Capítulo 23: Troll de la ducha.

48 4 0
                                    

Ya han pasado dos meses, la navidad se acerca y será la primera sin mis padres. En realidad, no han pasado muchas cosas desde entonces, hace dos meses que estoy en este gimnasio y los piques entre Sura y Lucas no cesan, teniendo en cuenta que algunos días se ha venido conmigo a boxeo, esos momentos al menos había paz. Ele se cambió a zumba ya que no le gustaba el spinning. Desde que hago deporte me siento más relajada, aunque también más cansada, es que lo normal. También ha ayudado que Hugo se encontrara rezagado de hablar conmigo, es un alivio, ya nada ha vuelto a ser como antes en nuestra relación a lo que se refiere.

- ¡Te he ganado, siempre gano, recuerda!
- No me has ganado - se acerca a la boca de Sura y la besa, ella que intenta alejarse para mostrar su "enfado", pero finalmente cede.

- No, no, he ganado yo como diva que soy.

Si, así es, al final he caído, me he pasado toda la tarde nadando, me arde la cara y las piernas, encima me ha dado un calambre en la planta del pie. Ele se ha perdido un espectáculo genial, Sura nadaba rápido y Lucas ha tirado varias veces del pie de Sura para que ella fuera más despacio.
Lo más divertido ha sido cuando íbamos a salir, pero Lucas ha ido a la parte honda donde su novia no tocaba suelo, le ha hecho una ahogadilla y después de sumergirse él la ha besado. Se veía como docenas de burbujas los rodeaban y el pelo se movían intentando flotar.

- Te he dicho que eres un tramposo, baboso ¡sordo!

- Eh chicos, ya se hace tarde y quiero secuestrar a mi mejor amiga un rato.

Se van a besar, pero como soy mala y estoy a dos velas, tiro de Sura justo antes de que sus labios se lleguen a rozar.

- Chicas, hoy se ha apuntado a zumba... Mabel.

Detrás de Ele aparece una chica más bajita, de caderas más anchas y pelo más claro. Mabel es una delas chicas de mi clase, no tenemos mucha relación, pero nos llevamos todas muy bien con ella.

- ¡Mabel! -grita Sura y se acerca para abrazarla.

- ¿Qué hay? - digo mientras hago un gesto con la mano.

- Por cierto ¿Dónde está tu hermano?

- ¿Eric? Pues en el vestuario de chicos, obviamente - dice Ele como contestación a Sura.

- Pero, saldrá, ¿No?

- No, si quieres vive allí y es un troll de la ducha

Lo cual hace que todas empiecen a reír formando un gran alboroto. Vaya, resulta que ahora voy para cómica.

Una vez nos hemos duchado y salido del vestuario me choco de frente con Eric que no es más alto que yo y caemos de espaldas al suelo.

- Ay cielo, lo siento mucho, ¡Olympia! No esperaba verte aquí.

- Yo tampoco, ¿A qué te has apuntado?

- Mmm, pues era... Aeróbic, creo - se rasca la coronilla.

Me subo en la espalda de mi primo que esperaba en la puerta del vestuario, Sura al vernos se sube en la de Eric. Hacemos carreras por el aparcamiento mientras tiro de su pelo y le pego en el culo al grito de arre.

Lucas me mira serio y algo ¿celoso? Una vez ha terminado la "carrera".

- No te preocupes, es gay -le digo en un abrazo para que los demás no se enteren.

- Bueno entonces no es un peligro.

- Pues no, es Eric el fabuloso.

- Vale, vale. ¿Y tú que tal con Hugo y lo que pasó?

- Pues bastante bien, Hugo no sabe nada, pero temo que alguien se lo cuente.

Al salir del aparcamiento perteneciente al gimnasio pasamos por una tienda de comida china ya que la tía no estará hoy en casa y estamos demasiado cansados como para cocinar.

Una vez estamos en el restaurante el aire prendado por el aroma de la comida inunda mis pulmones creando la reacción contraria a la que esperaba.

El tiempo corre y la comida horas antes degustada sube por mi esófago haciendo que solo tenga unos segundos para acercarme a una papelera antes de que todo salga al exterior.

Lucas se acerca corriendo a mí, me coge el pelo que yo no podía sujetar, no estoy mareada y tampoco siento náuseas.

- Cariño, ¿Te encuentras bien?

- Ahora sí, pero ha sido oler la salsa agridulce y no poder evitarlo.

- Cariño -se acerca a mí y me coge de la cintura para que no me aleje, en este tiempo no deja de mirarme a los ojos- ¿Qué has comido hoy?

- Pues pollo asado, como tú - Lucas se pone serio y no deja de mirarme.

- Cariño, ¿Recuerdas tu pequeño desliz de la fiesta post guerra de pintura?

- Tengo alguna laguna, pero si -trago saliva

- Recuerdas si... Ya sabes... ¿Os cuidasteis?

- Pues... No... -mis ojos se llenan de lágrimas, estos se vuelven vidriosos y gotas saladas bajan por mis mejillas haciendo carreras.

- Mierda Olympia -coge mi cabeza con delicadeza y me abraza, por unos momentos siento que no pasa nada, pero sé que no es cierto.

- Lucas, quiero irme a casa - le digo aún entre sollozos.

- En seguida cariño -coge una mecha de mi ondulado y oscuro cabello y la pone detrás de mí oreja izquierda en la cual me hice un segundo agujero hace no más de tres semanas.

Una vez llegamos a casa me quedo dentro del coche, esperando, pensando. Decidida salgo del coche y entro en casa, Lucas me sigue unos pasos más atrás, con semblante serio y preocupado, pero cuando aparece su madre relaja sus músculos, esboza una pequeña y sincera sonrisa, seguidamente le da un beso en la frente. Sin quitarme el ojo de encima se despide de ella la cual todavía no se había marchado a su supuesta reunión y sube las escaleras hasta llegar al interior de mi vestidor siguiendo mis pasos.

- Olympia, ¿Quieres hablar o algo?

- No -mi voz se rompe y las lágrimas hacen aparición en la escena- Solo, es que no sé qué hacer ¿y si de verdad estoy...?

- ¿Embarazada? Cariño, no es el fin del mundo, hay muchas cosas las cuales no tienen solución, pero esta no forma parte de eso.

- Ya, pero ¿cómo se lo tomará Hugo?

- Lo engañaste, supongo que mal, pero no pienses ahora en eso. Debes tener claro que en cuanto se entere te querrá muy lejos, tienes que deshacerte del chico lo antes posible. Puede que sea muy atractivo, pero no vale ni una de tus partículas. Estaremos todos contigo pase lo que pase.

- Ya, pero... ¿Alex? -doy un gran suspiro, no puedo, esto me supera. Me apoyo en una de las paredes del vestidor y me caigo al suelo rendida sin poder para de pensar en ello.

- Alex te apoyará, al fin y al cabo, sería su hijo también y no veo que después del pequeño error os hayáis distanciado un poco, en vez de eso ha sido todo lo contrario.

- Pero seré como la peste, 16 y embarazada, nadie querrá ser amigo mío

- Pues yo lo seré y me da igual lo que diga la gente.

- Tu eres mi tete, siempre estas a mi lado y por eso te quiero.

- Eso no lo dudes cariño y te quiero a montones -me abraza y nos quedamos así durante un pequeño infinito.

Sonrisa diluidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora