La mañana estaba soleada, los pájaros cantaban y Samuel no se podía encontrar más feliz, se estaba arreglando ese traje negro que tan bien le quedaba, finalmente era el día, la promesa de amor que se habían hecho él y Guillermo, "Juntos por siempre", la cumplirían esa misma tarde. Samuel estaba parado enfrente de ese espejo de cuerpo completo donde se reflejaba toda la alegría que sentía, nunca había estado tan feliz, era de esos momentos en los que creía que era un sueño e iba a despertar en cualquier momento, todo parecía perfecto.
-Guille es muy afortunado- se escuchó la voz de una mujer a las espaldas del mayor.
Samuel volteó y se encontró con la mirada de Cristina, quien traía un bellísimo vestido verde aqua, que combinaba a la perfección con su maquillaje y zapatos.
-Realmente yo soy el afortunado- respondió el de traje. -Tú no sabes cuánto dudé antes de aceptar estar con él, me sentía inseguro y él fue el que me apoyó siempre- recordó, mostrando un poco de nostalgia.
-Ambos son los afortunados por encontrar a alguien que los ame tal cual son- la castaña sonrió. -Por cierto, ¿necesitas ayuda con la corbata?- preguntó al notar que el nudo estaba disparejo. El mayor asintió y la chica se acercó a acomodar la corbata.
-Estoy muy nervioso- aceptó Samuel mientras los finos dedos de la chica se deslizaban sobre la suave tela morada.
-Es normal. Te vas a casar, además con ese maravilloso chico- la de vestido le sonrió, lo cual de alguna manera reconfortó al mayor. -Ambos van a ser felices y nadie se los va a impedir- sonrió nuevamente y terminó el nudo.
-Gracias- dijo Samuel casi en un susurro, y acercó el delgado cuerpo de la chica hacia él.
La abrazó en señal de agradecimiento, no solo por hacer el nudo de la corbata, sino que también por todo el apoyo que siempre le dio, desde que eran unos simples adolescentes hasta hace unos cuantos meses cuando Guillermo se había ido. El abrazo duro un par de minutos, al final fue interrumpido por la madre de Samuel, quien sorprendentemente se veía alegre por el casamiento de su hijo, aunque fue como jamás lo hubiera imaginado, ella se sentía alegre de que su hijo había encontrado a alguien que lo hiciera feliz.
El camino al lugar de la boda había sido un tanto estresante, ya que el tráfico era imposible, los autos no se movían, al parecer había habido un accidente, de alguna manera Samuel se sentía inquieto al respecto, ya que él era enfermero y su deber era ayudar, pero en ese momento solo estaba exasperado golpeando con sus dedos el volante. Cristina lo acompañaba junto con su esposo y su pequeña hija, por suerte Antonio, el esposo de Cristina, logró distraer un par oco a Samuel, ya que los dos le iban al mismo equipo de fútbol, era una típica conversación entre amigos, pero algo le impedía concentrarse, posiblemente iba a llegar tarde a su propia boda y Guille se decepcionaría. ¿Por qué no fueron juntos? Pues según la madre del menor, los novios no debían de verse 24 horas antes de la boda, y así fue, desde hacía un día Sam no podía ver a su prometido porque según su suegra traería mala suerte para su matrimonio.
Finalmente después de estar casi una hora parados en el tráfico los autos volvieron a circular con normalidad, Samuel sintió que su tranquilidad volvía y finalmente podía respirar con normalidad. Por suerte estaban a tan solo quince minutos del lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia.
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Guillermo había tenido que dormir en casa de sus padres, ya que por las supersticiones de su madre no podía ver a Samuel en 24 horas, ambos se habían molestado un poco, pero después lo aceptaron y ahora no solo se verían en unos minutos, sino que se volverían esposos, algo que desde hace mucho tiempo estaban planeando, pero por una estupidez que hizo Guillermo, este hermoso momento se tuvo que posponer. Aunque ya habían pasado tres meses no había día en el que Guillermo no lamentara lo que hizo, ya que no solo hizo sufrir a su amado y al chico que lo confundió, sino que también se lastimó a sí mismo, tanto emocional como físicamente.
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No te Vayas || Wigetta
Fanfiction¿Te gustaría perder al amor de tu vida? ¿Qué de repente todo saliera mal? Un pequeño error puede cambiar tu vida, ya sea para bien o para mal, lo único que tienes que hacer es saber cómo lidiar con él.