Chapitre Neuf

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Capítulo dedicado a:

@PaulaHernandez6426
                  &
@Elizabeth_Zeledon

Harry manejo por más de 20 minutos, hasta llegar a su mansión en Beverly Hills.
Esta vez lo único que deseaba era tomar una ducha caliente, para después beber un poco de té y de una vez por todas caer en un profundo sueño. Tal vez así se olvidaría de la mierda de día que tuvo. Aquella mierda que cambio de situación ciertas veces pero todas se referían a una y todas dolían igual e incluso peor.
Todos aquellos recuerdos comenzaban a taladrarle fuertemente la cabeza, haciendo que el rizado sufriera una terrible jaqueca.
Esperaba no encontrarse con nadie más, no deseaba dar explicaciones a absolutamente ni una persona o terminaría perdiendo la cabeza rotundamente y sobre todas las cosas...
Esperaba no encontrarse con Brooke.

Cuando Harry se encontraba dentro de su casa, se quitó el saco de su traje para colgarlo en el perchero de madera que yacía a un lado de la puerta. Dejo las llaves en una pequeña mesa de cristal y camino sobre la baldosa del suelo. Paso por un lado de la sala de estar sin ánimos. Se podía notar a simple vista como aquellos pasos que daba eran patéticamente forzados sólo para llegar a su habitación y tomar una ducha. El rizado estaba a punto de subir las escaleras cuando una dulce voz afligida proveniente de la sala de estar hizo eco logrando romper el perturbante silenció dentro de la casa. Haciendo llamar la atención del ojiverde.
— Harry... ¿Eres tú? —El rizado reconoció la voz. Aquella voz que unos días atrás le hacía sentir cientos de cosas en el estomago. Aquella voz que antes era la razón de su sonrisa, sin embargo, ya no más. Esta vez sólo sintió como su estomago comenzaba a revolverse y como aquella leve jaqueca de hace unos minutos se apoderaba de toda su cabeza y comenzaba a zumbarle como si alguien tratara de quebrar su cráneo a base de cuchilladas.
Intento decir una palabra, pero la nostalgia invadió su interior, sintió un enorme nudo en su garganta, impidiendo que éste pudiera decir algo.
Pensó varios segundo en que tal vez se trataba de su imaginación y lo mejor sería subir a su habitación para olvidar toda aquella mierda, pero antes de hacerlo, la sombra de una mujer se hizo notoria en la puerta de la sala de estar caminando hacía él.
El rizado mantenía su mirada fija hacía el suelo. Sentía la necesidad de verla, pero no podía. Mantenía su cuerpo estático. Algo dentro de él impedía el movimiento se sus músculos, algo dentro de él dolía, dolía como hace unas cuantas horas, como cuando sentía que su corazón iba a salir en cualquier momento de su cuerpo, arrancando cada uno de los sentimientos que el rizado sentía por ella, pero no fue así. Su vulnerabilidad volvió cuando vio aquella sombra acercarse a él, aquellas piernas pálidas caminando en zapatillas color rojo.
Levantó la mirada, logrando verse el uno al otro. Los dos mantenían un silencio incomodo.
La rubia dio un pasó más, hasta quedar frente a él. Extendió sus brazos y los entrelazo en el cuerpo del rizado. Posando su cabeza en el pecho del mayor.
— Perdóname —Entre sollozos—.Te lo suplico. Fui una idiota. No sé que sucedió, tu eres la única persona que amo y puede hacerme feliz. Por favor, perdóname. —Lo abrazo con más fuerza. Mientras que el rizado se mantenía inmóvil, sin decir una sola palabra e incluso sin siquiera haberle devuelto aquel abrazo que para él era una simple farsa—. Te amo, Harry. Te amo. —La rubia termino por dejar de lado el poco espacio que quedaba entre sus labios y los del ojiverde, dándole un beso. Un beso que fue correspondido por el rizado. Un beso que tal vez era la despedida de parte de él, un beso que contenía resentimiento, un beso lleno de decepción, un beso de dolor. Un beso de desamor.

 El rizado sintió esas inmensas ganas de golpear a alguien en ese momento por la estupidez que estaba apunto de cometer, pero si sería la despedida, sería la mejor.

Si Brooke jugó con su amor, tal vez él podría ser un mejor jugador en esa partida.
El rizado la tomo por la cintura sin haberla dejado de besar, la atrajo más hacía él mientras su respiración se cortaba y apresuraba al zon del sonido de aquellos besos. La cargo mientras ésta colocaba sus manos en el cuello del mayor; así mismo entrelazando sus piernas en la espalda del rizado.
Harry la cargo para subirla por las escaleras hasta llegar a su habitación.
Abriendo la puerta con desesperación.
La rubia quien yacía de pie besando al rizado con pasión comenzó a desabrochar cada uno de los botones del la camisa blanca del mayor. El rizado solamente la miraba sin decir una sola palabra. Comenzó a quitar bruscamente cada una de las prendas de Brooke, sin quitarle la vista de encima, cómo si ya no se tratase de aquella persona que antes veía con amor y ternura, aquella que le había regalado años de cariño. Aquella chica de ojos azules.
Aquella chica con la cual hacía el amor.
Ahora había una gran diferencia a comparación de todas las cosas que antes veía en ella.
El rizado se encontraba en la cama con la hermosa chica que había robado su corazón para convertirlo en añicos, sin importar el dolor que eso causaría. Sin importar que ya no hubiera remedio para él. Sin importar que él sufriera.
Ahora todo era diferente, ahora Harry tenía sexo con Brooke, aquella chica que lo había engañado por años con su mejor amigo.

El recuerdo de las 7 décadas {l.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora