{Silena en multimedia}
Mis padres parecían emocionados al volver a su hogar, pero la visión del Campamento Mestizo no me pareció agradable ni siquiera a mí.
Tal vez mis expectativas estaban realmente altas, pero esperaba un lugar alegre y colorido, activo, con actividades divertidas. Lo que encontramos fue simplemente devastador.
—¡Quirón! —gritó mi padre con voz temblorosa.
El centauro parecía haber sido jovial y activo, sin embargo en aquel momento solo una palabra asaltaba mi mente: demacrado. Su aspecto estaba descuidado, sucio; pero eso no era lo peor. Lo peor era su rostro: pálido casi enfermizo, extremadamente delgado, con una expresión de miseria incontenible. Como si hubiera envejecido años de golpe.
—Lo siento tanto, Percy —el centauro bajó la mirada—. No pudimos hacer nada por defendernos y...
—No te preocupes, Quirón —intervino mamá—. Vamos a ayudarlos.
—¿Han venido para quedarse? —su mirada se iluminó por un momento.
—Owen ya lo sabe todo —papá me señaló—. Podemos quedarnos.
—Os lo agradezco tanto —el centauro abrazó a mis padres fuertemente.
—No hay de qué.
Siguieron hablando, pero por más que quería atender a la conversación no podía. En un intento desesperado recorrí el ruinoso campamento buscando a una persona en concreto. Buscándola a ella. Tal fue mi decepción al no encontrarla.
—¿Entonces dices que Cronos se está alzando de nuevo?
—Así es —Quirón miró al horizonte—. Y tiene hasta al Inframundo y los Elíseos bajo su control.
—¿Quieres decir...?
—Luke Castellan ha vuelto —el centauro suspiró—. Y al parecer contra su propia voluntad.
Los ojos tormentosos de mi madre se perdieron en el horizonte, como cuando recuerdas a alguien a quien echas de menos y quisiste mucho. Eso me hizo pensar en si tuvo alguna relación estrecha con ese tal Luke Castellan.
—Esto es un desastre.
Así era: edificios derruidos por todas partes, cabañas que se tenían en pie por pura suerte, campistas que lloraban, otros heridos, hombres y mujeres de acá para allá reconstruyendo y ayudando a los demás. Sin duda cumplía el canon de desastre.
—Tenemos que ayudar —murmuré sobrecogido—. Hay gente herida.
Mis padres parecían tan en shock como yo. Me pregunté donde estaría Jake, ya que había desaparecido hacía rato. Llegué a la conclusión de que eso daba lo mismo en aquel momento.
—Cielos, tiene razón —asintió mamá bloqueda.
Sin esperar a nada más eché a correr hacia una chiquilla que yacía sentada en el suelo llorando. Me agaché junto a ella poniendo una mano en su hombro. Debía de tener unos seis años más o menos. Su aspecto era deprimente: su pelo rubio estaba amarrado en dos coletas deshechas y sucias, su vestido azul cielo tenía rotos y sus humedecidos ojos similares a un caleidoescopio reflejaban terror.
—No llores, pequeña —susurré—. ¿Qué te pasa?
—No encuentro ni a mis papás, ni a mi hermana —sollozó desesperada.
Mi corazón se encogió y la alcé en brazos. Ella se agarró a mi cuello y apoyó su cabeza en mi hombro mojando mi camiseta.
—¿Cómo te llamas?
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Jackson, Owen Jackson
FanfictionSer un semidiós no es fácil, y menos si eres el hijo de dos de los semidioses más famosos de nuestra época. Como habrás podido sospechar por mi nombre, Owen Jackson, es que soy el hijo de los míticos Percy y Annabeth Jackson. No digo que no sea geni...