Chapitre Six

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- ¿Crees que deberíamos de retirarnos? El lugar está demasiado tenso, pareciera que acaba de pasar una catástrofe. -Dijo liam mientras se encontraba sentado en un elegante sofá que formaba parte de la área de espera de la empresa.
- No. -Fruncio el ceño-.No perderé esta oportunidad y tú tampoco lo harás, así que tendremos que esperar.
Louis miraba hacia un punto indeterminado cuando la chica morena que hace unos minutos se encontraba con ellos lo saco de su trance.
- Disculpen. -logro captar la atención de los chicos-.El señor Styles acaba de marcharse. No podrá recibirlos el día de hoy.-La morena se contrabando muy apenada, casi balbuceando las palabras al mismo tiempo que las arrastraba.
Louis rápidamente bufo haciendo que ella se diera cuenta.
- Pero... Tengan por seguro que llamaré o enviaré un e-mail para para confirmar la nueva cita. Pueden pasar a mi escritorio y dejar sus nuevos datos mientras su estancia es en Los Ángeles. Con permiso. -dijo con una media sonrisa en el rostro, al mismo tiempo que se alejaba de los chicos.

- Lo último que nos faltaba.
- ¿Podrías calmarte? -Comentó fastidiado-.Creo que es mejor así. Otro día podríamos venir más decentes, por lo menos. No todo es tan malo.-Liam lo vio y en seco rodó los ojos.
- Bien, no todo es tan malo. Pero... Hay que irnos de una vez. Necesito comer algo.
- Tu siempre pensando en comida. -murmuro el menor con una sonrisa burlona.
Louis hizo exactamente lo que la morena le pidió, pasó a su escritorio y dejo todos los datos que eran necesarios; posteriormente cuando los chicos se encontraban fuera de la empresa, caminaron en busca de un taxi para que los llevara al hotel puesto que aún llevaban cargando su equipaje desde el aeropuerto. Realmente estaban agotados.

Rápidamente un fuerte sonido proveniente del estacionamiento hizo que Louis y Liam se estremecieran. Volteando a ver hacía éste.
Un Ferrari color negro con vidrios polarizados avanzaba a toda velocidad acercándose cada vez más a ellos.
- ¡Mierda! Otro loco más no, por favor.
- ¿A qué te refieres con otro más? -Pregunto Louis con tono de interés, pero aun posando su vista hacia el elegante auto negro.
- ¿No es obvio? Al chico que me tiro hoy dentro de la empresa ¡Valla tipo! Sí que logro sacarme de mis casillas, pero preferí guardar mi postura.
El ojiazul soltó una carcajada-. ¿Miedo?
- Por supuesto que no -contesto al instante-. simplemente... ¿No viste su rostro? Y sobre todo como estaba ¡Mierda! Acepto que sí se veía pésimo.
El ojiazul rodó los ojos y soltó una pequeña risa.
- ¿Que tanto miras? Y ¿por qué estás ignorándome? -Dijo el castaño intentando ver hacía dónde posaba la vista su amigo
- Creo que acabas de invocar al loco que te derrumbo hacía el piso. Es él. -Dijo Louis aludiendo al chico de ojos color esmeralda intensos.
- ¿Hablas en serio? ¿Ese es su auto? -Sorprendido-. ¡Valla! Me alegro de no haberle reclamado nada, debe ser alguien de alto puesto en la empresa.

- Fue lo mejor que hiciste en la semana. -Louis aún seguía mirando hacía el auto que estaba estacionado en frente de la caseta de seguridad de la empresa, a lo que alcanzaba a distinguir el ojiazul veía que el chico se encontraba aún en su auto y con los vidrios de éste abajo; hablando con una persona de edad media que vestía con un uniforme de seguridad.

- Y bien... ¿Te quedarás espiando como un psicópata a ese chico? o ¿nos iremos de una vez?

- ¿Qué? disculpa ¿Qué dijiste? no te escuche. -Dijo Louis distraído. Volteó a ver a su amigo apenado.

- Creo que te afecto más a ti ese chico que a mi. -Liam miro como el auto avanzaba a toda velocidad, saliendo de las instalaciones de Do lamour Styles.

- No es eso, solamente... me parecido que fue un completo idiota al dejarte tirado en el piso.

Louis no mentía, él odiaba que las personas no respetaran a los demás y sobre todo que los trataran como si fueran cosa de nada, sin embargo lo que logro captar su atención fue que el ojiverde aparte de en ese momento comportarse como un completo imbécil luciera totalmente afligido. Por otra parte a Louis no le preocupaba en lo más mínimo que ese pensamiento estuviera vagando en su mente, puesto que él era un chico bastante observador, si bien no deducía la personalidad de alguien; podía sentarse a escuchar o ver a la persona y definir su personalidad en la mente o en su defecto, su estado de ánimo.

El recuerdo de las 7 décadas {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora