Capítulo 9

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 -¿En serio

-Sí, irá a mi casa

-Nah…-dijo incrédulo- No te creo

-Bah. Lo que digas.

Me levanté de la cama de Jared y me senté en el suelo, con la pared a mis espaldas. Jared estaba en su silla mirando el techo como un idiota.

-¿Practicarás?

Miré mi mano derecha con temor. Ya casi no había sentido dolor alguno en él, pero temía el día en el que los choques eléctricos regresaran.

-¿Max?- preguntó

-¿Sí….?- pregunté sin mucha atención. Aún miraba mi mano con curiosidad.

-¿Practicarás tus…?- ¡DING, DONG! Desde la habitación se escucharon los pasos de Elizabeth hacia la puerta. Cuando la abrió, Jared y yo escuchamos unas voces que habíamos olvidado:

-Buenas tardes, señora. Disculpe, venimos a hablar con su hijo y su amigo. Jared y Max si mal no recuerdo.

-Ah, sí, oficial. Espere un momento por favor.

La madre de Jared subió por las escaleras, pero antes de que llegara a entrar a la habitación, ambos salimos, asustando a Elizabeth.

-¡Oh, chicos! ¡Qué buen susto!- dijo con una mano en su pecho -¿Recuerdan a los oficiales? Están abajo. Los buscan.

Ambos bajamos las escaleras, yo ayudando a Jared. Cuando llegamos al recibidor, estaban los mismos policías de la vez pasada.

-Chicos- empezó el policía alto. En ese momento de silencio (que duró un segundo), me puse nervioso. El sudor apareció en mi cuello y bajó por mi espalda, dándome un escalofrío- Ustedes son inocentes.

En ese momento di un gran suspiro. Me alivié de cierta manera al saber que no éramos culpables (aunque no lo fuésemos).

-Bien.- Empezó Jared- Gracias. Aunque ya lo sabíamos.

-Bueno. Eso es todo lo que veníamos a decir. Seguiremos buscando alguna noticia sobre el conductor y destructor- dijo el compañero. En ese momento, mi mamá apareció a nuestro lado- Que tenga un buen día, señora.- Dijo el policía y se fue con su compañero alto a su lado.

Volteé a ver a Jared mientras el me vía con una sonrisa. "Bien pensado, Max" decía su mirada.

-Mamá, vamos a salir.- dijo Jared mientras se apoyaba en la pierna izquierda y abría la puerta. Lo miré intrigado. ¿A dónde ibamos?

Jared se dirigió a la derecha hacia la cocina y regresó con una botella de agua en su bolsillo derecho. La agarró y me la dio. Yo simplemente lo miré con curiosidad y salió por la puerta. Al estar en el jardín delantero, sus mascotas lo rodearon saltando y poniéndose en dos patas.

-No... no puedo jugar con ustedes ahora- les decía mientras los acariciaba. El Bull Terrier dejó de lado a Jared y se acercó a mí y empezó a dar vueltas a mi alrededor. Me agaché para acariciarle la cabeza, pero pronto agudizaron los oídos.

-¡Rocco!- gritó Elizabeth Palme desde adentro de la casa, y el Bull Terrier entró. El Cocker, de nombre Spot, lo vio y lo siguió.

Amo los animales. Desearía tener un gato.

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Ibamos caminando de nuevo al bosque. Creo que será nuestro nuevo punto de reunión.

Jared, a pesar e estar lesionado, iba por delabnte de mí, mientra yo iba a paso lento a un consideradadstancia de él. Cuando llegamos al bosque, mi amigo me arrebató la botella, avanzó unos pasos y me dio la espalda.

La Espada de Oro (Los Elegidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora