CAPITULO 50: ULTIMO CUARTO

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CAPITULO 50: ÚLTIMO CUARTO

Al abrir los ojos, el pánico recorrió la piel de la rubia al sentir unos brazos que la rodeaban. Se giró con cautela y el corazón se le detuvo al ver el rostro de un Ángel profundamente dormido. La habitación estaba fría y una delgada capa de hielo había empañado las ventanas. El invierno había empezado y ese día sería la graduación.

Paralizada, Danielle intentó calmar su respiración. Nunca pasó por su cabeza que el día en que se graduaría despertaría en los brazos de Ángel. No sabía si eso era buena o mala suerte, y prefirió no meditarlo.

Armándose de valor, estiró el cuello y le dio un suave beso en los labios. No hubo respuesta. Frustrada, torció la boca y lo intentó por segunda vez. En esta ocasión, la pelinegra reaccionó y, medio dormida, le correspondió el beso. Danielle sentía que el corazón estaba a punto de saltarle del pecho.

-Ojalá despertara así todos los días- dice Ángel con una media sonrisa.

-¿Lo dices en serio?- preguntó sin poder contenerse.

Jhacomme abrió los ojos como si esa voz no fuera lo que esperara y, aunque se esmeró en ocultarlo, ya era demasiado tarde.

- Vale, lo capto- soltó la rubia saliendo de la cama.

Ambas estaban desnudas y el único lugar caliente era el enredo de cobijas que las envolvía. Sin embargo, llena de orgullo herido, salió de la habitación. La otra se quedó en la cama sintiéndose fatal por lo que acababa de pasar. No sabía de dónde habían salido esas palabras pero, el problema no era despertar con Danielle, sino saber si eso era lo que realmente quería y sólo había sido traicionada por su subconsciente. Al fin y al cabo, ella había accedido a la petición de la rubia para estar juntas. La pregunta era, ¿lo estaban?

Danielle fue a la cocina y encendió la cafetera; no era muy amante del café pero, con el frio que estaba haciendo, decidió hacer una excepción. El sonido del café colándose, la distrajo. Habían pasado dos semanas desde ese fallido partido de baloncesto. Como eran los últimos días antes de graduarse, sólo se habían visto unas horas por las tardes, pues todo el día la rubia estaba ocupada preparando la fiesta de graduación, la graduación misma y demás. El problema o, más bien, lo que la confundía, era que sólo se habían visto para tener sexo. Le parecía irónico.

Ángel buscó algo de su ropa para vestirse y se envolvió en el cobertor. Bajó en silencio y entró a la cocina. Danielle estaba recargada contra el mesón de espaldas a la puerta completamente desnuda.

- Lo lamento- dijo la pelinegra. La rubia ni se inmutó.- Me tomaste desprevenida- agregó.

- Tu fuiste la que aceptó esto- replicó.

La de ojos grises entró a la cocina y se sentó en una de las sillas de la barra.

- ¿Qué es esto?- disparó la otra antes de darle tiempo de hacer la misma pregunta - ¿Somos novias? ¿Somos algo?- insistió con un pequeño tono de desesperación.

- ¿Quieres que seamos algo?- preguntó Ángel.

- Esa no es la respuesta que buscaba- sin querer, los ojos se le llenaron de lágrimas.

El pecho de Ángel se comprimió al verla tan sensible y corrió para abrazarla. Sin embargo, la rubia la alejó.

-¿Qué pasa?- inquirió ya molesta.

- No me gusta ser tan débil cuando estoy contigo, no estoy acostumbrada a serlo con nadie- contestó dándole la espalda.

-Dijiste que querías estar conmigo...

Friends with Benefits - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora