─Le tienes miedo ─levantó una ceja divertido, sus brazos me acorralaron cuando se agarro de la baranda dejándome entre su cuerpo y la reja.
─No ─dije intentado que muy voz sonara decidida aunque estaba súper asustada, parecía que en cualquier momento se caería el cielo y yo no quiero estar aquí para verlo, otro trueno resonó haciendo que por inercia me pegara al desnudo torso del pelinegro─. Maldición ─susurré separándome inmediatamente sintiendo mi cara arder de la vergüenza.
─¿Segura no te da miedo? ─lo mire y tenia su típica mirada arrogante de ceja levantada y una sonrisa de medio lado, aunque no puedo negar que se veía malditamente sexy así.
─No, ahora deja me salir ─mi respiración se estaba volviendo irregular, estar entre los brazos de un chico sexy y una posible tormenta no suena como buena combinación para mi.
Otro trueno.
¡Mierda!
Estaba a escasos segundos de hacer alguna locura y salir corriendo pero el pánico no me dejaba moverme, me siento realmente nerviosa y a punto del desmayo.
─¿Estas bien? ─note como el ceño de fruncido se fruncía haciéndolo parecer nervioso.
─S... si ─mi voz sonaba entre cortada, intente empujarlo.
─¿Segura? ─él se separo un poco de mi y me analizó el rostro─. Estas pálida.
Otro trueno.
Sentí como un grito se atoraba en mi garganta, pero no pude evitar la expresión de horror, de verdad que sentía pavor, la lluvia y yo no somos amigas.
No tuve tiempo de nada cuando una gota impacto en mi rostro, mire directamente al cielo y parecía que se caería a pedacitos.
─Debo irme ─me solté de su agarre y estaba a punto de correr cuando él tomo mi mano.
─Iris, ¿Estas bien? ─su cara estaba seria y yo solo sentí un par de escalofríos.
─Yo... yo solo ─estaba tartamudeando un poco, mi miedo es ilógico─ . So.. soy brontofobica, ahora enserio debo irme, ¿Me sueltas? ──trague en seco, en otra ocasión lo hubiese empujado o le hubiese echó algo grosero, pero ahora mi desesperación era demasiado grande, hace muchos años no me enfrentaba realmente a estar fuera si había siquiera indicios de lluvia cerca, de echo no recuerdo la ultima vez, que estuve afuera mientras llovía.
─Esta bien ─su agarre se fue debilitando hasta que dejo mi muñeca libre.
Solo intente concentrarme en correr tratando de solo observar y conectarme en mis pasos, aunque ya las gotas frías estaban impactando mi cuerpo.
Joder, esto es realmente malo.
─¿Que haces? ─pregunté y pare un poco cuando vi que Jack comenzó a correr a mí lado.
─Acompañarte ─mire su cara un segundo y medio sonrió, pero yo inmediatamente devolví la vista a mis pies y seguí corriendo─. ¿Te castigaron? ─pregunto después de un par de minutos en silencio.
─Umnhh... Mas o menos ─ murmuré. La verdad es que aun no me acuerdo de nada de lo que dijo Marie─. ¿Y a ti?
─No, pero si me lleve un gran sermón ─su voz tenía un leve toque de humor, aunque ni idea de porque el sencillamente es un poco raro.
Primero es un puto engreído prepotente e imbécil y ahora esta acompañando después que le dije que soy fóbica a la lluvia y todo lo relacionado con ella. Quizá no es tan malo como aparenta.
─¿Iras a lo de Jennifer? ─su voz me parecía sexy, ronca y baja. Espectacular, un chico caliente.
─Umnhh si, o eso creo ─frunci el ceño aun con la mirada en el piso─ . Nose donde vive Jenn, Dynna me dijo que vendría por mi y si no podía mandar a alguien.
─Umnhh ya
Después de eso nadie hablo, aunque mi casa no estaba tan lejos, y creo que en parte estar nerviosa por su presencia me hizo olvidarme de mi fobia y de que están lloviendo.
Un agradable chico mareador.
─Ehh... Gracias por acompañarme ─lo mire. Diosss, mala idea.
Pequeñas gotas de lluvia caían de su rostro y torso, además de que su cabello estaba en su frente un poco mojado. Por los Dioses, es una cosa impresionantemente sexy.
─De nada ─ me sonrió─ . Aunque acepto lo que quieras por el favor ─me guiño y su sonrisa engreída y arrogante volvió, es un jodido idiota.
─Vete a la mierda ─le di una mirada fulminante y me dirigí a la casa entrando y asotando la puerta tras de mi.
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IRIS GRIS...
RomanceSus pupilas eran claras, grises y un poco extrañas; verlos era un delirio... Me perdí en un segundo en esos hermosos ojos que parecían quemarme, se tornaban tan fríos que por primera vez que me sentí intimidado. La mire fijamente y note como sus ce...