Capítulo 19

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—Tomlinson, despierta por favor—

El castaño de había quedado dormido a en la camioneta la mitad del camino hacia la mansión. No lo culpaba. No había dormido desde la mañana del día anterior, así que no le importó tomar él el volante.

Calum frenó unos kilómetros antes de llegar, pensando que darle cinco minutos más no mataría a nadie.

Suspiró. La cabeza lo estaba matando y de vez en cuando se mareaba. Aunque se sentía un poco aliviado después de comprobar que Cara estaba con vida, pero aún así las ansias de encontrar al responsable ardían en su interior.

Miró a Louis nuevamente. Pasó sus dedos a través de su aperlada frente por el sudor y es que verlo dormir disminuía su "odio" hacia él. Su gesto pacífico y su respiración lenta le daban un aura de vulnerabilidad que lo hacian ver no tan molesto. Se acercó a su oído, hablando alto..

—¡Tomlinson, tienes que desper...!

Pero sus palabras fueron cortadas de tajo por una onda de sonido ensordecedor. Salió del vehículo al instante, aquel ruido había sido provocado por una gran explosión. Los ojos de Calum de abrieron de par en par al darse cuenta.

Sobre las copas de los árboles, ocultando de apoco la luz de la mañana, se alzaba una humareda gigantesca, donde anteriormente de encontraba la mansión Payne.

Tomlinson, tienes que desper... escuchó el eco de sus palabras. pero de pronto un sonido ensordecedor hizo que abriera los ojos de golpe. Tardó un par de segundos en recuperar la orientación perdida. Se lenvantó con un movimiento algo torpe, que denotaba exaltación. Corrió fuera del vehículo hacia donde su compañero se encontraba completamente estático. No comprendió el motivo hasta que sus ojos divisaron ese humo en el cielo.

—¡¿Qué demonios?!— pero su pregunta fue interrumpida por una explosión más.

La humareda se hizo mucho más grande y negruzca.

La palabras estuvieron de sobra, ahora ambos miembros del escuadrón de élite habían entrado en estado salvaje, donde se busca la supervivencia. Tomaron armas, todas las que pudieran llevar junto a muchísimas municiones. Subieron al vehículo y mientras Louis conducía por el camino del bosque, Calum tomó su celular para informar al capitán de la situaciaón.

Pero antes de que pudiera marcar el primer dígito, recibió una llamada de él.

—Capitán, alguien acaba de atacar la mansión— dijo con voz neutra a pesar de la adrenalina que empezaba a correr por sus venas.

—Lo sé. Estaba en la carretera cuando ocurrió la explosión. ¿están bien?

—Sí, estábamos de camino hacia allá cuando sucedió.

—De acuerdo. Nosotros llegamos en un par de minutos. Tengan cuidado.

—Sí, señor— y cortó.

Dejaron la camioneta a unos metros del bosque, no sabían si el enemigo seguía cerca y en todo caso no era buena idea dejar todo ese armamento a simple vista. Calum se estremeció al ver el sitio, o lo que quedaba de él. Había escombro por todos lados, pedazos de madera, grandes trozos de concreto y vidrios hechos añicos esparcidos en todas direcciones.

No pasó mucho tiempo hasta que encontró a Louis al otro extremo de la mansión. Hizo una señal para hacerle saber al castaño que no había encontrado nada y este respondió con la misma señal. Así que fuese quién fuese el culpable, se había marchado.

El morocho empezó a levantar los pedazos de concreto, uno por uno. Alzó varios pedazos de madera, probablemente era la parte de un escritorio de mesa.

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