Despierto sobresaltada, estaba teniendo una pesadilla. Intento calmarme, pero es algo complicado, respiro despacio y con los segundos mis pulsaciones vuelven a su ritmo habitual. Me estiro con los brazos hacia arriba y las manos cogidas mientras miro mi despertador, son las nueve de la mañana y ya estoy escuchando una guitarra. La melodía que entra en mi habitación es dulce y triste, la verdad es que me gusta bastante. Cuando me asomo a la ventana veo al propietario del instrumento y no es nada más y nada menos que Hugo, el cual me mira con una sonrisa.
- Bonita canción.
- Gracias, la he empezado a tocar cuando me has despertado entre gritos -me guiña un ojo e inconscientemente me muerdo el labio y miro hacia abajo. Este chico me pone nerviosa.
- Si... bueno... no he dormido muy bien que se diga.
- No hace falta que lo jures -dice enseñando sus blancos dientes- Por cierto, me gusta tu peinado.
Ay, cielos, olvidaba que me acaba de levantar y seguramente llevaría el moño todo enmarañado y una cara horrible de muerta viviente. Con este pensamiento me pongo totalmente roja, seguro que ahora me confunde con un estúpido tomate.
- Que tengas un buen día -justo ahí paso las cortinas y me meto en el baño para darme una ducha y peinarme o algo. Qué vergüenza.
Cuando salgo de la ducha me aseguro de que no se vea nada a través de las cortinas, ahora que sé quién está ahí no me siento tan segura. Entro al pequeño vestidor y cojo un conjunto de pantalón corto y camiseta de nirvana.
En bajar a la cocina mi madre me dice que debemos ir al instituto para matricularme a lo que yo no pongo ninguna pega. Asistiré al IES Emili Darder, a media hora de mi casa si contamos el trayecto en bus y andando con espera incluida, me da pena tener que madrugar tanto... pero bueno, son cosas que pasan.
Una vez allí veo una cola enorme para recoger los sobres y otra aún más larga para realizar los pagos y hacer las fotocopias correspondientes. Creo que moriré esta mañana aquí, tengo que coger el sobre, llevarlo a mi madre que lo firme, recoger unos papeles en una de las oficinas del ayuntamiento y llevar todas las fotocopias y documentos correspondientes antes del mediodía. Normalmente no funciona así, se supone que unos días después de que den las notas vas a recoger el sobre y hoy es el día de la entrega, pero como soy nueva me toca hacerlo todo hoy ya que no he estado antes.
Mientras hago esa infernal cola veo a unas chicas reunidas en corrillo comentando algo muy animadamente, el chico que está delante de mí es bastante sexy para ser sincera, aunque la cara le falla un poco. Ha pasado como media hora y sigo ahí, al menos he podido continuar leyendo en Wattpad puesto que me daba vergüenza comentarle algo a alguien.
Son casi las tres y muero de hambre, lo bueno es que me he liberado de todo el peso que conllevaba la matricula. Por otra parte, no llegaré a casa hasta dentro de un largo rato. En ese momento cuando atravieso el jardín que da a la salida del reciento veo a un chico rubio con unos preciosos ojos azules sentado en un banco bastante frustrado, o eso parece. El chaval me mira cuando paso, se ve que hago más ruido del esperando cuando camino.
- ¿No tendrás por casualidad un boli? -inquiere con preocupación.
- No, la verdad es que no. Tengo un pintalabios si te sirve.
El chico se ríe ante mi comentario y le pregunto sobre su problema. Él me explica que se le ha olvidado firmar una cosa y rellenar un campo, por una parte, me hace gracias y por la otra no me gustaría estar en su situación. Entonces recuerdo que he visto algunos en conserjería y al decírselo me da las gracias y un beso en la mejilla.
Vale, esto ha sido raro. Nunca me había pasado nada así. Quiero decir, nunca me había pasado nada así, los chicos en casa no me hacían caso y aquí bueno... Encima hay muchos que son muy guapos, no tienen término medio.
Me voy a casa muy contenta, a decir verdad.
Cuando llego a mi nuevo hogar le pregunto a mi madre si me tengo que volver a pasar por casa de los vecinos a cuidar de la niña y ella me dice que tengo el dinero en un sobre mi mesita y que supone que lo explica todo ahí.
Dentro del sobre veo dinero, el pago por el servicio prestado como canguro y dos cartas. La primera, escrita por la señora explicando que puede que me necesiten algunos días sueltos más adelante. Y la segunda, del chico con labios de terciopelo rojo intenso, ésta es más informal que la otra, aunque me alegro al leerla. En ella dice que le gustó lo pasado el día anterior y estaría dispuesto en cuanto vuelva de su viaje a Glasgow y presiento que el aburrimiento va a llegar a mi vida.
Al menos tengo mis libros y mi American Horror Story. Si... puedo levantarme todos los días tarde, desayunar con tranquilidad mientras veo la tele o reviso el móvil, luego bañarme en la piscina, ver AHS después o releerme Hush Hush. También puedo tomar el sol tumbada sobre la arena y comer helado, si creo que la piel algo más bronceada no me quedaría nada mal teniendo en cuenta que estoy demasiado blanca para llevar toda la vida viviendo al lado de la playa.
Volveré a mi plan inicial del verano, cuando aún seguía en mi antigua casa junto con mi familia. También puedo llamar a mis amigas o hacer cualquier grupo en Whatsapp y contarles sobre la sedosa lengua del moreno o el chico de cabellos dorados y ojos tan azules como el mar.
Creo que si la cosa sigue así me lo pasaré muy bien -quiero pensar, pero en realidad sé que nada será como deseo porque soy demasiado cobarde como para hacer que las cosas pasen.
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Sonrisa diluida
Dla nastolatkówEl día que Olympia se enteró que tenía que dejar su ciudad fue desgarrador para ella. No sabía que era el descontrol, y lo que el alcohol y el amor eran capaces de hacerle a su mente... Al principio Olympia se notaba insegura y tímida, desconocía qu...