CAPITULO 5: SAQUE DE BANDA O DE FONDO

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DANIELLE

Para cuando desperté estaba en el hospital. Era un lugar que podía distinguir a kilómetros, sino, ¿Por qué otra razón me dolería el brazo y tendría algo pegado a la cara?

Algo mareada me levanté y me arranqué los tubos esos que tenía en la nariz. Inmediatamente los monitores empezaron a pitar y un par de enfermeras llegaron.

― ¡Cálmese señorita! ¡No debe moverse!― me ordenó una acostándome a la fuerza.

― ¡Suéltenme!― grité desesperada. Si había un lugar que odiara ese era un hospital, lo aborrecía.

― Por favor, tranquilícese, no puede hacer fuerza, esta herida― dijo la otra tratándome con más delicadeza.

― ¿Cómo que herida? Yo no tengo ninguna herida, Ángel es la que está lastimada― repliqué quedándome quieta.

― Tu amiga está bien, pero tú tenias un corte profundo en el brazo, varios moretones en el estómago y una contusión en el cráneo, ya descartamos una hemorragia interna pero de igual manera debes guardar reposo― explicó despachando a la otra enfermera con una señal.

Me tomé unos segundos para calmarme y repasar mentalmente lo sucedido. No recordaba nada de eso.

― Está todo bien, no te preocupes, ¿sabes qué día es hoy, linda?― preguntó revisando el suero.

― ¿Qué? No...no tengo ni idea― contesté alterándome de nuevo.

― ¿Sabes dónde estás?― inquirió leyendo la historia médica.

― ¿Cómo lo voy a saber si me acabo de levantar?

― ¿Qué edad tienes?― continuó sin mirarme.

― 17.

― ¿De dónde eres?

― De la capital

Entonces noté el acento extraño de quien me atendía.

― No estoy en la capital ¿verdad?

― No, linda, no lo estás, ¿tienes un número en el cual podamos contactar a tus padres? ¿Algún familiar o tutor?

― Sí, claro, ¿Dónde estoy?― no reconocía el acento.

― Escribe el número aquí y me encargaré de que alguien se comunique con ellos― y se salió por la tangente.

Rápidamente garabateé los números en la hoja y se la entregué.

Ya estaba a punto de irse.

― ¿Qué paso con la chica que estaba conmigo? La que tenía rotas varias costillas...― curioseé con miedo de la respuesta.

― Está bien, está en la siguiente habitación, no te preocupes― respondió sonriendo.

― ¿Puedo verla?― pedí endulzando la voz.

La mujer, que luego entendí era una doctora, me miró con ternura.

― No sé si te dejen salir― dijo entrando de nuevo.

― ¿Quién no me va a dejar salir? ¿Las enfermeras? Ordéneles que me dejen ir con ella― repliqué.

La doctora no respondió y se limitó a mirar mi brazo izquierdo.

Intenté levantarlo para mirar pero no pude. Algo metálico chocó contra la baranda de la cama y al buscarlo descubrí que era: estaba esposada a la cama.

― ¡¿QUÉ DIABLOS ES ESTO?!― exclamé supremamente enojada.

― ¡Cálmate!― pidió tomándome de los hombros para acostarme.

Friends with Benefits - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora