Capitulo 22: "

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Realmente el patio de esa casa era un pequeño paraíso, un perfecto paraíso. Estaba enamorada de ese patio.

La piscina, un comedor, flores y unos pequeños sillones con una mesita de cristal, realmente un lugar encantador, me recordaba mucho la terraza de mi abue en Italia.

Había quedado prácticamente sola hace mas de veinte minutos, todos se habían ido, o casi todos, Jack, había desaparecido en su habitación desde que llego, y su madre dijo que me iría con el, y si tuviera aunque sea un dolar, y supiera donde estoy ya hubiese intentado ir a casa, pero para este momento parezco depender de Jack.

Camine de vuelta a la cocina donde me había dejado la señora Elena me había dejado con un sanduche y refresco, mucho refresco.

La casa era tan acogedora no era como esa dispersión de cosas como la casa de Marie, pero bueno...

-Vámonos -Jack apareció en la cocina con un pantalón clásico no muy acorde a su estilo negro y una camisa blanca encajada con los primeros botones sueltos, algo que no se puede negar es que esta como quiere.

-¿Me llevaras a mi casa? -después de mirar su rostro me confundí al darme cuenta que en micro segundos su expresión cambio de ogro aburrido y furibundo a una persona divertida.

-¿Te vestiste para nada? -sonrió ladeado-. Además novia, debes seguir el teatro para este momento mi mama le debe haber dicho a toda mi familia que tengo una novia pelirroja.

-Debo regresar a casa estupido, ¿Lo recuerdas?

-Umnhh ya deberías tratarme con mas cariño reina, tal vez deberías decirme amor, mi rey, corazón, bebe, ¿cariño? -Me levanto las cejas divertido.

-Joder vete al demonio.

-Te iras conmigo, ¿Cierto cariño?

-Aghhh

Por mas pataleta y malas caras era casi que obvio que me tocaría ir con él si en algún momento quería regresar a casa, y era necesario que fuera pronto.

-Vamos nos toca caminar un poco.

Salimos de su casa y el comenzó a caminar delante de mi, las casas eran muy parecidas y olor a mar con el viento de las olas lo hacia espectacular, estaba totalmente desubicada del mundo por lo que la hora tampoco la tenia y para el punto del día en el que me encontraba eso era realmente malo, Marie me mataría o terminaría en un instituto militar.

Caminamos un poco y esa acera terminaba cinco cosas mas abajo y ahí estaba una cruzada y el mar, cruzando la calle el paisaje era genial, una playa estaba con carpas y sillas reposaderas, totalmente desolada.

-Es muy lindo.

-Esta urbanización fue el regalo de mi abuelo a mi abuela en su aniversario numero veinticinco, aquí renovaron sus votos, para ese entonces sus hijos estaban en la universidad y los mayores se habían casado, este era el lugar perfecto para reunir a la familia como a ella le gustaba.

Para ese entonces Caminábamos mas calmados uno junto al otro, yo estaba disfrutando totalmente la brisa fresca que me recordaba tanto la isla en la que vivía con papa.

-Es muy lindo, se deben amar mucho.

-Lo hacen, en dos meses cumplen cincuenta años de casados.

-Por Dios eso es espectacular -sonreí inconsciente eso sería genial, tener un amor eterno de ese tipo.

Seguimos caminando y preste mas atención.

La cera por la que íbamos también tenia casas pero mas pequeñas, no menos hermosas, de verdad una belleza de lugar.

-Vamos a las salidas del lugar, halla están los lugares sociales y el salón en construcción para la pretenciosa de mi hermana y su boda.

-¿Un salón? -frunci el ceño eso era muy pretencioso.

-El abuelo la consciente mucho. Ella es demasiado... ostentosa.

-Entonces tiene algo en común con mi hermana.

-¿Cristina?

-Si -medio sonreí.

-Tu hermana no es ostentosa, es exagerada... sin ofender.

-No me ofendes, cuando cumplió los seis quiso una fiesta de cumpleaños en la muralla china.

Creo que ambos analizamos la información antes de explotar en carcajadas, Cristina siempre había sido mas loca de lo adecuado.

-¿Es enserio?

-Te lo juro, papa y la abuela le dieron una lección de como no se podía ser tan pretenciosa.

-Ella nunca entendió eso...

-Se nota -ambos volvimos a reír como locos.

Comencé a ver como se acababan las casas, había un prado y lo que parecía, comenzamos a un parque, me desubique un momento y cuando vi habíamos pasado el parque y llegábamos a una pequeña capilla.

-Bueno amor -sentí como su mano tocaba la mía-. Llego el momento de que demuestres cuanto me amas.

No pude responder cuando estaba dentro de la capilla, y para acabar dentro estaba mucha gente en silencio. Interrumpimos una boa, o un ensayo...


IRIS GRIS...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora