CAPITULO 23: INCONFORMIDAD Y QUEJAS

887 45 6
                                    

I'm standing on the bridge
I'm waiting in the dark
I thought that you'd be here by now

There's nothing but the rain
No footsteps on the ground
I'm listening, but there's no sound

Isn't anyone trying to find me?
Won't somebody come take me home
It's a damn cold night
Trying figure out this life
Won't you, take me by the hand, take me somewhere new
I don't know who you are but I, I'm with you
I'm with you

I'm looking for a place
I'm searching for a face
Is anybody here I know
Cos nothing's going right and
Everythings a mess
And no-one like's to be alone

Isn't anyone trying to find me?
Won't somebody take me home
It's a damn cold night
Trying to figure out this life
Won't you, take me by the hand, take me somewhere new
I don't know who you are but I, I'm with you
I'm with you

Oh, why is everything so confusing
Maybe i'm just out of my mind
Yeah Yeah Yeah
Yeah Yeah
Yeah Yeah
Yeah Yeah
Yeah

It's a damn cold night
Trying to figure out this life
Won't you, take me by the hand, take me somewhere new
I don't know who you are but I, I'm with you
I'm with you

Take me by the hand, take me somewhere new
I don't know who you are but I, I'm with you

I'm with you

Take me by the hand, take me somewhere new
I don't know who you are but I, I'm with you

I'm with you
I'm with you.



I'm with you – Avril Lavigne




ÁNGEL


Danielle estaba acostada en la cama del hospital. Se le veía bastante indefensa con su piel más pálida de lo normal, el cabello opaco por no recibir su tratamiento y cuidado diarios, un tubo para respirar cortándole el rostro a la mitad y todo el cráneo vendado. Al menos no le raparon la cabeza por completo para operarla; eso la habría puesto de un genio terrible al despertar.

¿Cuánto tiempo llevaba así? La verdad es que no tenía una cuenta exacta del tiempo en aquel molesto lugar pero, a mí, ya me habían dado de alta hacía una semana.

Me quedé recargada contra el marco de la puerta incapaz de cruzarla. Daba la impresión de que en cualquier momento se despertaría y la discusión que tuvimos la última vez que la vi se retomaría.
La lesión en su cerebro era peor de lo que los doctores pensaron. Al enojarse, los latidos de su corazón aumentaron, por ende, también la presión, esto hizo que los vasos debilitados de su cerebro se estallaran con facilidad y que, finalmente, la sangre hiciera presión suficiente para ponerla en coma.

...En coma...

Me descubrí mirando hacia otro lado cuando pensaba en esa palabra. Era sorprendente verla a ella, siempre tan fuerte y orgullosa, mentirosa y manipuladora, en aquel estado tan vulnerable.
Los doctores decían que no era un coma profundo pero tampoco entendían por qué no se despertaba aún.

Finalmente, me digné a entrar. Me senté en la silla junto a ella, puse los brazos cruzados sobre la cama y apoyé mi cabeza en ellos.


**************


― ¿Qué pasa?― me preguntó Danielle con fastidio.
― ¿No te das cuenta de lo que hiciste?― pregunté aterrada.
― No, no me doy cuenta, dime tú― retó.
― Mataste a Jhon...― susurré para que los policías que estaban cerca no escucharan. Tenía la sensación de que, aun cuando la puerta estaba cerrada, nos oirían.

Su expresión no cambió en nada.

― ¿Estas así, por eso?― inquirió con más fastidio que antes.
― ¿Qué?― articulé con pánico.

Me miró para que siguiera hablando.

― Era un ser humano...fue novio...― tartamudeé.
― Hasta que se te ocurrió abrir la bocota― replicó.
― ¿Disculpa?― mi voz subió unas cantas octavas.
― Lo que escuchaste, tú fuiste la que abrió la bocota, te dije que no podíamos contarlo y a ti se te ocurrió montarme la escena de celos delante de él, y ahí tienes, se volvió loco y casi nos mata― reprochó

La miré ofendida.

― No me vas a echar la culpa de esto, se te salió de las manos, reconócelo― argumenté.
― A mí nada se me sale de las manos― aclaró con orgullo.
― Oh... ¡por favor! No eres omnipotente, sólo una Barbie con mucho dinero y ego― dije con ganas de callarla.

Me lanzó su popular mirada arribista.

― Barbie y todo pero estás que te mueres de amor por mi...― declaró con veneno.

Quise replicar pero no tenía caso, era cierto.

― ¿Acaso crees que no me di cuenta? Desde hace meses te mueres por mí― agregó. ¿Por qué hablaba como si ella no se me hubiera declarado de la misma forma?
― No seas ilusa...― defendí. No me moría de amor, sólo me gustaba mucho, si estuviera muerta de amor me habría importado un comino que Kyra desapareciera.
― Niégalo― desafió.
― Lo niego, no estoy enamorada de ti, no te creas tan diosa, sólo estaba contigo por sexo, por adicción al sexo, no a ti― mentí. No me gustaba darle siempre toda la razón. Era estúpido pero yo no era la única que actuaba de esa manera en la discusión.

La nariz se le infló como si fuera un toro viendo un capote.

― ¡Mentira!― exclamó ― Tenías sexo conmigo porque te morías de amor, siempre pensaste que Daphne y yo éramos la misma y por eso me amas, y cuando te conté que ella estaba muerta te enamoraste definitivamente de mí― insistió.

Traté de ocultar mi mirada de confusión. ¿Daphne? ¿Quién estaba hablando de ella? Hacía mucho tiempo que tenía claro que ella y Daphne eran dos personas diferentes, que la una había matado a la otra. ¿Por qué comparaba eso que pasó hacía tantos años con algo actual?

― Sólo a ELLA la amé, y la...dejaste morir...― le recordé evocando a Kyra en mi memoria. No era cierto, es decir, a Kyra la había amado pero de manera diferente a lo que sentía por Danielle.
― No me vas a negar que en algún punto te enamoraste de mi, hubo muchas situaciones que te delataron― continuó. ¿Qué? Hablaba como si esas mismas situaciones que me delataron no la hubieran delatado a ella. ¿Acaso no recordaba lo sucedido durante el primer juego de visitante del equipo? ¿Aquella tarde en su casa? ¿Su escena de celos delante de Kyra? Y demás situaciones...
― Me enamoré de tu intimidad, no de ti― corté. Quería lastimarla, lograr que, por un segundo, le doliera el corazón, que admitiera que ella también estaba enamorada y que todo lo que vivimos no fue uno más de sus trucos baratos de bruja.

Noté como apretaba la quijada.

― ¿Quién te crees para retarme? No serías nadie si no fuera porque te saqué de la sección de cosas perdidas de la escuela― reclamó. ¿En serio me echaba eso en cara todavía?
― Nadie te pidió que lo hicieras― respondí restándole importancia a tan pobre argumento.
― Aun así lo hice, desagradecida... ― ¿Desagradecida yo? Lo decía como si hubiera salvado mi vida...
― Y mira como terminamos por tus estupideces― reproché retomando el tema.

Guardó silencio por unos segundos y luego caminó hacia la puerta.

― Te dije que no abrieras la boca, te ordené que no dijeras nada, pero no, no podías quedarte callada ¿cierto? Fueron tus malditos celos los que nos pusieron en esta situación― ¿sólo MIS celos? ― mi intimidad sigue siendo mía, y por ende, me amas a mí, porque aunque te morías de cariño por la estúpida esa, siempre terminabas metiendo tus dedos EN MI INTIMIDAD y no en la de ella y la pobre murió virgen, dime, ¿Por qué crees que nunca te dio sexo? PORQUE SABÍA QUE TE REVOLCABAS CONMIGO...― gritó descontrolada. La miré con sorpresa, ¿por qué lo decía como si no fuera yo misma quien le contara esas cosas?

Abrió la puerta y salió azotándola. Segundos más tarde escuché como se activaban las alarmas de emergencias y vi, por mi pequeña ventana hacía la recepción, como todos corrían con equipos que no distinguí mientras algunas enfermeras se quedaban llamando a varios doctores por los altavoces.


*******************


Antes de darme de alta, cuando me informaron de lo sucedido con Danielle, me explicaron el por qué de su actitud como si no recordara algunas cosas. Lo curioso es que no me lo explico un neurólogo, sino una psicóloga. La rubia, a raíz de todo lo sucedido, y acostumbrada a siempre tener el poder, habría omitido ciertos detalles que la ponían en nivel conmigo, como el hecho de también haber confesado que me amaba y luego simular como si no. No era consciente de lo que hacía y, muy seguramente, tampoco de lo que decía.

Suspiré aburrida. Verla "dormir" en ese estado no era tan agradable como lo era momentos después de haber tenido relaciones. Cuando estaba cubierta por una delgada capa perlada de sudor, respiraba con dificultad y apretaba los muslos para conservar un poco más la sensación de placer. En aquellas ocasiones me daban ganas de besarla y morderla, poner mis dedos dentro de ella y excitarla de nuevo. Pero teniéndola en coma sólo se me antojaba sacudirla para que se despertara de una buena vez.

Era el colmo la persona en la que me había convertido desde que estuviera con la porrista. Tan cínica y orgullosa, una grosera malmirada. Minutos antes de recargarme en la puerta había discutido con una enfermera porque no se dignaban a bañarla como se debía, sino que sólo le pasaban una esponja húmeda. Como si eso la dejara limpia. La había tratado como una "pobre proletaria" que no se le daba la gana de realizar un trabajo digno con los pacientes sin caer en cuenta que, algún día, ella estaría en la misma posición y que alguien más la limpiaría como a un plato sucio; con una esponja húmeda.

No caí en cuenta de lo que hice hasta que la señora se fue con los ojos llorosos. ¡Que Danielle me comportaba!

De nuevo suspiré y la miré.

― Levántate ya, idiota, ¿no ves que estoy cansada de tener que verte así?― reclamé como si ella pudiera escucharme.

Que frustrante era todo...

Los problemas con la policía ya se habían solucionado. Varios testigos confirmaron nuestro secuestro por parte de Jhon, así como la forma de nuestras heridas y las de él demostraban nuestra versión de que todo fue en defensa personal. Claro, eso, y todo un buffet de abogados pagados por el padre de Danielle. Aunque el señor nunca se dignó a aparecer, todo estaba muy bien pago, tanto para Danielle como para mí.

En mi casa el panorama no era para nada alentador. La noticia de que Jhon nos había secuestrado porque Danielle le fue infiel conmigo llegó tan rápido como una bala. A nadie en mi casa le gustó la idea de que mi bisexualidad se implicada en un secuestro. Pero, de nuevo, ahí estaba mi lado Danielle, y mi respuesta fue lo suficientemente altanera como para que no me dijeran nada más. Cada que lo intentaban, yo respondía como la rubia: ¡Valientes padres los que tengo! ¡Me rechazan por semejante estupidez! ¡Deberían preocuparse más conseguir para la comida que por mis relaciones! ¡Tranquilos que no voy a quedar embarazada! ¡Es mi vida, no interesa si ustedes me compran ropa o me dan de comer, no son los dueños de mis decisiones! ¡Estamos en pleno siglo XXI, ¿y ustedes todavía creen que por esto me voy al infierno?! Etc...

La sensación que me daba al recordar aquellas situaciones no era de culpa, tampoco de orgullo. Era algo que iba entre la extrañeza y el miedo.

Danielle me contó muchas veces sus planes para evitar que Jhon la descubriera pero, en ninguno incluía un intento de asesinato. Es decir, el chico se veía siempre muy tranquilo. ¿Cómo es que las cosas habían terminado así?



*****************



Jhon y Danielle se habían unido a la fiesta. El primero iba con la cara de los reyes, altivo, siempre sonriente, recibiendo las felicitaciones de todos pues, sin negarlo, gracias a sus numerosas anotaciones ganaron el partido. La segunda, contrario a lo que yo creyera, aunque iba con su expresión de "soy la reina entre las reinas", se mostraba algo nerviosa cuando su novio la abrazaba o la besaba.

― ¿Pasa algo?― me preguntó Kyra con ternura.
― No, nada, ¿por?― respondí pasándole una mano por la cintura para pegarla a mí.

No entendía mi actitud pero sí comprendía que, así como tenía necesidad de Danielle, también la tenía por Kyra.

― Tienes cara de espanto― dijo riendo por lo bajo.

La mire confundida.

― ¿En serio?― busqué alguna ventana o un espejo para analizar mi expresión.
― Sí, como si no creyeras lo que ves, ¿nunca habías estado en una fiesta after-game?― curioseó con un tono idéntico al de Danielle.

Me ericé por un segundo.

― No, la verdad no― confesé mirando hacia otro lado para que no viera que me acababa de sonrojar.

Sin embargo, no era eso lo que me tenía sorprendida pero esperaría hasta más tarde ―o sea, cuando Kyra no estuviera cerca―, para averiguar.

Poco a poco la fiesta se fue haciendo cada vez más intensa. Los borrachos se multiplicaban como larvas de un cadáver, y las bromas entre ellos aumentaban de nivel. Reconozco que estaba tomada pero no ebria. Kyra, por el contrario, estaba bastante llevada por los tragos, bailando y gritando como loca. ¿Le haría daño beber?

― ¡Vamos!― me invitaba cada que sonaba una canción que le gustaba.

Bailaba de forma muy provocativa pero sólo conmigo, cosa que me tranquilizaba. Por lo demás, seguía comportándose como alguien que no está muy acostumbrado a beber. No me lo creí, era porrista en su anterior escuela y estaba familiarizada con ese tipo de fiestas, su actuación de ebria no me convenció. Tampoco dije nada, sus razones tendría para hacerlo.

Danielle, por su parte, no se separó de Jhon en ningún momento, más porque este parecía tener la mano soldada a la de ella que por voluntad de la rubia.

― ¿Qué te parece si te invito a la habitación a terminar lo que empezamos ésta mañana?― sugirió la pelirroja colgada de mi cuello. Intentaba susurrar pero yo la escuchaba hablando muy fuerte. Tal vez porque estaba pegada a mi oído cuando habló.

No respondí.

― ¿Sigues enojada?― preguntó haciendo pucheros.

Sólo la miré.

― Estoy lo suficientemente ebria como para que no me importe mi virginidad― comentó soltando la carcajada.

¡Auch!

― Amor... quiero estar contigo...― dijo pegándose más a mí.

Las luces estaban apagadas en el lugar que habíamos elegido como pista de baile. No tenían luces de discoteca ni nada por el estilo, sólo el suave destello que llegaba de las luces de la piscina. Lo demás, estaba en penumbra.
La "barra" estaba afuera para evitar los accidentes a la hora de servir el ponche, así como algunas sillas dispuestas cerca de las duchas para los que estaban realmente ebrios y, de pronto, quisieran vomitar.

Lo sé, asqueroso pero práctico.

Disimuladamente, Kyra tomó mi mano y la pasó por su pecho obligándome a sentir la dureza de sus pezones. ¿En qué momento se quitó el sostén? ¿Lo llevaría puesto siquiera? Controlé las reacciones de mi cuerpo cuando me hizo cerrar los dedos y escuché, por debajo de la música, un ligero gemido.
Intenté liberarme pero me tenía sujetada con firmeza. ¿Desde cuándo los ebrios tenían tanta fuerza? Bajó mi mano por su cintura descubierta hasta los muslos y luego subirla por entre sus piernas. Llevaba la falda del uniforme de porrista y debajo de ésta no había nada. Kyra se había preparado para esto. Sentí su humedad entre mis dedos cuando se encargó de moverlos dentro de su entrepierna. Quise quitarlos, cerrar la mano, empujarla, algo, pero la voluntad no me daba. Finalmente, la besé y mis dedos empezaron a acariciar su sexo por sí solos.
La temperatura fue subiendo, ya quería desnudarla, y medité arrinconarla en alguna esquina muy oscura y devorarla pero fue ella sola quien se encargó de llevarme a una habitación. No era la nuestra, pues estábamos en el cuarto piso pero, estaba libre.

Apenas entramos se lanzó a mi boca besándome con pasión desenfrenada. Al principio no le respondí: Medio segundo más tarde, abrí mis labios y metí mi lengua entre los suyos.
Casi cayéndonos, llegamos a la cama. Nuevamente, quedé sobre ella.

La analicé por un momento. Las cortinas estaban abiertas y la luz de la luna se colaba por la ventana. La piel se le veía de un extraño tono plateado, los ojos parecían de un verde todavía más intenso, y el rojo de su cabello estaba un poco más oscuro.
Me miraba con deseo pero era más producto del licor que de la voluntad.

Empecé a besarla, primero el cuello, luego los hombros, bajando por los brazos hasta caer en su abdomen, descendiendo un poco por la parte exterior de sus muslos, llegar a la punta de los dedos de los pies para subir por la parte interior de sus piernas. Cuando pasé por la rodilla se estremeció. Los gemidos aumentaban a medida que yo subía entre sus piernas, se aferraba a las sábanas y gemía como...

...Danielle...

Solté un suspiro de paciencia cuando, DE NUEVO, llegué a esa conclusión. ¿Es que nunca podría tener sexo sin pensar en la rubia?

De repente, me enfrié.

Me dio tanta rabia que la mordí más fuerte de lo que debía y su grito, de dolor y no de placer, me advirtió. Un poco más y le saco sangre. Sin embargo, la suerte me acompaño, aguantó tanto la respiración para dejar de gritar, que se desmayó y se quedó dormida. Al menos no había alcanzado a desnudarla.

La arropé y salí de ahí.

Era el colmo que Danielle estuviera metida en todos mis pensamientos lujuriosos. ¿Y si me acostaba con un hombre? ¿Sería igual?

Lo medité mientras regresaba a la fiesta e, incluso, hice una lista mental de los posibles candidatos.

― ¡Arg! Sólo ebria puedo meditar hacer eso por probar...― me dije a mí misma ― ¿Con David? Debí haber tomado mucho ponche― agregué sacudiendo la cabeza para sacarme esas ideas locas.

Noté que Jhon, David y Azrael estaban en la piscina probando qué se sentía ser lanzado con todo y silla adentro, silla de broncearse, acostados y amarrados. Era una buena oportunidad para que se ahogaran.

Danielle, aprovechando la distracción de su novio, se había alejado hacia la otra piscina donde algunas chicas, entre ellas las arpías, estaban tranquilas dentro del agua.

― ¿No tienes una cámara para grabar las estupideces de tu novio?― pregunté sentándome a su lado ― Yo... ¿soy la única confundida?― inquirí bajando la voz.

Rió sin ganas y se detuvo de inmediato como si le doliera hacerlo.

― ¿Qué te pasó?― cuestioné.
― Nada que te interese― cortó levantando los hombros.

Se llevó una mano al cabello para quitárselo de la cara y vi que tenía la muñeca roja.

― No me digas que eso es una mordida porque no es así, ¿acaso te amarraron a algo? ― insistí sujetándole la mano para ver mejor.

Hice a un lado las pulseras de plata y conté dos dedos. Para mí, que me conocía cada esquina de su cuerpo, eran muy visibles, al parecer no lo eran para los demás.

No respondió.

― Espera... ¿eso te lo hizo Jhon?― concluí al recordar su actitud cuando Jhon la abrazaba o besaba.

Apretó la quijada por un segundo.
Los ojos se me abrieron como platos. ¿Jhon la golpeaba? Imposible, nunca le había visto una marca en el cuerpo. De hecho, era la primera vez que se la veía, todas las demás eran hechas por mí. Pero, ¿Por qué lo haría? Ahora que miraba con más atención, vi a un lado de su cuello cuatro marcas rosadas muy cuidadosamente cubiertas con maquillaje; casi no se notaban. La tomé por la barbilla y la obligué a girar el rostro. Al otro lado del cuello había una sola marca. Jhon intentó ahorcarla.

Se sacudió mi mano con la suya y vi marcas rojas bajo el reloj de hombre que llevaba puesto.

― Respóndeme Danielle, ¿Jhon te hizo eso?― reté procurando que nadie me escuchara. No me tenía que esforzar mucho, las demás chicas estaban nadando o hablando entre ellas. Nosotras éramos las más lejanas y la música estaba lo suficientemente fuerte como para disminuir el tono de nuestras voces.

Se humedeció los labios mientras me miraba con rabia. Siguió sin hablar. Apreté los labios mientras meditaba razones para la ira de Jhon. La respuesta apareció en mi cabeza con flechas de neón que la apuntaban.

― Nos vio en la piscina...― solté apretando el puente de mi nariz con los dedos.
― Sí― dijo finalmente ― Todos nos vieron, sólo Jhon nos reconoció― agregó sin mirarme.
― ¿Cómo es posible? Las luces estuvieron apagadas todo el tiempo...― inquirí restregándome los ojos.
― Al parecer gimo como una cerda― contestó con rabia. Vi que tenía los ojos rojos de contener las lágrimas.
― ¿Y entonces?
― Nada, "no lo vuelvo a hacer, mi amor, perdóname, sólo quería experimentar..."― su voz fue teatral.

No me refería a eso exactamente, hablaba de "nuestra" relación. Después de todo lo sucedido, con Kyra, con Jhon, con todo. ¿Pensábamos seguir juntas? Es decir, ¿en algún momento lo estuvimos? Más importante todavía, ¿seguía ella con ese abusador?

****************


Una enfermera entró con la "comida" para Danielle y me regresó a la realidad.

No es que fuera comida real, era un licuado de color y consistencia dudosa que le daban por un tubo. Si Danielle pudiera verse en este momento se volvería insoportable por la cantidad de quejas que tendría.

Me puse de pie y salí de la habitación. La rubia no despertaría esa noche.



Friends with Benefits - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora