Capítulo 32:Confesiones varias.

35 2 0
                                    

Resoplo frustrada porque no sé qué hacer en estos instantes, la situación se ha vuelto más normal entre los chicos y yo. Puedo ver que a pesar de los acontecimientos todo a fluido con total naturalidad y se respira un aire liberal que me encanta. Por otra parte, hay un poco de tensión entre Hugo y yo, no entiendo por qué si él no sabe nada y si lo sabe lo oculta genial. Estamos cerca de los exámenes finales, el estrés se respira en el ambiente como un gas noble más. Estoy sentada en mi pupitre mirando por la ventana a la inmensidad del bosque de palmeras, tengo un lápiz dando vueltas en mi mano - ¿Debería seguir con Hugo? ¿Contárselo todo? ¿Hablar con los chicos para un trío? Aunque ahora que lo pienso Hugo está muy extraño con su supuesta prima. ¿Tengo que preocuparme? Simplemente nada tiene sentido ya que tampoco hablo mucho con Jordi, puede que haya dicho o hecho algo indebido, el que creí que por un momento me gustaba y por el momento he decidido que tan solo eran mariposas agrías que salían rompiendo todo a su paso dando angustia. Que ilusa yo pensando que eso era amor a primera vista cuando solo era una sentencia de muerte a su ser, aunque por ahora no sabré porqué. – Sura me mete un golpetazo en toda la frente con su estuche transparente de gran tamaño con bordes rosas y repleto de mil cosas que seguramente no usará nunca como un boli de Hello Kitty al que se le ha terminado la tinta, pero conserva por alguna hipotética razón que todos desconocemos incluida ella.

- Mmm, ¿Qué ha pasado?

- Pues nada que ha habido un apocalipsis zombi, una invasión extraterrestre y estoy embarazada de Lucas.

- Genial, ¿¡que te has tirado a un zombi y tienes un bombo alíen!?

- Hija, de verdad, cada día eres más tonta.

- ¡Que lo tengo superado!

- Ya veo ya, por eso cuando te digo que vas a ser tía y pasas de mi cara.

- ¿¡QUÉ!? -no tengo ni idea de lo que hago, pero consigo caerme de la silla y si con el grito no había llamado la atención ahora está claro que tengo la de todos- No, no, eso es un farol.

- Ah, no sé cómo tú también lo podrías haber estado...

Nos miramos con cara seria, cada vez marcamos más una pequeña línea entre las cejas y más cerca el rostro la una de la otra. Estamos a milímetros, nuestras narices están a punto de rozarse y justo en ese momento estallamos en risas haciéndonos de golpe hacia atrás. Nos pasamos un largo rato entre carcajadas hasta que nos damos cuenta que el profesor de lengua nos mira con cara de amargado y la tiza todavía sobre la pizarra, no creo que sea una pose muy cómoda. Éste se acerca a nosotras lentamente, menos mal que ha dejado esa horrenda pose.

Sobre la mesa nos deja unos folios amarillos. Otra vez no joder, que ya ni me acuerdo porqué razón fui la última vez. Eso sí, paso mucho tiempo con mis chicos, a este paso no me saco el bachillerato ni en villa idiota.

Espero que en serio eso que me ha dicho haya sido un farol, porque no acompaño a comprar condones a Lucas para esto. -En realidad te acompañaba a ti...-. Aunque mirando por otra parte, debe ser completamente falso ya que mi primo asegura que todo está bien, como debe ser para una pareja de estudiantes adolescentes.

Abro la puerta del aula de castigos provocando un gran estruendo del cual me arrepiento al instante, los alumnos que había en la sala nos escrutan con la mirada y posan sus brillantes ojos en mi anaranjada acompañante. Sangre fresca. Sura asustada se aferra a mi brazo y coloca uno de sus pies detrás de los míos intentando esconderse. Al fondo puedo divisar a un Marcos muy aburrido recostado sobre su silla en la que se está quedando dormido, al vernos se le ilumina la mirada.

- Todo esto es culpa tuya -me susurra al oído.

- No digas eso, sonríe y relájate -en mi coronilla noto una floja respiración, Alex- Parece que tenemos visita.

Sonrisa diluidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora