III. Owen

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{Marie en multimedia}

Marie, Josh y yo nos encontrábamos en la Casa Grande —o lo que quedaba en pie— algo incómodos. Sobre nosotros estaban las miradas de mis padres, los Grace, Quirón y los Zhang.

—Yo no recuerdo haber mencionado una profecía —suspiró Marie Zhang avergonzada.

—Es normal que tú no te acuerdes —afirmó el centauro—. Chicos, ¿creen que pueden ir recitando la profecía por versos?

—Claro —asentimos.

Josh y yo nos miramos nerviosos.

El Titán del tiempo ha despertado comencé yo.

Nadie dijo nada, ya que era realmente obvio a que se refería.

Su cuerpo del lugar al que pertenece fue desterrado.

Nadie habló, pero los ojos de Frank relucieron.

—¿Se refiere a Luke Castellan? —le miraron confusos—. Ya sabéis, el cuerpo de Luke no debería estar vagando por ahí.

—Cierto.

Una llave ha de buscar quien tenga el corazón lo suficientemente noble para luchar.

Nadie dijo nada durante largo rato.

El camino con valentía deberá enfrentar el descentiente del mar.

Mi padre y mi madre se miraron atemorizados.

—Soy yo —afirmé.

—No puedes estar seguro, Owen.

—Pero lo estoy —asentí—. Es mi misión.

Junto al bello rayo, el sol oscuro de poderes desconocidos, la romana dorada y el fuego inmortal continué evitando la mirada de mis padres.

—Belleza y electricidad —meditó Quirón—. Afrodita y Zeus.

Jason y Piper bajaron la cabeza.

—Silena —susurró el rubio.

—La romana dorada solo puedo ser yo —Marie alzó la cabeza segura.

Frank y Hazel asintieron lentamente, asimilando la información.

—Sospecho que el sol oscuro es Nathan —murmuró Quirón—. Will Solace y Nico Di Angelo.

—Apolo y Hades —razonó papá—. Tiene sentido.

—Y de poderes desconocidos porque no es realmente su hijo —concluyó Quirón.

—Supongo que el fuego inmortal está claro —Piper sonrió tristemente—. Sammy Valdez.

Nadie discrepó.

Mas su misión llevará al mar a encontrar lo que ansía comencé a sentirme mareado—. No es victoria ni poder.

Lo que ansía realmente es salvar al ángel de arder concluyó Josh—. Eso es todo.

—No entiendo esa última parte —admití—. Pero sospecho que es lo más importante.

Jason se levantó de pronto sobresaltándome.

—Silena no irá —declaró.

—Hermano —intervino mi padre con pesar—. No podemos hacer nada.

—Y me temo que no te corresponde a tí la decisión, padre.

Todos nos giramos hacia la voz. Silena estaba apoyada en el marco de la puerta con una ceja alzada. Jason se giró hacia ella pálido como la nieve.

Jackson, Owen JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora