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Sebastián estupefacto sujetaba la cara de Ciel contemplando el cambiado color del ojo del contrato con angustia.
-¿Como?- Susurraba mientras el menor lo miraba con incertidumbre.
La expresión del mayor cambio a la de exacerbación.-¡¿COMO?!- Ciel salió del regazo del mayor arrancando su cara de las garras del mayor y casi cayendo de la cama. Sebastián se levantó de la cama con brusquedad salió del cuarto cerrando de un portazo.
Ciel sorprendido se acercó casi con temor a un espejo para ver que su ojo del contrato había pasado de un azul zafiro a un verde esmeralda. Asustado se acerca todavía más al espejo buscando el contrato que con alivio vio que seguía ahí. -Estupido Undertaker, esta me las va a pagar- se ató el parche con fuerza y frustración, queriendo hacer desaparecer eso que no sabia muy bien que significaba.
-Si lo ata tan fuerte luego le molestará - Las ágiles manos del mayordomo ataron el parche y acariciaron los mechones del menor. - además no desaparecerá por que lo aprietes más
-¿Qué es?
-Parece ser como el de los shinigami, pero parece que no es funcional como los suyos
- ¿Funcional?
-Es de sabiduría popular que los shinigami no ven bien a ojo descubierto , además de que son capaces de detectar seres sobrenaturales con solo mirarlos - esto último lo dijo con un desánimo que el menor no entendía.
-¡Sebastián como me deshago de esto!- El mayor miraba con admiración aquella actitud mientras se inclinaba asta estar a la altura del menor.
- Hay que ir a preguntarle al señor Undertaker - una sonrisa se dibujó en los labios del mayordomo.

Al día siguiente partian hacía la tienda de Undertaker en su habitual carruaje negro. Ciel había notado el fastidio de su mayordomo demoníaco hacía esa marca de shinigami, después de todo sabia que demonios y shinigamis son ribales, se preguntaba si su extraña relación amorosa estaba acabada por aquel giro del destino y puede que eso comenzará a generarle un sentimiento que creia extinto en el un profundo desconsuelo, debilidad que no dejaría ver a nadie, o eso creía.
-Bocchan ¿Se encuentra bien? No ha apartado la mirada del cristal desde que salimos.
- Tsk..No me va a volver la fiebre
-No me refiero a su salud, me refiero animicamente
-No esta en tus obligaciones cuidar mi ánimo
-Pero como amante me preocupa que este triste- el menor viró la mirada encontrándose con los carmesies ojos del otro clavados en su ser con preocupación.
-Te aseguro que estoy bien - se quedo mirando al suelo pensativo, mentir así no era propio de él.
- Su voz suena firme como siempre, pero me esta esquivando la mirada, bocchan- cogió la cara del menor entre sus manos y lo miro a las ojos, este se sonrojo - esta claro que esta apenado
-tsk piensa lo que quieras, no tengo ganas de debatir nada...
El mayordomo solo lo soltó y asi, en silencio pasaron el viaje asta la tienda de Undertaker.

-¡Undertaker!- irrumpió Ciel en la tranquilidad de la tienda
-¡Exijo saber que me has echo! - el menor se presentó en medio de la habitación y golpeó con el bastón el único ataúd cerrado totalmente, mientras Sebastián esperaba en la puerta siendo consumido por los celos y el coraje, pero una orden era inquebrantable.
-Hehehe Nada de lo que me arrepienta joven Conde
-Quiero que me dejes como antes, ¡ahora!- El del pelo blanco sonrió ante esta propuesta.
-Pero que malcriado lo tiene ese mayordomo suyo... En cualquier caso ni puedo ni quiero quitárselo mi... Querido Conde Hehehe... Pensé que si el demonio lo tenía marcado yo también podía, después de todo lo llevaras tapado igual
- Pues mal pensado - El Conde golpeó el suelo con el bastón con fuerza, intentando eliminar la tensión de su cuerpo.
-Seguro que a su mayordomo no le gusto que marcarán su presa... Hehehe...-El semblante del mayor cambio a serio - Después de todo el no puede amar, solo conoce el trato contratista-demonio... - conforme pasaban las palabras Undertaker parecía estar más alicaído - Para mi beneficio, pronto tu ojo de shinigami estará funcional y entenderás porque hago esto hehe - El mayor recupero toda la alegría perdida. El menor se había quedado estupefacto ¿que estaba pasando?
-¿Porqué? -Fue lo único que el menor atinó a pronunciar antes que el mayor sellara sus labios con un ósculo a lo que Sebastián arranco la puerta del local entrando desmesurado.
-¡No toques a Ciel!- El demonio se acercaba con ojos felinos y respirando agitado.
-Tuya es su alma, pero los sentimientos de los humanos son volátiles Hehehe hoy son tuyos mañana son... Míos - Undertaker perfilo el rostro del menor con sus uñas provocando un escalofrío de desagrado.
-Ciel entero es mio, no te permito tocarlo, ni siquiera te permito fantasear con él. - El demonio puso su mano sobre el borde del ataúd inclinándose sobre el.
- ¡BASTA! NO SOY DE NADIE, NADA ME ATA A NADIE Y ODIO SER MARCADO CAMO EL GANADO... nada os diferencia de los que me marcaron antes... - estaba claro que habían abierto viejas heridas en el alma del pequeño Conde que sono amargo. Se sentó en el suelo escondiendo su cara entre sus piernas y abrazando estas intentando ocultar esos sentimientos que lo embargaba .
-Si solo te hubiera localizado antes... - murmuraba el shinigami con pesadumbre en el rostro - te busque por tanto tiempo...pero para cuando te localicé esé ya estaba contigo... -el peliblanco salió del ataúd apartando con brusquedad al mayordomo, avalanzandose sobre el menor y arrancando el parche de la cara del menor que sorprendido miraba al peliblanco .
-¿Qu-¡¿Que haces?!- El menor se levantó abruptamente y al tener la vista borrosa por su ojo de shinigami cayó de nuevo sujetándose el ojo esmeralda.- ¡¿Que me pasa?!
Undertaker sonreía con malicia y satisfacción y se relamía al darse cuenta de que ya estaba listo mientras Sebastián se escondió en el rincón más oscuro que encontró.
-Bocchan póngase el parche por favor - mas que una petición era una súplica
-Hehehe ¿No quiere saber que tipo de ser es su mayordomo en realidad? Cual es la verdadera imagen de su amante - Sebastián suplicaba por que su bocchan no decidiera mirarlo, pues tenía miedo de asustar al menor.
Ciel realmente tenía curiosidad, pero no le daría ese placer al shinigami, cogió su parche y se lo medio coloco con lentitud pensando en lo que Undertaker le había dicho, salió dirigiéndose al carruaje y haciendo un gesto para que su mayordomo lo siguiera.
Sebastián salió del rincón dirigiéndose una mirada altanera al sepulturero - él ya ha elegido - remarcaba con burla
-De eso nada, he sembrado la curiosidad en el niño- la sonrisa se remarcó otra vez en su marmóreo rostro apartando un poco su flequillo para apuñalar con sus verdes ojos al mayordomo - tarde o temprano habrá un descuido, ese precioso ángel azulino escapara de tus oscuras garras espantado por tu horrible estampa y caerá en mis brazos tranquilizadores- miraba a la puerta expectante mientras a Sebastián le recorría un escalofrío ante aquel supuesto futuro
- Mis brazos serán los que lo consuelen eternamente, sepulturero - la voz de Sebastián sonó más convencido que de costumbre y salió cerrando con su característica sonrisa mientras escuchaba la psicótica y perturbadora risa de Undertaker.

Entro en el carruaje para encontrarse con un abstraído y mustio Ciel que recargado sobre el cristal se sujetaba el parche con las correas partidas.
-Bocchan esto va a ser un gran problema, no pobre bajar la guardia en la mansión - Sebastián suspiro con fastidio, si el menor había llegado desanimado ahora que volvían estaba infinitamente más deprimido.El menor chasco la lengua con fastidio y recosto sobre el asiento con la mirada perdida.
-Bocchan, encontraremos la solución para poder volver a nuestra vida relativamente normal- Sebastián esbozaba una sonrisa pero él menor no se inmutaba ,después de todo era un niño jugando a ser adulto. Cualquier otro niño habría corrido a llorar al consuelo de los protectores padres, pero Ciel no tenía consuelo, en un momento de debilidad lo habían marcado y ahora su único protector necesitaba mantener las distancias ante el. Realmente no tenía en quien apoyarse para buscar consuelo, totalmente desprotegido emocionalmente. Heridas abiertas en su corazón sin cura ni consuelo.
Sebastián en un hábil movimiento recostó a Ciel sobre su regazo apoyando la cabeza de este en su pecho y abrazándolo calidamente. Notaba como su uniforme se humedecía y el suave roce del aliento del menor,sabia que el menor jamás admitiría que estaba llorando y tampoco insistiría en preguntar pues el orgullo hablaría por Ciel y lo negaría todo. Él se limitó a abrazarlo un poco más fuerte asta que el menor quedo dormitando agarrado al frac del traje y dejando caer él parche al suelo del carruaje.
-Bocchan, realmente es temerario mostrarse así de desvalido delante de un demonio tantas veces - Acaricio el rostro enrojecido y húmedo de Ciel -Pero usted siempre me brindó esa confianza - una leve sonrisa melancólica adorno sus labios - espero que no me pierda esa cercanía el día que vea mi imagen real....

El secreto en el baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora