Capítulo 27

958 37 0
                                    

Caray, eso arruinaría mi vida. Ruego a los Dioses que mis padres, no quieran llevarme a un médico. Toco mi vientre esperando sentir alguna diferencia pero nada. 'Vamos Dawn no seas ridícula, no se te va a sentir nada después de dos semanas'.
Llegamos a mi casa y subo rápidamente a mi habitación, prácticamente subo las escaleras de 3 en 3. Entro al baño y me miro al espejo. Luzco bien, quizá pueda usar eso como una excusa para que no me lleven al médico.
Mi madre toca la puerta y dejo que entre. Me encuentra lavándome los dientes.
— ¿Estás bien? Tu padre dijo que yo tenía que venir a hablar contigo.
— Estoy bien –intento sonreír. 'vamos Dawn actúa normal'
— ¿Hace cuánto que se fueron a París?
Oh.
— Unas 2 o 3 semanas, no recuerdo bien –miento.
— Mira hablemos de mujer a mujer, ¿sí?
'No, no, no. De mujer a mujer no'.
— ¿Qué quieres saber mamá?
— Él es un adulto, tú eres casi una adulta, en 4 años dejarás de ser nuestra responsabilidad y no puedo juzgarte porque yo también me enamore...
— No estás preguntando nada mamá.
— ¿Quieres contarme algo de lo que ha pasado entre ustedes?
'Bueno mamá, hicimos el amor, prácticamente todos en la escuela sospechan que tenemos algo y cuando me dijo que no iba a volver con él lo que resta del año me dolió como mil espadas enterrándose en cada parte de mi cuerpo'.
— No ha pasado nada –sonrío –lo normal.
— ¿Y qué es lo normal cariño?
— Bueno, una que otra salida y besos.
— ¿Dormían juntos?
'Que directa eres mamá'
— Sí.
— Bueno, no te preguntaré más hasta que quieras contarme, ¿sí? Ya te inscribimos a tu nueva escuela e iremos viendo universidades.
— Mamá –digo –no quiero quedarme aquí. Quiero ir con Taylor.
— No, lo siento pequeña. No quiero que hagan alguna tontería y salgas embarazada –'bueno mamá, si esos son tus miedos para no dejarme ir, puedes irte preocupando porque creo que lo estoy'.
— No voy a embarazarme mamá –miento.
— Eso es precisamente lo que espero. Bueno cariño, cambiemos de tema y hay que tener una plática de amigas.
— Bueno, hablemos de embarazos. Quiero saber cómo te sientes –sonrío.
— ¿Qué quisieras saber?
— ¿Cómo sabes cuando estás embarazada? –'necesito saber'.
— Bueno, a veces tienes cambios de humor repentinos. Vomitas de vez en cuando y tienes antojos. O también te pueden dar dolores de cabeza muy fuertes. Y la más fácil para saber si estás embarazada es si no te llega la regla, ¿por qué preguntas cariño?
— Um, es que una amiga está teniendo síntomas y no quiere preguntarle a su mamá directamente –'porque estoy embarazada mamá'.
— Pues, está en serios problemas. Si yo fuera su mamá la alejaría del muchacho y la obligaría a tener el bebé.
— Mamá –regaño.
— Bueno, no importa. ¿Otra pregunta?
— ¿Qué se siente estar embarazada?
— Bueno es lindo. Tienes una vida dentro de ti y depende exclusivamente de ti. Si es como en mi caso, es muestra del amor que se tienen tú y tu pareja.
— Mamá... si yo me embarazara de Taylor, um, ¿qué harían tú y papá?
— Bueno –traga saliva. Oh Dios, no debí preguntarlo –primero castigarte de por vida. Tu padre estoy seguro de que lo denunciaría y bueno, tendrías al bebé.
— Oh.
— Mañana te llevaremos al médico para que te revise y nos diga porque estás vomitando...
— ¡No! Quiero decir, odio a los médicos. Estoy bien.
— Cariño vomitaste dos veces en menos de 1 hora –'de hecho 3 mamá'.
— Comí algo en el avión que no me cayó bien. Es todo.
— Como quieras –besa mi frente –y tu tío me dijo que le llamaras. Quería hablar contigo.
— Le llamaré luego.
— Duerme, mañana irás a conocer tu nueva escuela.
— Me hablas como si tuviera 10 años.
— Quizá los tengas. Adiós.
Sale de la habitación y vuelvo a vomitar. Si esto se hace costumbre voy a enflacar demasiado.
Tomo el teléfono de la casa, y marco el número de Taylor que está anotado en un directorio frente a mí. Mamá enserio pensó en todo. 2 timbres y contesta.
— Lautner.
— Hola Tay...
—Dawn, princesa, ¿estás bien?
— No. Tengo que hablar contigo –sollozo.
— ¿Qué paso?
— Mira... ¿recuerdas cuando, hicimos el... amor?
— Sí.
— No usamos protección.
— Oh princesa.
— Creo... que estoy embarazada de ti.
— Tomaré un avión ahora mismo.
— Taylor si estoy embarazada, ¿qué vamos a hacer?
— No lo sé. Yo puedo mantener al bebé fácilmente, pero mi hermana no va a estar muy feliz con eso.
— Taylor tengo miedo. Soy muy joven para estar embarazada y es tuyo –comienzo a llorar.
— Dawn te dije que no era buena idea hacerlo.
— ¿Me estás culpando?
— No, por supuesto que no. Esto fue de los dos.
— Quiero dormir, te llamo luego.
— Dawn...
— ¿Sí?
— No estás sola en esto. Estaré ahí mañana por la mañana.
— Te amo.
— Yo también.
Cuelgo.
Me acuesto en la cama y me envuelvo en mis propios brazos. Tengo efectivo, necesito saber si estoy embarazada. La intriga va a matarme.
Salgo por la ventana, no tengo ni idea del idioma, su moneda. No sé nada. Aun así, los dólares pueden servir de algo. Camino por una hora hasta que encuentro una farmacia. Para mi suerte, hablan español. Pido una prueba de embarazo y para mi doble suerte aceptan dólares.
Regreso a mi casa y logro subir de nuevo por la ventana. Voy al baño y sigo las instrucciones al pie de la letra. 10 minutos después termino. Tengo miedo, no quiero ver si estoy embarazada o no. Tomo aire y me atrevo a ver. Tiene un color azul que significa... Positivo.

Narra Taylor:
Agarro mi celular y llamo a mi agente. Andrea.
— Búscame un vuelo a Berlín, el más próximo.
— Es dentro de 2 horas.
— Consígueme una reservación en un hotel cerca de un hospital, el mejor en obstetras.
— En seguida. Se llama Royal Breeze. ¿Suite?
— Sí.
— Listo, ¿de mañana hasta...?
— No lo sé, paga una semana de adelantado.
— Está bien, ¿qué hago con sus juntas?
— Cancélalas y las más importantes posponlas para dentro de una semana.
— Hecho. ¿Algo más?
— Quédate atenta al teléfono.
— Seguro señor.
Cuelgo y alisto una maleta y salgo a mi auto. Manejo rápidamente hasta el aeropuerto.
— 'Estimados pasajeros, disfruten su viaje hacia Berlín'.
Bueno, 18 horas y veré a mi princesa. Si de verdad estuviera embarazada, no sé qué haría. Mi cuñado si me denunciaría.

Narra Dawn:
Despierto tal y como ayer, con mis ojos hinchados por tanto llanto. No puedo creer que estoy embarazada y mucho menos de mi tío. Dios, ¿qué has hecho conmigo?
Me baño con agua caliente, a pesar de ser Domingo mis padres insistieron en llevarme a conocer el instituto donde me quedaré. Me pongo una falda de tubo por encima de las rodillas gris y una camisa rosa pálido. Me dejo el cabello en hondas naturales, me maquillo naturalmente y me pongo tacones café oscuro.
Bajo las escaleras y mamá está sola, haciendo el desayuno.
— Hola preciosa –saluda con la mano desde la cocina. Esta feliz, puedo verlo en sus ojos.
— Hola, ¿y papá?
— Le llamaron de improviso de la oficina. Pasaremos unas horas madre-hija –'otra vez no'.
— Mamá, si no te molesta preferiría que no saliéramos hoy de casa. Me siento cansada.
— Eso no Dawn, abrirán el instituto hoy por ti. No podemos cancelar. Lo siento, serán solo 2 horas o menos. Después podemos venir aquí.
— Si no hay opción...
— No, no la hay.
— Dijo... Tío Taylor que iba a venir –me sonrojo.
— ¿Le dijiste que viniera?
— Sí.
— Dawn por algo te trajimos aquí.
— ¿Quieres impedirme verlo?
— A toda costa. Ya no me parece apropiado que pases tanto tiempo con él. Además de que el hijo del jefe de tu papá está muy interesado en ti –'pues que se vaya desinteresando porque yo solo amo y amaré a Taylor y estoy embarazada de él'.
— ¿Me estás diciendo que quieres que tenga una relación con el hijo del jefe de papá? Ni me conoce mamá.
— Cuando vinieron a jugar golf, vieron todas tus fotos y el chico se enamoró de ti. Es necesario cariño, el jefe de tu papá prácticamente dijo que si no te traíamos y formabas una relación con él, lo despediría.
— Mamá los chantajeo y ustedes me están chantajeando a mí, ¿qué paso con esos padres celosos que no dejaban que nadie aparte de Taylor se me acercara?
— No podemos quedarnos sin trabajo ahora. Tú hermano nacerá en pocos meses y necesitamos el dinero.
— Mamá háblame claro.
— Te inscribimos en el mismo instituto que el hijo del jefe de tu papá. Se llama Dylan –'¿el acosador del restaurante?' –tendrás una relación con él y procura por favor no echar a perder todo.
— Mamá esto es injusto, sabes que solo amo a Taylor.
— Lo sé y lo siento pero es necesario. Lo llamaré para decirle que no venga.
— Mamá –protesto.
— Nada. Por favor no lo hagas más difícil, olvídate de tu tío.
— No puedo, no ahora.
— ¿Por qué? –'¡porque estoy embarazada!'
— Porque no.
— Pues lo harás.
— Mamá no puedes obligarme.
— No, no puedo. Pero te haré sencillo el asunto. Si no lo haces no verás a Taylor nunca más, ¿entendido?
— Mamá –vuelvo a protestar.
— Vamos, tenemos poco tiempo. Quede con tu papá de que nos encontraríamos con su jefe en 10 minutos.
— Mamá, ¿te estás escuchando? Me estas...
— Chantajeando, sí.
— Por... dinero.
— Solo será por un tiempo, finge, ¿sí? Hazlo por nosotros –toca su vientre. No puedo.
— Te odiaré después de esto, ¿lo sabes verdad? A los 3 los odiaré.
— Es un riesgo que debemos tomar.
— Bien –sonrío hipócritamente –entonces que así sea MADRE –odia que la llame así, así que recalco esa palabra.
— Cariño –'te dije que no me llamarás así y mucho menos ahora'.
— No me llames así –grito –confórmate por llamarme por mi nombre y vámonos, que no quiero estar de un humor peor.
— Sube al auto.
Conduce como una loca, ni por su propia seguridad ni por la de mi hermano Mini Taylor tiene precauciones. El instituto es grande y muy bonito, del estilo del restaurante de anoche. Claro, si es el jefe de papá debe de tener mucho dinero. Ya que arriba de papá solo queda el dueño.
Bajo del auto con cara de pocos amigos y me retranco en él. Veo un Lamborghini negro detenerse frente a nosotros. No tan rico como mi tío. Oh Taylor, ven a salvarme. Las ganas de vomitar regresan.
'No, ahora no por favor'.
Del auto baja un hombre ligeramente mayo que mi padre y un tipo. Rubio, de ojos azules, al darme la oportunidad de verlo bien de frente, puedo ver que efectivamente, es el acosador del restaurante. Supongo que por eso me saludo y no dejaba de verme.
— Hola –me saluda Dylan. Quiero escupirle en la cara.
— Hola –respondo de mala gana. 'Oh Taylor, ¿dónde estás cuando te necesito?'.
— Cariño se cortes –dice mi madre atrás de mí.
— Tú no me hables –gruño.
— ¿Quieres que te enseñe el instituto? –pregunta Dylan. 'No, no quiero'.
— Me da igual –refunfuño.
— Ven –me toma de la mano, 'suéltame inútil'.
Me jala hasta dentro de la gran escuela, estamos en un patio muy grande y verde. Me recuerda al jardín de la casa de Taylor, como lo extraño y solo ha pasado un día.
Habla, explicándome y enseñándome la escuela, pero honestamente, no le presto la más mínima atención hasta que llegamos a la oficina del director y cierra la puerta. Hay sillones color café y me voy a sentar en uno de ellos, mirando desinteresadamente hacia la ventana.
— Eres tan bonita –se sienta detrás de mí y respira en mi oreja. Me levanto instintivamente y me mira con una sonrisa lasciva. 'pero qué demonios...'.
— Gracias –digo y retrocedo hasta la ventana.
— Oye no pienses así de mí –su mirada cambia a una tierna y por un momento me relajo.
— Mejor, vamos a otra parte –camino rápidamente hasta la puerta y la abro. Salgo de inmediato y corro escaleras abajo hasta que veo a alguien de mantenimiento con una puerta abierta. 'golpe de suerte'. Salgo por allí, perdiéndome de la vista de mi mamá, Dylan y su papá.
Consigo caminar hasta un parque.

Narra Taylor:
Llego al aeropuerto y le llamo a Mackenna quien automáticamente me envía a buzón. Intento 3 veces más y lo mismo.
Voy en camino al hotel y estoy viendo por la ventana. Pasamos frente a un parque y me parece ver a Dawn ahí.
— Detente –le indico al chofer –regresa hasta la chica en el parque.
Obedece al instante y ella al ver el tipo de auto comienza a correr. Pero antes aclaro que es Dawn por lo que me bajo y corro detrás de ella.
— Dawn soy yo.
Se voltea a mirarme y se abalanza sobre mí como si no nos hubiéramos visto en años. Dios, extrañe tenerla entre mis brazos. Cuando nos separamos comienza a llorar.
— Cariño, ¿qué pasa?
— Mi mamá y mi papá me están obligando a ver al hijo del jefe de mi papá.
— No tiene nada de malo que veas a alguien Dawn.
— Pero sí que me quieran obligar a tener una relación amorosa con él. Escape del instituto hace unos minutos. No deben tardar en notar mi ausencia. Llévame contigo –ruega.
— Entra al auto –digo serio. Mackenna nunca haría algo así.
Subo detrás de ella y le indico al chofer que se dirija al hospital. Dawn me mira extrañada.
— ¿Para que un hospital?
— Van a revisarte a ti y al bebé. ¿Ya estás 100% segura de que estás embarazada?
— Sh, baja la voz. Sí, lo estoy.
— Entonces –sonrío. Maldición Taylor, hazlo antes de que otra cosa salga mal – ¿quieres ser mi novia?
— Dios, sí –chilla y se abalanza a besarme. Como amo a esta chica.

Enamorada de mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora