Capítulo 7

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  Me miro confundido y tenía toda la razón de hacerlo, yo solo esperaba el momento en el que se levantara y saliera de la habitación con cara de asco, confusión y otras posibles emociones que pudieran surgir en ese momento. Levante mi mirada ya que no, no se iba. Estaba viéndome, sonriendo, reuní todo el valor que tuve para acercarme a besarlo.
El tomo mis brazos para que no pudiera seguir acercándome de lo cual me desilusione, me di la vuelta y caí boca abajo en mi cama, ya estaba harta de llorar, pero por alguna razón, no podía parar, salían a pulso y lo peor. Desde mi corazón, sin piedad, mi corazón estaba totalmente roto y no había nada que hacer, hasta que escuche su preciosa voz.
- Si te doy uno –se echo a mi lado – ¿me prometes que dejaras de llorar?
Abrí los ojos de golpe, ¿hablaba enserio? Sería la mujer más feliz del mundo.
- Lo prometo –alcance a decir antes de que mi sonrisa se hiciera por si sola.
Estaba acercándose, exageradamente dudoso al igual que yo, solo esperaría a que me besara para moverme. Estábamos a milímetros, casi, casi lo hacía.
- Dawn, mi amor –vino Kyle a abrazarme. ¡IDIOTA!
- Kyle que... -me beso, no eran esos labios los que quería en este momento así que lo empuje –al parecer no te quedo claro por teléfono.
- Mi amor, estaba angustiado, no sabía nada de ti.
- Y ahora sabrás menos, largo de aquí –señalé la puerta.
- Dawn no estoy jugando –apretó mi muñeca.
Emití un gemido de dolor ya que sentí claramente como me tronaba mi huesito, Taylor reacciono al instante y llegó a empujarlo. Kyle cayó al suelo y lleno de furia se levantó a armar una pelea. Los dos tenían probabilidades de ganar, sobre todo Kyle, que se la vivía en sus clases de Jiu-Jitsu si no estaba conmigo.
Increíblemente mi tío lo dejó en el suelo en un dos por tres, Kyle seguía buscando pelea pero mi papá entró en ese momento y lo sacó de mi habitación en camino a la puerta. Me quedé con mi tío otra vez, sola.
- ¿Cómo has podido hacer eso? –pregunte sorprendida.
- Eh practicado karate desde que naciste –agacho la cabeza.
Al parecer Kyle le había metido un buen golpe en el labio, ese sexy labio que me encantaría terminar de lastimar.
- Ven –le indique que se sentara en la cama.
Se sentó en mi cama mientras yo fui a pedirle a mi mamá el botiquín para curarle la pequeña herida que le había dejado Kyle, si volvía a hablarme, acabaría con el. Aunque tal vez debería de darle las gracias por dejarme curarle el labio a mi tío.
- Taylor Dios mio, ¿estas bien? –preguntó mi mamá.
- Si –le sonrió –Dawn va a curarme.
- Cuídalo bien princesa –me guiño el ojo y se fue.
- Como no tienes idea –susurré en voz muy baja.
- Dawn con respecto a lo del beso –lo mire.
Vertí un poco de alcohol en un algodón y se lo pase por encima del labio, el hizo una mueca de dolor y yo agarre su mano indicandole que si le dolía podía apretarla. Casi me la arranca mientras le curaba.
- Estas como nuevo –le sonreí.
- Gracias princesa –al menos me hablaba con cariño una vez más.
Lo mire a los ojos un buen rato, esperaba que en verdad me besara pero no, como siempre, mi tío era un misterio.
- Te... invito a salir –dijo en voz baja. Sonreí.
- Claro que si –dije muy feliz.
- Podemos ir al cine o a cenar, tu dime –me sonrió.
- Oye lo que te dije... no tiene que cambiar nuestra forma de ser, sigo siendo... solo tu sobrina, pero nuestros juegos y abrazos y besos no tienen que cambiar –dije llena de ilusión.
- Mira Dawn, a mi también me ah tocado la ocasión en la que no me corresponden y lo que tu estas tratando de hacer es que yo siga siendo como siempre, dándote abrazos, besos, cosas que van a hacer que ilusiones y yo no quiero eso. Quiero que tengas bien en claro que nunca vamos a llegar a nada –dijo muy serio.
Que osadía, salí corriendo de mi habitación y luego de mi casa, mi papá venía detrás de mí hasta que mi mamá le dijo que me dejara ir sola. Sabias palabras de mi madre.
Estaba en un parque y ya estaba haciendo frío, pero aun no quería volver a mi casa porque seguro mi tío seguía ahí.
- Dawn -oh no, me encontró.
- Aléjate, si de verdad nunca vamos a llegar a nada –se iba acercando –quiero que no vuelvas a hablarme nunca...
Y abran sus ojos, me beso. Me beso con ternura y amor, me quede en shock, estaba besándome con mi tío, estaba besando a mi amor platónico. Me dedique a disfrutar, mis manos temblorosamente se enredaron en su cuello y mis dedos en su cabello. El beso estaba por terminar ya que ninguno tenía más reservas de aire. Lo disfrute hasta el último segundo.
- Prometiste que ya no ibas a llorar –dijo respirando agitadamente.
- Y tú prométeme que no vas a dejarme. No ahora –escondí mi cara en su cuello, su aroma. Él era perfecto.  


Enamorada de mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora