Dejando de lado la modestia, lucia realmente bien. Estaba llamando la atención mucho más de lo que tenía planeado, pero no era de extrañarse. Su cabello largo caía como cascada por sus hombros, resaltando su esbelta figura. Realmente intentaba mezclarse en aquel ambiente de oficina tan aburrido, como aquel traje grisáceo que Liam la había hecho vestir.
Pero simplemente no encajaba. Se sentía incómoda con todos esos pares de ojos sobre ella, vigilando cada paso, cada parpadeo. Y es que en su vida en la mansión, incluso en su vida anterior, no había tenido mucho contacto humano que digamos. Prefería las computadoras y pantallas a las personas de carne y hueso.
Pero Liam se lo había pedido, al fin haría una misión táctica ¡una misión real!
Caminaba hacia donde sería su nueva oficina, después de una charla con el señor Styles, el capitán Liam le había conseguido un puesto a Cara en la empresa donde ocurrió el asalto.
Liam le había dicho que sería mucho más sencillo cumplir la misión desde adentro.
"Quiero que descubras quién es el que traicionó Trooper Inc." le había ordenado con una voz muy seria la noche anterior.
Y Cara estaba muy emocionada por ser tomada en cuenta. Dejó su confiable laptop en el escritorio, preparándose para su primera intervención en la red privada de la empresa.
Comenzó a teclear códigos diversos, esquivando muros, hackeando contraseñas, lo que usualmente hacía. Y es que lo que Liam realmente deseaba era que observada, que detectara cualquier cosa significativa, ya que, por más mínima que pareciera, podría conducirlos al culpable.
Así es, ahora sabían que ese chico moreno "Z" sólo lo habían contratado para capturar a Harry y asesinar al Jefe. La verdadera mente maestra de todo este crimen estaba oculta en algún lugar de la empresa Trooper Inc.
Y lo que tenía inquieta a la pelimiel era que ese "sujeto" contrató a "Z" exclusivamente para este trabajo. Definitivamente el tipo sabía que ese loco de las siete cruces era el mejor, el más inteligente, el adecuado para no dejar rastro haciéndolo prácticamente indetectable.
¡Había tantas preguntas que responder! Mientras realizaba su tarea se topó con un muro nuevamente. ¡Qué extraño! Usualmente no debería haber tantos en una red empresarial...
Intentó derribarlos pero al instante la pantalla se tornó negra, invadiéndose de letras y números bastantes complejos pero que ella entendía a la perfección.
Alguien estaba intentando hackear su laptop.
—¡¿Pero que demonios..?!— sus dedos empezaron a teclear a una velocidad impresionante.
Cayendo en la cuenta que ahora se encontraba en una pelea, que si bien no implicaba apretar un gatillo, era vital para la investigación. Quizá era él, el tipo detrás detrás de todo esto ¡estaba a nada de recetar su laptop y tener libre acceso a su disco duro! sin mencionar que podría saber su ubicación con un click ahora.
¡Tenía que evitarlo! Si se dejaba vencer ahora no tendría la dignidad de volver ante Liam. Se mordió el labio, su pulso aceleró sabiendo que si tecleaba un sólo número, una sola letra incorrecta, todo estaría perdido.
—¡Vamos, vamos...! —se estaba poniendo realmente nerviosa
¿Y si la encontraban? ¿Y si sabían quién era? ¡La matarían! o algo peor.
Sus manos quedaron quietas al fin. ¡Al parecer lo había logrado! Su respiración que había estado contenida en sus pulmones sobre esa batalla, que pareció una eternidad, por fin salió de su boca a modo de suspiro.
Pero justo cuando recobraba la compostura, la pantalla de su laptop se tornó de un blanco brillante con una frase en grandes letras negras, justo en el centro.
"Buen intento, pero puedo ver a través de ti"
Cerró la pantalla de golpe a la par que un sonido de fotografía sonaba. Su atacante había intentado tomarle una foto con su propia cámara. De un modo salvaje, poco común en ella, arrancó la base de su querida laptop. Sacó el disco duro arrojándolo dentro de un cajón y, con el corazón desbocado, tomó lo que le quedaba de su computadora arrojándola rápidamente por la ventana.
Esperaba haber sido lo suficientemente rápida, de lo contrario el hacker podría usar la localización de su laptop para dar con ella. Cerró la ventana y regresó a su silla, tomando el disco duro entre sus manos.
Amaba esa laptop y ahora estaba hecha pedazos en algún lugar de la acera de siete pisos de distancia ¡Vaya primer día!