Michael dejó caer el cuerpo inerte del rubio cuando una bala se enterró en su hombro. El grito que salió de su garganta fue más como el rugido de una bestia herida, hizo que Liam saliera de su estupor para desenfundar su propia arma y apuntar hacia los intrusos.
Zayn seguía con el arma apuntando al chico que había caído de rodillas, pero sin mirarlo, estaba completamente atento al asustadizo rizado quien veía con los ojos bien abiertos el cuerpo del rubio, estaba en un estado de shock. Josh sólo estaba estático a un costado de su hermano. Sus ojos abiertos de par en par, su mente tratando de procesar la imagen que estaba frente a él.
—Josh...— dijo zayn. Él, al igual que su hermano, estaba intentando lidiar con el shock de lo que acababa de ver.
Pero el moreno sabía que no podía perderse en ese momento. Las vidas de Harry, Josh y Niall dependían de su autocontrol. De que no se dejara vencer por la rabia y la desesperación que amenazaban con dominarle. La situación era delicada y Josh no podría cubrirlo.
Sangre. Estaba tan acostumbrado a ella. Sería absurdo que un médico le temiera a ella. Había visto miles de hemorragias, desde un simple golpe en la nariz, hasta la amputación de un miembro. Podría ver miles de personas desangrándose frente a él y no tenía ningún problema con ello, pero, ese olor metálico que estaba invadiendo la habitación lo paralizó por completo. El cuerpo de Niall no se movía. Con la oscuridad del cuarto ni siquiera podía decir a ciencia cierta si su tórax tenía ese característico sube y baja que acompañaba la respiración.
Niall no tenía nada que ver en esto. Sintió la pistola resbalarse de su mano hasta que terminó en el suelo. La brisa ligera que se colaba por la ventana la sentía como agujas que se enterraban en su piel. Su labio inferior temblaba. Su mente era un desastre que procesaba todo tan rápido y al mismo tiempo no lograba comprender la situación.
—Josh, no hagas una locura— susurró Zayn, aún con el cañón amputando hacia el chico que no quitaba sus penetrantes ojos ámbar de ellos.
¿Una locura? ¿hacer una locura? Pero si Niall es el maestro haciendo eso, no él. De pronto sintió que no podía respirar, como si alguien estuviera presionando su garganta para evitar que el oxígeno pasara a sus necesitados pulmones.
—Tú... — dijo en voz baja. Zayn lo miró por el rabillo del ojo, apreciando, incluso a la distancia que los separaba, como el cuerpo de su hermano temblaba.
Liam, por su parte, se mantenía en expresión fría, aunque por dentro sabía perfectamente en el aprieto en el que estaban. Michael estaba perdiendo mucha sangre. Ese idiota le había dado en un muy mal punto y si no recibía atención lo antes posible, era muy probable que él...
—Michael— dijo en voz baja, llamando la atención del pelilila
—Escúchame bien...——¡Cierren la boca o les volaré la cabeza!— gritó zayn desde el otro lado del cuarto logrando que la mirada ahora llena de lágrimas de Harry se posara en él.
Sabía que no podría darles el lujo de dejarlos planear algo. Con Josh en ese estado sabía que tenía las de perder. Miró a Harry que seguía completamente shockeado, unos pasos atrás del chico alto. Tenía que tomar una decisión o esto empeoraría.
—Yo... — comenzó Zayn.
—Escuchen...— interrumpió por primera vez harry con voz temblorosa —Yo... iré con ustedes— sentenció sin despegar la mirada del moreno.
—Ni lo sueñes— respondió sin chistar el ojimiel
—No... no hay de otra manera—
—Si la hay... —