D I E C I S I E T E

896 92 7
                                    

Luego del trabajo donde estuve un rato con Deby fui a casa.

— ¡Hijo! ¿¡Eres tú!? — grito mi mama desde arriba.

— ¡No, es un ladrón que casualmente tiene llaves!

—Cállate y ven a ayudarme.

—Bien.

—Corre esas cajas.

—Bueno.

— ¿Cómo esta Deby?

—Bien.

— ¿Cómo van las cosas con ella?

— ¿En qué sentido?

—Ay, no te hagas ¿tienen algo?

—No, solo somos... amigos.

Lamentablemente.

—La amistad entre hombre y mujer si existe... hasta que uno de los dos se enamora.

— ¿Y si ya lo estoy? — Se sorprendió y se abrazó, quizá ella me podría dar unos consejos para salir de la friendzone.

Que palabra ¿no?

Friendzone.

Uhg.

Luego de terminar con mamá tocaron la puerta y abrí.

Eras tú.

—No me preguntes porque lloro, solo abrázame fuerte, lo necesito.

Te lanzaste a mis brazos y no te soltaste.

—Deby...—Dije entre tu cabello, olía tan bien.

— ¿Si?

— ¿Qué dices si entramos y me cuentas que sucede?

—No pienso soltarte.

—Está bien, subiré las escaleras mientras te abrazo, no hay problema.


La de trenza y liston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora