Corríamos y corríamos y corríamos. No sabíamos cuanto tiempo llevábamos corriendo. Podían ser minutos, horas, o tan sólo segundos. Pero no parábamos.Las ramas crujían bajo nuestras pisadas. Brenda por poco tropezaba a lo alto de una colina, por suerte, logró mantenerse estable. Ninguno de los tres dijo algo, sólo seguimos corriendo. ¿Hacia dónde? No lo sabíamos. No estábamos seguros de a dónde llegaríamos, ni qué haríamos a continuación. Los tres estábamos tan asustados como para siquiera suspirar.
Después de haber esquivado una baja rama, Jared se detuvo y apoyó sus manos en las rodillas. Yo me dejé caer de rodillas y Brenda simplemente se tiró al suelo. Todos estábamos agitados. Era media noche, estábamos cansados, estábamos asustados, estábamos impactados. No sabíamos qué hacer, si seguir corriendo o descansar. Sin embargo, Jared se sentó, colocando su cabeza entre sus piernas. Yo me dejé caer por completo y traté de recobrar el aliento. Lamentablemente, ya estaba durmiendo cuando intenté hacer algo.
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Cuando creí que tendría un sueño alucinante, no fue así. En cambio, como si sólo hubiesen pasado unos minutos, me desperté por las voces de Jared y Brenda.
-¡No podemos volver! -gritó Jared. Estaba de pie, con una mano en la frente. Parecía impaciente. Brenda, por su parte, estaba sentada a mi izquierda, enojada.
-¡No podemos dejarlos solos! ¡No podemos sólo irnos y ya! -gritó. Yo me incorporé y ella me lanzó una mirada asesina-. Max, ¿volvemos o nos quedamos?
-¡No es cuestión de elegir! -soltó Jared. El ambiente estaba tenso y él parecía que quería irse de ahí-. No podemos regresar ahora, es demasiado riesgoso. Tampoco podemos quedarnos aquí, alguna Sombra podría descubrirnos.
-Jared tiene razón -le dije a ella. Se quedó quieta, meditando la idea y asintió. Ambos nos pusimos de pie y esperamos a que Jared se moviera, pero se nos quedó viendo a ambos.
-¿Qué esperas? -preguntó con curiosidad.
-¿Qué? Sólo dije que nos moviéramos, pero no sé a dónde. -Ambos soltamos un suspiro, pero aun así buscamos una solución. Lamentablemente no sabía mucho de estos lugares.
-¿Alguna idea? -le pregunté. Estaba pensando, y, si no fuera por lo que recientemente acababa de pasar, me pondría en modo romántico por su pose meditativa.
-Yo... uh... no estoy segura. -Giró la cabeza hacia Jared y levantó una ceja-. ¿Recuerdas... aquél hombre que desapareció?
-¿Pat? No lo he visto últimamente.
-No, él sigue ahí, o al menos... -empezó a hablar pero no pudo terminar la oración, sabíamos de qué hablaba-. No creo que conozcas a quién me refiero. -Levantó la cabeza e intentó ver por las hojas, luego miró por entre los troncos-. Bien... el Sol está abajo, lo que quiere decir que el norte está hacia allá -señaló en dirección de Jared y avanzó hacia él-. Andando, vamos a Canadá.
-¿Canadá? -pregunté y miré a Jared a la cara cuando Brenda pasó a su lado.
-Sí. Tenemos un ayudante en la frontera. Una vez lo vi en el Campamento -explicó mientras avanzaba y ambos empezamos a caminar en su dirección-. Arthur lo tiene ahí por si ocurren... -de nuevo se detuvo. En verdad le asustaba lo que acababa de pasar.
-Tragedias -terminé por ella y se detuvo. Giró su cabeza para verme a los ojos y asintió lentamente. Luego los tres retomamos el camino.
Si Brenda tenía razón y este hombre existía, podíamos pedir ayuda desde allá. Ayuda de Elegidos, los Inferiores nunca nos harían caso.
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La Espada de Oro (Los Elegidos #1)
FantasyObserva alguna imagen de la tierra. Linda ¿cierto? Si lo vieras con mis ojos, ya no pensarías lo mismo. Mis ojos están muy desarrollados. Puedo ver cosas que los demás no. También mis oídos y mi olfato. Ahora mismo, seguramente estarás pensando "Qué...