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El día anterior había sido agotador para el niño, literalmente estaba aprendiendo cosas de cero que eran un tanto básicas. Al mayor le divertía ese carácter suyo inocente y curioso, lo hacía amarlo más y esa sensación cálida de amor le gustaba. El anterior día le había contado que eran algo así como pareja, a el niño le gusto la idea y la recibió con cariño mostrándose muy sumiso ante Undertaker y altanero hacía los demás. Tan bien la acogió él menor que esa noche durmió sobre el peli blanco  cumpliéndo los deseos del susodicho.

- Buenos días Ciel - Susurraba el peliblanco al menor que estaba enredado en su costado.
-Mmmmm... ¿Ya es de día? - se subió sobre el peliblanco colocando sus manos sobre el pecho y las piernas entre las piernas del peliblanco.
- Ciel no hagas eso si no quieres efectos no deseados - El menor noto él corazón del mayor acelerarse «¿Sexo?» pensó mientas se mordía el labio.
- ¿No deseado? - repetía con lasciva mordiendo él cuello con timidez
- No... No deberías hacer eso - El mayor tenía un conflicto interno entre si debia o no debia hacer el amor al menor pero sentía que no podría resistirlo mucho más y tampoco hacía por pararlo.
- y si quisiera... Creo recordar que se me daba bien - mordió con un poco más de decisión la oreja del mayor esquivando los pircings haciendo al mayor estremecerse.
- Ngh... Ciel... - en un segundo el menor estaba bajo Undertaker, y este lo desvestía con deseo. Por su parte él menor quitó la vestimenta del mayor con dificultad mientras frotaba sus piernas contra el miembro ya excitado del mayor - Luego recuerda que fuiste tu quiene lo pidió así - ante la incredulidad de el Ciel le quitó toda ropa y comenzó a lamer lentamente, torturando al mayor que con mirada suplicante más - ngh ... Ciel... Por favor... Más... - el menor engulló el falo ya demandante del peliblanco dando pequeños mordiscos en la punta al salir que daban pequeñas descargas en la columna vertebral del mayor
- Puedes dar enbestidas si quieres - decía el menor mientras continuaba con el trabajo que tanto le estaba costando a Undertaker alargar , realmeve amaba esa inocente mirada pervertida - Es...espera ¿Estas...listo? - el menor no necesito más indicaciones, se sentó sobre las piernas del mayor, enregandolas en sus caderas y jugando un poco con el peliblanco frotando la punta del miembro del otro contra su entrada de manera sensual mordisqueando el pecho del otro - ¡Ciel! - Clamaba el otro sintiéndose en su límite ¿como no podía gustarle al demonio? Si es una mezcla perfecta entre altanería, orgullo, tímidez, inocencia y perversión. Ciel sonrojado y sudoroso se autopenetraba de un solo movimiento quedándose inmóvil unos segundos que se hicieron tortuosos para Undertaker que había comenzado a masturbarlo con maestria haciendo que el menor conmenzase también con los vaivenes. Lentamente Undertaker puso a Ciel en la cama para poder dar enbestidas más certeras, justo en el delicioso sitio que hacía delirar al menor. En ese sitio contraía su entrada dejando una deliciosa estrechez que amaba el mayor y lo hacía morderse el labio. En una última estocada Undertaker lleno él interior de Ciel y Ciel sus pechos y abdomenes de ese espeso fluido blanco.
Undertaker extasiado se dejo caer al lado del menor que estaba en su misma situación.
- Jamás pensé que pudieras llegar a ser tan tentador, pensé que estallaría - el mayor mostraba una sonrisa entre perversión y burla como la de los recuerdos del menor.
- Ah ves dije recordar que se me daba bien - Ciel tenía una extraña sensación de estar olvidando a alguien, aunque en su situación no le dio mucha importancia.- aunque ahora estamos sucios - el menor hizo una forzada mueca de asco - ¿nos bañamos ? - decía el menor con total inocencia haciendo dudar al mayor si tenía segundas intenciones.
- Ahora, en cuanto recupere el aliento - mientras decia esto el menor se había quedado pensativo mirando la nada - ¿en que piensas? - Cierto era que el mayor tenía miedo de que recordará y terminase su historia de amor
- Tengo la sensación de estar olvidando algo importante - el mayor quedo horrorizado ante esta confesión ¿estaba recordando?
-Sera él desayuno, no hemos desayunado gracias a alguien - el menor lo miro divertido .
- Ohh pareciera que te ha disgustado - fingió disgusto y echo a correr hacía el baño - me pido primero en bañarme
- ¡Ciel! Que no sabes poner la bañera... - resignado se levantó a desgana y llego asta el baño solo para ver el menor jugueteando con los grifos sin saber bien como van - espera, que te ayudo-
Un rato después ambos estaban metidos en la bañera lanzándose las burbujas del jabón «¿Como puedo tener tanta suerte?» era el único pensamiento de Undertaker al ver la cara de felicidad del menor mientras le lanzaba un puñado de burbujas.
Así pasaron los días entre jugueteos y caricias ambos seres eran felices juntos ignorando él sufrimiento del tercero.

Un mes había pasado desde la pérdida de Ciel y el mayordomo no podría estar peor, nadie habría dicho que aquel demacrado ser era un mayordomo y mucho menos un demonio. Había perdido aquello que lo hacía superarse día a día, su motivo para vivir y odiaba vivir sin un objetivo. Realmente su objetivo era recuperar a Ciel, pero suponía que en un mes si el ritual había echo efecto a tiempo debía estar recuperado ¿que le hacía no llamarlo? Sebastián se miro unos segundos en un espejo y sonrió con amargura. Al no recibir alimento del menor estaba quedando famélico consumiendo también su musculatura , sus ojos lucían castaños oscuro, su pelo ahora recogido en una escasa coleta había quedado opaco y estropajoso ¿porque tenía él sentimiento de que el menor seguia vivo? Era mucho más fácil acabar con su sufrimiento, pero cada cierto tiempo llegaba a sus oídos la noticia de un híbrido en la sociedad shinigami que le daban unas pocas energías para pasar otros pocos días. En su estado actual no era capaz de hacer gran cosa y menos de ir a comprobar la noticia que no sabría distingir si era cierta o no, no sabia si quería corroborar la tampoco porque en caso de ser cierta ¿porqué Ciel no lo llamaba? ¿Acaso era más feliz sin el? Sebastián se tiró sobre la cama principal buscando rastro del olor de Ciel que se desvanecía con el tiempo ¿cuanto más soportaría ésto?

Era temprano en la sociedad shinigami cuando un llanto rompía la tranquilidad de la madrugada. Un llanto desgarrador y desolador como si le hubieran arrancado el alma al ser que lloraba.
Ciel lloraba desconsolado ante recuerdos que llegaban a su mente, fuego, llamas, dolor, infancia perdida era lo que desconsolaban al pobre menor que se lamentaba en sueños moviéndose para todos lados ante él horror del shinigami que trataba de consolarlo sin mucho efecto.
- Ciel...Ciel...despierta - susurraba con dulzura mientras el otro hacía milagros por abrir los ojos rojos e hinchados por los lloros.
- ¿Eh? - El menor despertaba confuso agarrado fuertemente a la almohada totalmente empapada en sus propias lágrimas.- ¿Era un sueño? - El menor miraba confuso a su alrededor
- ¿Que has soñado? - El mayor peinaba al otro con los dedos intentando relajarle.
- Había una mansión, estaba en llamas, mis padres murieron y estabas tu, tu me sacaste...pero...No recuerdo que pasa después...Y siento que era muy importante - el menor se colocaba una mano en la cabeza intentando recordar mientras Undertaker casi rogaba que no lo hiciera - más que algo, alguien muy especial...
- No le des muchas vueltas, si te relajas te vendra solo - Undertaker sabia que recordar implicaba quedarse solo de nuevo, pero tampoco quería tenerlo en contra de su voluntad, por lo que todo el tiempo que le estaba tomando recordar era como un regalo para el, como si su soledad se esfumara por un tiempo indefinido.
- No tengo claro si era alguien importante por peligroso o por apreciado - El menor inesperadamente echo a reir y se subió sobre el ahora burlón Undertaker
-Hehehe bueno Ciel olvidar una mala decisión no es del todo malo - mostró la sonrisa burlona que tanto enojaba al menor
- Que cruel eres - fingió disgusto mientras golpeaba con una almohada al otro y echaba a correr dando por iniciada la pelea
- Jamás me dejare vencer Conde - en ese preciso instante no se dio cuenta de que en la mente del menor había prendido un recuerdo con solo mencionar "conde"

«Yo soy un simple demonio de mayordomo»

Ciel quedo estático a media carrera - Sebastián - susurraba para si mismo ante él horror del shinigami que con resignación veía su felicidad desvanecerse.

El secreto en el baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora