5

967 98 5
                                    

Ciel despertó en su cama y miro el reloj, Sebastián tenía que estar por llegar y Ciel dedico a relajarse antes de la llegada de el mayordomo.
-Buenos días Ciel- Sebastián poso sus labios con delicadeza sobre los de Ciel y con maestría le puso el parche a lo que Ciel chasqueó laengua con desagrado- Perdona, pero sabes que es necesario- como si un jarro de agua fría le hubiera caído encima recordando todo lo pasado se volvió a hundir en las sábanas.
-Puedes retirarte Sebastián- decia desde las sábanas
-Me pregunto donde esta el Conde que se impone ante la adversidad
-¡Largo!- Se oían los jadeos de un incipiente lloro, Sebastián sabia que habían tocado un tema delicado para el menor él día anterior y que le era difícil olvidarlo y comenzaba a preguntarse si el orgulloso Conde Phantomhive se había sentido solo estos años, pues él dejó claro al principio que toda apariencia era teatro. Estaba claro que en un principio no confiaba pero él, pero pensaba que había sido un apoyo emocional para el menor o eso había sentido porque ahora estaba llorando solo en su cuarto, solo cosa que en cierto modo le dolía y todo por el dichoso ojo de shinigami.
-tsk- realmente no quería admitir que aquel mísero humano causaba tal cosa como sentimientos en el pues tenía aprendido que los de su especie no los poseen, pero ese extraño sentimiento que le causaba el llanto de Ciel lo odiaba. Entro silenciosame en el cuarto y se sentó en la cama de espaldas al muchacho
- ¡Fuera!- se oía a Ciel tratando de parar de llorar, Sebastián presentía que se arrepentiría de esto, pero necesitaba que el menor se sintiese bien para poder estarlo él también. Un sentimiento bastante egoísta. 
-Bocchan voy a dejarlo ver mi verdadera imagen- agarró las sábanas con fuerza en su puño - Solo ... Prometame que no se va a asustar... - apretó tanto la mano que rasgo la sabana
- no es necesario, no es por eso... -el menor salió y se recostó sobre la espalda del mayordomo haciéndolo inclinarse hacía delante- en cualquier caso jamás me asustaría de ti demonio estúpido - abrazo al mayor y se dejo caer contra su espalda.

El hecho de que Sebastián estuviera ahí lo consolaba, pero no quitaba el hecho de que hubiera utilizado la marca como símbolo de propiedad cosa que le dolía en demasía por su pasado con las marcas. Aunque la curiosidad le picase realmente no le era menester saber la auténtica forma de Sebastián él solo quería ser una persona con derecho a elegir su destino no un ganado esperando ser reclamado por quien lo marcó.
Se secó las lágrimas contra el traje de Sebastián y apoyo la cabeza sobre el hombro del mayor.-Sebastián me preparas el baño ... - llorar bajo las mantas lo había hecho sudar aunque no lo iba a decir.
Minutos después se dirigió al baño y despojándose de su húmeda ropa, pero no del parche se hundía en el agua caliente.
-Que relajante- comentaba mientras el mayor comenzaba a labarle el pelo.
-Ciertamente... -el mayordomo no respondía con demasiado entusiasmo pues la bañera de los empleados era pequeña para su esbelta figura.
-¿Sebastián quieres bañarte conmigo?- El
Menor mostraba una dulzura que normalmente ocultaba pero que se sentía cómodo utilizándola con Sebastián
- Por supuesto Ciel en un abrir y cerrar de ojos él mayor se había desvestido y estaba entrando en la bañera.
Ciel se abrazó a Sebastián y cerro los ojos dejándose llevar por la cálida y relajante sensación mientras el contrario intentaba mantener la compostura por tener la piel del menor pegada a la suya.
-Eres muy suave- comentaba el menor refrotrandose inocente contra el otro ajeno a lo que provocaba en el otro y apoyando la cabeza sobre el hombro del mayor- eres calido - El mayordomo abrazaba a el menor con afectuosidad, realmente él menor se sentía confortado y tranquilo con su presencia. Que error por parte del menor confiar en quien le impide ver su verdadera naturaleza.
-¿Sebastián ocurre algo?-El menor cogió la cara del mayor y lo miro a los ojos. Ese era el Ciel que solo el veía, el verdadero Ciel y eso solo hizo sentirse peor al mayor.
El él de ojos azules beso al de los ojos rojos sacándolo de sus pensamientos y este se quedo mirándolo su ojo parcheado -tsk- fue lo único que salió de su boca antes de arrancar el parche del menor que reaccionó tapándose los ojos e impulsadose al otro extremo de la bañera.
-¿Ahora me tienes miedo? Oigo tu corazón desde aquí - El menor estaba realmente dudoso o quizás asustado de lo que pudiera encontrarse.
Sebastián cogió las muñecas del menor apartando las manos de la cara del menor y lamió su mejilla haciendo que abriera los ojos de repente y mirando con sus heterocromos ojos él demoníaco se que que lentamente se retiraba de encima suyo que miraba con expectación al menor -Wow- fue lo único que atino a decir él menor que se tapaba para ver solo con el ojo esmeralda.
Contemplaba ente él un ser con pelo negro largo asta la cintura atado a la mitad,cuernos elegantemente enroscados, con ojos de un rubí intenso y pupilas felinas en comparación con su color nermal, unas elegantes alas negras conformadas como las de un oscuro ave de caza brotaban de su espalda y más abajo brotaba una cola cubierta de un fino pelo negro terminada en un mechón entre liso y rizado. En la expectación del mayor entreabria la boca dejando ver una dentadura con colmillos y premolares largos y afilados. El menor paro unos segundos y cambio su ojo abierto al azul sabiendo que mataba al mayor con la espera.
-Que curioso- dijo finalmente el menor dejando más expectante al mayor mientras volvía a descubrir su ojo esmeralda - Con mi ojo verde solo te veo nítido a ti, todo alrededor esta borroso
-Asi funciona la visión de los shinigami- El mayor aliviado volvió a abrazar al menor forzandolo a tumbarse en su pecho.
-Me encantan los cuenos- comentaba el menor tocando con curiosidad donde veía los cuernos con su ojo de shinigami
-Tiene que ser muy confuso mirar con el ojo de shinigami y el normal a la vez- a Sebastián le comenzaba a hacer gracia las reacciones de Ciel que ahora lo abrazaba y palpaba por donde se supone estarían sus alas.
-Es un poco mareante- seguia bajando sus manos por la espalda del mayor tocando la base de su espalda donde supone estaría la base de la cola y frotando su miembro sobre la pierna del mayor haciendo que escapara un gemido de sus labios.
-Me tienes en el límite, si no quieres sexo no sigas por ahi- Sebastián se tenso y mordió su labio intentando calmarse a lo que el menor no paro enredando las piernas en la cintura del mayor y friccionandose con sensualidad contra su bajo abdomen. Poco a poco sintió con excitación como la ereccion del mayor se clavaba en su trasero.
-Pues parece que tu limite fue sobrepasado - Ciel paro unos instantes acariciando el miembro del mayor para después comenzar a masturbarse mientras frotaba su trasero contra la ereccion.
-Chico malo, probocandome así, con el hambre que te tengo
-Comeme- Ciel mordió con fuerza el pecho del mayor asta hacerlo sangrar.
-No sabes lo que acabas de hacer- Sebastián sonrió lascivo relevando a su amo en la masturbación y penetrandolo de una estocada de dolor y placer por igual.
-¡Demonio salvaje!- gritaba él menor a lo que el mayor aumento él ritmo de su mano y mordió el hombro del menor bebiendo él rojo fluido con satisfacción
-Tengo... Hambre... - entre estocada y estocada el mayordomo continuaba bebiendo él rojo fluido.
Con una certera estocada ambos se contrajeron dejando al placer recorrer deliciosamente sus cuerpos y dejando a Sebastián separado de la herida que comenzaba a teñir el agua.Ciel alzó la mirada para con su ojo esmeralda ver los ojos de Sebastián con la esclerotica negra remarcando sus rojas pupilas mientras sú sangre resbalaba por el fino rostro del mayor.
-Sebastián...- el menor comenzaba a dejar de moverse, el mayor había bebido demasiado.
-¡Ciel! Perdón- Con esa sincera sincera disculpa Sebastián sacó a Ciel en brazos , lo envolvió en la chaqueta del uniforme y con la toalla presiono la herida.Dejo al menor en la cama, se ató una toalla y segundos después reapareció con un bol de fresas y moras.
-¿Fresas? - El menor se incorporó a duras penas sujetando el bol
-Te ayudarán a recuperar la sangre perdida- El mayor le entregó el bol y se sentó a su lado a curarle la herida mientras Ciel comía las fresas sin demasiada ilusión.
- Sebastián, ¿ quieres fresas tu también ? - Ciel cogió una y la inspeccionaba sin mucho animo de comerla
- Recuerda que los demonios no podemos alimentarnos de comida humana, es algo así como beber agua, puede ocupar espacio en tu estómago pero no es alimento- coloco un pequeño vendaje en el hombro de Ciel y lamió sus dedos manchados del rojo fluido mientras el menor lo observaba con detenimiento y curiosidad.
-¿Que miras ,Ciel?
- ¿La sangre te alimenta? ¿como los vampiros de las novelas?- Sebastián sonrió ante la despreocupada pregunta
-No es exactamente un alimento pero me permite probar tu suculenta alma- Ciel quedo pensativo unos segundos
-Cuando el contrato se cumpla podrás tenerla para saciarte - Nunca solia sonreír pero al pronunciar esas palabras el menor esbozó una sonrisa que mostraba pena y alegría como aceptando el inevitable futuro de ser deborado
-Tsk ¡Jamás!-El menor se sobresalto ante esa reacción - jamás sería capaz de comerte - Sebastián recogió y se coloco su ropa menos la chaqueta que tenía Ciel y se marchó de la habitación ante la mirada del menor que observaba con su ojo esmeralda casi hipnotizado por el vaivén furioso de la cola de Sebastián cullos últimos mechones se movían con gracia.

Tiempo después el joven se encontraba ya vestido en su despacho haciendo papeleos cuando un libro cayó sobre su mesa y sorprendido alzó la mirada para encontrarse con la de Undertaker que le señalaba el título del libro y con la otra mano posaba un dedo sobre su burlona sonrisa a modo de silencio.

El secreto en el baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora