Capítulo 22

49 4 0
                                    

James:

Cuando ella salió por esa puerta sabia sin creer lo que había hecho. Le había dicho que me gustaba y ella no dijo nada, tampoco esperaba que probablemente me abrazara y dijera: Dios, yo también estoy enamorada de ti' solo esperaba que dijera algo, tal vez si hubiera dicho 'Genial' hubiera sido mucho mejor que su silencio y su falta de respuesta.

Siempre he creído que las personas son débiles por tener sentimientos, había tratado de no tener sentimientos con alguien, ni si quiera con mi hermano, pero llega ella de un dia para otro cambiando todo, con su falta de interés, con su modo tímido y adorable. Dios ¿porque las cosas no pasan como uno quiere?

Ni si quiera me di cuenta en que momento papá cruzo la puerta con Andy

―Hola Jem― mira la habitación― ¿Dónde está tu amiga? Creí que se quedaría a cenar

―Se tuvo que ir

― ¿James trajo una chica a casa? ― Pregunta Andy con asombro, creo que mi hermano de 13 años es más probable que traiga chicas a la casa, de veras.

―Si― responde mi padre― Lastima que se fue, era muy linda de hecho

―Si bueno, entonces, ¿qué vamos a comer? ― digo de manera para cambiar de tema.

Estábamos en la cena y papá no había vuelto a a comentar de Audrey, pensé que lo haría, ya que el creí que la idea de que trajera a alguien sería algo positivo para mi. Hasta que finalmente Andy quiso hablar de eso.

―Así que, esa chica que vino es tu novia― hablo Andy con un tono burlón, sabiendo que la idea de que yo tuviera una novia sería algo improbable.

―No era mi novia― murmure observando mi plato de comida

―Que lastima― comento mi padre del otro lado de la mesa― Parece ser interesante

― ¿Interesante?― inquirió Andy dándole una mordida al pollo.

―Sí, cuando me vio parecía que había visto a un fantasma, hasta se puso a temblar un poco.

― ¡No es su culpa!― exclamo

― ¿Que pasa Jem?― pregunta mi padre preocupado al ver mi tono de voz.

―No es su culpa de ser así― digo en forma más calmada ― Tiene un problema ¿está bien?

― ¿Qué clase de problema? ― pregunta curioso mi padre

―Es un tipo de trastorno que no le permite socializar con los demás― respondo sin darle importancia

― ¿Como la chica que vive en el vecindario?, esa que no sale de su casa y todos piensen que vive en el sótano― menciona mi hermano.

―No hables así de ella― le digo a mi hermano

― ¿Es ella? ― puedo ver a mi padre y su mirada decepcionante en mi

―Sí, pero eso que importa

―No me parece una buena influencia para ti

―Oh, ahora te importa mi vida

―No hables así en la mesa― me reprocha mi padre

―Tienes razón, no hablare así en la mesa porque me voy a mi cuarto, no quiero hablar de ustedes ofendiéndola a ella, es solo una persona igual a ustedes― digo antes de marcharme a mi habitación y cerrar de portazo la puerta.

Me levante el siguiente día, me dolía mucho el estómago. Tal vez se debía al hecho que me había ido de la mesa antes de acabar mi plato de comida, pero realmente no me importa no iba a comer escuchando como la ofendía a ella.

La comunicación sin palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora