Estaba sumamente irritado. Desde hace un par de días que Josh lo ignoraba, sólo le hablaba para las cosas de esencial importancia o para darle órdenes y después se iba, dejándolo con la palabra en la boca. ¿Qué demonios le pasaba? Niall podía ser enfermero, ex campeón nacional de artes mixtas pero no era adivino. ¿Cómo podía solucionar el problema si en primer lugar no sabía cuál era?
—Muchas gracias— escuchó por parte del chico cuando aflojó ligeramente las esposas que Malik había apretado demasiado, probablemente apropósito.
Era un poco estresante que le agradeciera por todo. Pensándolo bien, era bastante amable y educado con él. ¿Acaso no entendía su posición? Él era un prisionero y Niall su raptor. Su victimario. Su verdugo. ¿qué otros sinónimos necesitaba?
—Sí... lo que sea— respondió aún fastidiado, pero por la actitud de su novio.
Sin decir una palabra más, salió de la habitación, cerrando la puerta sus espaldas.
Harry bajó la mirada formando un puchero. Era difícil de explicar pero, se sentía mal cuando el rubio le respondía de esa manera tan fría. Usualmente era amble... o por lo menos no lo maltrataba como el bruto moreno que se encontraba acostado en la cama contigua a la suya.
"Z" le decían todos los hombres que se encontraban en aquel sitio, excepto por unas veces que escuchó al rubio y el chico de bata blanca. Ellos lo llamaban distinto ¿Zayn? ¿ese sería su nombre real? Esperaba que no, porque, algo le decía que saberlo sólo reducía sus posibilidades de salir con vida de esto.
¿Cuánto había pasado desde que lo tenían cautivo? Contó con los dedos los días, dándose cuenta que sus dos manos no eran suficiente. Más de diez días privado de su libertad.
Cada día que pasaba allí se sentía menos ansioso. O bueno, al menos ya podía conciliar el sueño en las noches, sin despertar cada cinco segundos sudando frío, acosado por las pesadillas. De hecho había empezado a dormir como un bebé desde hace tres días... desde que habían traído a ese loco a su habitación para ser precisos.
"Es una locura. Ese tipo no hace más que humillarte y maltratarte" pensó.
Pero entonces se descubrió a sí mismos mirando aquel maravillosamente bien formado cuerpo, su piel bronceada... el cabello despeinado. Sus ojos cerrados y su respiración lenta y profunda que lo hacían ver, sino amable, quizá menos hostil. Hasta podría decir que se veía atractivo... ¡tranquilo! ¡Tranquilo fue lo que quiso decir!
Desvió la mirada con la cara cada vez más roja de vergüenza. ¿Qué con esos pensamientos? Probablemente se debía a esos diez día de abstinencia sexual o culpa de ese maldito pervertido que lo hacia tener pensamientos raros con sus comentarios sexuales en sueños. ¡todo era culpa suya! ¡Todo absolutamente era culpa suya!
***
Tecleó el nombre de la chica nuevamente. Estaba segura de que la había visto en otro lugar pero no lograba recordar en dónde. Cara, Cara. No servía de nada buscarlo en Google, había miles de chicas con ese mismo nombre.—¡Joder! ¿Dónde demonios la he visto? —
Llevaba más de tres horas, prácticamente desde que le invitó un café, intentando recordar. Esos ojos, esos cabellos... incluso la forma de hablar.
Es verdad que Perrie Edwards podía ser considerada una prodigio de la infórmatica. Una maestra entre las falsificaciones y mención honorífica en la universidad de Europa en la rama de psicología. Pero era mala, y se refiere a muy mala, en cuanto a recordar rostros se trata.
Bien pudo haberla conocido ayer pero no la recordaría de todas maneras. Sólo había una persona que podía recordar a la perfección a pesar del tiempo que pudiera transcurrir sin verle. Y ese rostro era el de Zayn Malik.