrado, bajo un puente en una calle cuyo nombre jamás había escuchado, me limité a inspirar profundamente y solté el aire como si llevara varios años sin hacerlo y mis pulmones se hubieran petrificado por el desuso.

Kháos. Primer libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora