CAPITULO 21: ESCUCHA Y ENTENDERÁS

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Memories consume like opening the wounds
I'm picking me apart again
You all assume
I'm safe here in my room
Unless I try to start again
I don't want to be the one the battles always choose
Cuz inside I realize that I'm the one confused

I don't know what's worth fighting for
Or why I have to scream...
I don't know why I instigate
And say what I don't mean...
I don't know how I got this way
I know it's not alright...
So I'm breaking the habit
I'm breaking the habit tonight

Clutching my cure
I tightly lock the door
I try to catch my breath again
I hurt much more than any time before
I have no options left again
I don't want to be the one the battles always choose
Cuz inside I realize that I'm the one confused

I don't know what's worth fighting for
Or why I have to scream...
I don't know why I instigate
And say what I don't mean...
I don't know how I got this way
I'll never be alright...
So I'm breaking the habit
I'm breaking the habit tonight

I'll paint it on the walls
Cuz I'm the one that falls
I'll never fight again
and this is how it ends...

I don't know what's worth fighting for
Or why I have to scream...
But now I have some clarity to show you what I mean...
I don't know how I got this way
I'll never be alright...
So I'm breaking the habit
I'm breaking the habit
I'm breaking the habit tonight

Breaking the habit – Linkin Park



DANIELLE

¿Qué hacía yo exactamente con la oreja pegada a la puerta de la habitación de Ángel y Kyra? ¿En qué momento había caído a tan bajo nivel? ¿No podía simplemente enviar a alguien más? ¿Jugarles una broma? ¿Interrumpirlas tocando la puerta para luego esconderme? ¿Contarle a la entrenadora que dos chicas estaban teniendo sexo?

No, no podía hacer nada de eso. Era como si tuviera los pies soldados al piso y la oreja a la puerta.

Sabía exactamente qué estaban haciendo y en qué parte de la habitación lo estaban haciendo. Sabía que estaban en la cama porque el colchón crujía con cada movimiento que hacían y sus respiraciones pesadas me indicaban si se estaban besando o manoseando.
Me recargué de espaldas a la puerta y apreté los ojos tratando de no escuchar nada más pero, no podía. Parecía que mi órgano auditivo estaba configurado para escuchar todo lo que sucedía allá adentro.

Algo me empezó a cortar las mejillas, era caliente y filoso. No supe qué era hasta que llegó a la comisura de mis labios y sentí su sabor amargo. Estaba llorando.

Abrí los ojos con sorpresa y me llevé las manos al rostro para limpiar la humedad. ¿Por qué no podía parar de llorar? tLas lágrimas caían tan rápido que cuando apenas lograba limpiar unas, otras ya las habían reemplazado.

― No puedo...― jadeó Kyra. El colchón crujió bruscamente. Se había puesto de pie.
― ¿Qué pasa?― preguntó Ángel haciendo un esfuerzo por ocultar su tono de fastidio.
― Es que...no puedo, yo...es mi primera vez― respondió la pelirroja susurrando lo último. Si no lo supiera de antemano seguramente no lo habría escuchado.

Se hizo el silencio por varios segundos.

― ¿Tienes miedo de que te lastime?― inquirió Ángel con el orgullo herido.
― No no...en absoluto...es sólo que...pues...no quiero que todo sea tan rápido― se excusó la ojiverde.

La conversación distrajo mis lágrimas.

De nuevo se hizo el silencio.

― Descansa, tienes práctica con el equipo en una hora― cortó la pelinegra caminando hacia la puerta donde yo estaba parada como una tonta.
― ¡Amor! No quiero que te enojes...― suplicó la pelirroja alcanzándola antes de salir.

¿Por qué seguía ahí parada?

― No estoy enojada pero, me lo hubieras dicho antes de calentarme― contestó la de los ojos grises.

Estoy segura de que Kyra abrió la boca sorprendida como yo lo acababa de hacer.

― ¡¿QUE TE CALENTARA?!― repitió la ojiverde sumamente ofendida ― No fui yo la que empezó a manosear a la otra― replicó alejándose hacia el fondo de la habitación. Ángel la siguió.

Me di cuenta que no estaba respirando.

― Tú no me detuviste tampoco― argumentó Ángel.

Tuve que apretar los labios para no reír. ¡Que cínica se había vuelto! En ese momento estaba del lado de Kyra, Jhon me salía con esas respuestas en ocasiones. Eran ofensivas.

― ¡Arg! Lárgate y regresa cuando te comportes como una verdadera persona― ordenó la porrista.

Antes de que terminara la frase yo ya sabía que Ángel le haría caso y empecé a mirar hacia los lados sin saber dónde meterme. Sus enojados pasos me advirtieron que no tenía tiempo y me metí en la habitación de enfrente. Apenas cerré la puerta escuché como la pelinegra abría la de ella y luego la azotaba. Solté un pesado suspiro en medio de una sonrisa reconociendo que estuvo a punto de descubrirme espiando.

Alguien tomó aire detrás de mí con sorpresa y yo me giré de inmediato.

Ximena estaba sobre Alexandra practicando el "69". Ambas estaban desnudas, sudando, y evidentemente muy excitadas. Mi entrada había cortado el momento de raíz. Fingí sorpresa quedándome quieta como si intentara analizar la situación y procuré abrir mucho los ojos a medida que pasaban los segundos. Eso sí, me estaba rompiendo en carcajadas por dentro y me costaba mucho no demostrarlo en el rostro.

Ninguna de ellas fue capaz de hablar, ni siquiera de moverse. Tampoco podían dejar de mirarme con terror.

― Tenemos práctica en una hora― anuncié cortante y salí de la habitación.

Apenas cerré la puerta me cubrí la boca para ahogar la carcajada. Escuché que dentro de la habitación ellas empezaban a correr de un lado a otro, seguramente buscando su ropa.

Todavía tenía energía de sobra pero no podía meterme a la piscina. Si alguien del equipo me veía se formaría el problema. Jhon estaría, probablemente, durmiendo como un tronco. Azrael seguramente estaba con alguna de sus conquistas.
Iba caminando mientras meditaba qué hacer hasta que llegué, de nuevo, a la alberca. Laura estaba dentro de ella apoyada sobre uno de los bordes con la cabeza escondida entre los brazos. Mientras me acercaba recordé algo.

**********

Ángel y yo estábamos abrazadas en el sofá de mi sala.

― No te voy a dejar, somos amigas ¿no?― dijo ella.
― Con derechos― aclaré por si las moscas.
― Con derechos...― repitió para darme la razón.
― ¿No te alejarás de mí para irte con Kyra?― pregunté con miedo.
― Te juro que no lo haré― respondió besando mi frente.


*************


Repasé mis colmillos cuando recordé aquel día. Los ojos se me humedecieron un poco pero lo controlé respirando entre grandes bocanadas de aire.

― ¿Qué haces aquí sola?― pregunté parándome frente a ella bloqueándole la poca luz del atardecer.
― Que te importa...― respondió sin moverse.
― Pensé que estarías en tu habitación teniendo mucho sexo con tu novia― comenté sentándome a su lado con las piernas dentro del agua.

Levantó la cabeza y me miró con rabia. En el fondo ella sabía que yo la estaba espiando.

― Kyra no quiso que tuvieras sexo― confesó mirando hacia otro lado.

Al parecer le sorprendía ser capaz de hablar de eso conmigo.

― Wow... ― exclamé sin esforzarme porque sonara sincero ― ¿Te dijo por qué?― inquirí con descaro.
― Es virgen― reveló sin problema.

Aproveché que había escondido su rostro entre los brazos para sonreír con libertad.

― Bueno, eso no me sorprende mucho, es toda una santurrona― dije ya con dolor en las mejillas por la sonrisa.
― A ti nada te sorprende...― murmuró con molestia.

Solté la carcajada.

― Eso es cierto― acordé moviendo las piernas en el agua.

Me miró con furia mientras me reía. Tomó una de mis piernas y me jaló dentro del agua. Cuando salí para tomar aire, estaba encerrada entre sus brazos y el borde de la alberca. Pude oler su lujuria apenas abrió la boca.

― Hace mucho que no tenemos sexo...
― Tienes novia― declaré tratando de mantener la compostura.
― Y tú tienes novio pero eso nunca nos detuvo, ¿cierto?― presionó acercándose.

Puse mis manos en su pecho para detenerla y darme espacio.

― Nos pueden ver― eso no era lo que quería decir.
― ¿Y si conseguimos un lugar donde nadie nos vea?
― Quiero decir que KYRA nos puede ver― eso tampoco era lo que quería decir.
― No te estás negando...― susurró muy cerca de mi oído. Tenía razón.
― Sólo me buscas porque Kyra te dejó caliente, mil veces te he dicho que yo no soy el segundo plato de nadie― hice más fuerza en los brazos para alejarla.
― Te quiero a ti― ella también estaba haciendo fuerza.
― No es cierto― corté.

Me sumergí y me salí por un lado nadando.

― ¿Por qué me huyes?― exigió saber cuando emergí por aire.
― No seas ilusa, Ángel Jhacomme― repliqué con el orgullo herido. Lo cierto es que después de la fiesta y esa pesadilla producto del exceso de alcohol evitaba el contacto físico con ella.
― ¿De verdad crees que no me doy cuenta?― retó ―No soy la misma que adoptaste hace algunos meses, te conozco― agregó con sorna.

Mordí el piercing de mi lengua con las muelas para suavizar mi ira.

― No tienes tanto poder sobre mí, aterriza― solté. Sólo eran patadas de ahogado.

Se acercó.

Aun cuando se demoró, no me moví. Sabía exactamente lo que iba a pasar.

― Te deseo a ti...― susurró pasando sus brazos por mi cintura.

Me pegó a su cuerpo y su piel, después de tantos días, me pareció extraña.
Me odié a mí misma por ser tan débil. Ya estaba calculando dónde podíamos ir. Muy disimuladamente me llevó hasta un borde de la piscina y empezó a besar mi cuello.

¿En serio? ¿Ahí? ¿En la piscina? ¿Donde todos nos podían ver? Claro que el hotel estaba reservado únicamente para nosotros, los del equipo de baloncesto estaban durmiendo por órdenes del entrenador, y las chicas de la cuadrilla de porristas estaban en sus habitaciones por órdenes mías. Pero, podía pasar alguien del aseo, o del bar, o el salvavidas, o el gerente, o...alguien...

Ángel me besó en los labios y me supo a dioses.

Sus manos no tardaron en buscarse un espacio entre mis senos hasta alcanzar mis pezones y jugar con ellos.

No...

...no...

¡NO!

Ángel estaba teniendo sexo con Kyra, no conmigo.

La ira me subió por la espalda y sin esfuerzo la separé de mí.

― ¡No soy tu maldito plato de segunda mesa! Si no pudiste revolcarte con Kyra no vengas conmigo para calmar tu calentura, ¡RESPETAME!― exclamé.

¿En serio le estaba pidiendo respeto? Creo que escuché como mi consciencia se caía de la risa. No sabía que esa palabra estuviera en mi léxico. Yo no respetaba a nadie, todos eran instrumentos para mí, juguetes, nada más. ¿Cómo pretendía exigirle respeto a la persona que más había usado últimamente?

Hubo silencio entre las dos por varios segundos.
Ángel me miraba inexpresiva. Noté que esperaba que dijera algo más.
Cuando vio que no hablé, se acercó de nuevo. No tuve voluntad para moverme.

Me tomó por el mentón y me obligó a mirarla.

― Mira, no sé cómo diablos le haces pero, no te puedo sacar de mi cabeza, no entiendo cómo es que siento tantas cosas por Kyra sin que tú salgas de mis pensamiento― soltó con furia.

Yo sí entendía por qué.


***********

Kyra estaba en el baño de mujeres de la escuela arreglándose antes de que subiéramos a los buses. La había visto entrar porque yo había llegado más temprano para cuadrar todo con Azrael y los profesores que nos acompañarían.

― En un momento te alcanzo― dije a mi amigo abandonándolo a la mitad del pasillo para ir al baño.

No dijo nada ―porque no vio a Kyra― y se marchó. Entré y cerré la puerta detrás de mí. Me vio a través del reflejo del espejo y de inmediato guardó su maquillaje para prestarme atención.

― Era cuestión de tiempo, me sorprende que te demoraras tanto― dijo recargándose de espaldas al espejo.
― No estás entre mis prioridades― defendí levantando los hombros.

Me acerque al lavamanos que estaba junto a ella y saqué mi maquillaje para arreglarme. No buscaba hacer tiempo, era costumbre. Y claro, ambas teníamos la misma costumbre.

― ¿Entonces?― presionó cuando guardé silencio.
― ¿Por qué te comportas de esa manera? Como si fueras una santa paloma, ambas sabemos que no lo eres― pregunté sin mirarla.
― Me cansé de comportarme como tú, no obtenía nada, sólo enemigos, amistades hipócritas, problemas, estaba cansada de tener que controlarlo todo― respondió enérgica.
― ¿Y ya? Yo no me canso de vivir como vivo, todo es controlado por mí, no me tengo que esforzar para nada― comenté mientras delineaba mis ojos.
― Eso no es cierto...― replicó casi cantando.

Atrajo mi atención y la miré.

― ¿A qué te refieres?― exigí saber.
― Integraste a Ángel en tu grupo, la hiciste tu amante, ella es la muestra de que estabas cansada de lo mismo― argumentó cruzándose de brazos.

Humedecí mis labios como si me preparara para gritar pero controlé el tono de mi voz.

― ¿De dónde sacas eso?
― No me creas tonta, sé nota a leguas que la personalidad de Ángel es completamente diferente a todos los demás que te rodean, incluyéndome, estoy segura de que era parte del grupo de los "desadaptados sociales"― declaró sosteniéndome la mirada.
― Estás hablando de tu novia― le recordé saliéndome por la tangente.
― Sabes a qué me refiero.

Suspiré por paciencia.

― Que la haya adoptado no significa que estuviera cansada de la rutina, sólo me pareció una persona con prometedor futuro a mi lado― sostuve enderezándome.
― Tan caritativa...― se burló.

Cualquier otro se sorprendería por ver esa forma de hablar pero yo no, ya la conocía de antes.

― Más de lo que te imaginas― repliqué volviendo a mi tarea con el maquillaje.

Hubo un silencio breve.

― Sabes que Ángel está conmigo sólo porque actúo como quien no rompe un plato― confesó.

De reojo vi que levantaba el rostro como yo lo hacía; como una serpiente que se siente amenazada.

― Sí, lo sé― acordé sonriendo.
― Duele ¿sabes?
― Tu problema.

Otra vez el silencio.

― De verdad me gusta mucho― reveló esquivando mi mirada.
― A mi también...― susurré.

No me miró pero noté que apretaba los labios sin saber qué decir.

― Y ya me las ingeniaré para separarlas― advertí.

Se giró y caminó hacia la puerta.

― Lo peor es que sé que lo lograrás― cortó saliendo.

Guardé el maquillaje y la alcancé en el pasillo. La tomé por el brazo y la golpeé contra los casilleros.

― Juraste que nunca te interpondrías en mi vida, tú en una escuela y yo en otra, ese era el trato― le recordé cerrándole el paso con el brazo.
― No planeé venir a esta escuela, fue casualidad― defendió sin demostrarme miedo.
― Aléjate de MI Ángel y todo saldrá bien― pedí crucificándola con la mirada.
― No― contestó firme.

Di un paso hacia atrás chocada por su respuesta. No estaba acostumbrada a que las personas pronunciaran esa palabra ante mí.

― ¿Disculpa?― pronuncié esforzándome por no darle un puño a los casilleros.
― Voy a luchar por Ángel, porque la amo, porque la aprecio más de lo que tú lo haces, y si al final te elige a ti, que así sea pero, no bajaré la cabeza sin luchar― manifestó acercándose a mí para susurrar sus palabras como una advertencia de guerra.
― Tienes todas las de perder y lo sabes― argumenté levantando el rostro. Yo era unos cuantos centímetros más alta que ella.
― No todas― siseó y se alejó.

**************


― Quiero que me hagas el amor a mí, no a Kyra― pedí. Estaba dentro de la piscina, Ángel me acorralaba, por enésima vez, contra el muro y me miraba con esos ojotes grises llenos de confusión.
― No puedo hacerle el amor a Kyra, sólo a ti― respondió.

El sol terminó de ocultarse y la piscina quedó en tinieblas; todavía nadie prendía las luces que la rodeaban.
Su mano llegó a mi entrepierna y sus dedos me penetraron con tanta fuerza que no pude evitar gritar de placer pero sus labios, carnosos y medio secos, ahogaron el sonido y lo convirtieron en un gemido.

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Friends with Benefits - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora