Recuerdo que no podía dormir, que aún sentía que mi corazón no estaba en el sitio de siempre y que no latía como de costumbre. Pero, ¿cómo se supone que debe latir un corazón roto?
Esperé y esperé hasta que podría decir que esa situación acabó. En algún momento, fuera cual fuera, mi mente se quedó en un negro como el de tus alas y plumas.
Y voló muy lejos aquella noche.
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Kháos. Primer libro.
Short StoryEs fría y lejana, pero es mi satélite al fin, y me deshago en polvo de estrellas por ella. © 2015. Iulia Kosztandi. Todos los derechos reservados.