Mire mi reloj: 8.AM. Abrí mis ojos como platos y corrí al piso de abajo como lo hacía todas las mañanas para revisar mi buzón.
Patrick no habia dejado de mandar cartas escritas a mano sobre su dolor y lo mucho que me extrañaba en los ultimos 3 meses.
Si el supiera que agonizo cada día por no estar a su lado.
Para mi buena suerte, no estoy embarazada.
Y para mi mala suerte, no estoy embarazada.
Alguna vez soñé que yo si estaba cargando un feto en mi vientre y desde el momento que aquel nacía siempre tendría algo que compartir con Patrick. En ese caso la responsabilidad de nuestra hija, Lucy.
Extrañada rebusque en el buzón con mi mano usando mi tacto pero nada se encontraba allí. Algo confundida y decepcionada, volví a mi habitación donde me encontré con un Dave sentado en mi cama muy enojado.
-Um... ¡Hola! ¿Cómo estas? ¿Quieres pasar? Toma asiento.- Me burle acercándome.
-Eres una maldita.- Largo resoplando por su nariz. Fruncí el ceño, confundida.
-¿Disculpa?
-¿Por qué no me dijiste que estabas embarazada?
-Yo no..
-¡Me reuni con Patrick y me contó todo! ¡Eres un perra! ¿Por qué hiciste ello? Es obvio que es mentira lo que le dijiste pero tu no sabes lo que esta sufrien...
-Oye, calmat...
-No, Alex, deberás te pasaste.
-Ey, calma. Calmate de una jodida vez. ¡¿Quieres?!- El me miró asustado. ¿Este chico acaso no se ponía en mis zapatos?- NO ESTOY EMBARAZADA, NO SOY UNA PERRA Y NO TE INVITE A MI CASA ASI QUE TE LARGAS YA MISMO.
-Okey, lo siento. Mira, vale, hablemos.
-¡QUE TE LARGUES!
-¡Bueno, bueno! Ya calmate.- Me dijo mientras pasaba a mi lado.- Pero, espera. Tienes que decirle a Patrick que no estas embarazada, el piensa que abortaras. Esta enojado porque no le hablaste en estos meses y esta herido, Alex. En serio esta herido.- Asentí masajeando mis sienes.
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-Mamá ¿Me prestas tu auto?
-Preguntale a tu padre.- Dijo mientras pasaba de página en su revista Cosmopolitan.
Baje hacia el living donde sabria que mi padre de seguro estaba tomando su café.
-¿A dónde vas tan arreglada?- Frunci el trasero del susto que me atacó al oir a mi padre detrás de mi. Me giré y como predeci estaba con una taza de café en sus manos.
-Papá, tengo que ir a la casa de una amiga...
-Tu no tienes amigas...
-Claro que si, Taylor.- Me observó con los ojos entrecerrados.- Y me invitó a comer pizza en su casa y por eso te quería pedir el auto.
-Preguntale a tu madre.- Blanquee los ojos.
-Pero me dijo que te pregunte a ti.- Fruncio los labios como pensando que decidir.
-Bien pero no vuelvas a la mañana si haz bebido.
-Tal vez regresé en unas horas papá. Solo serán unas pizzas.
-Mejor prevenir...
-Que lamentar.- Completé la frase.- Es mi frase favorita.- tome las llaves y salí nerviosa hacia la calle para conducir.
Golpeé la puerta luego de unos minutos que use para aliviar mis nervios. Me abrió la puerta una hermosa rubia con hermosas facciones en su rostro. Su nariz era perfectamente cimetrica, como sus cejas y sus ojos grandes azules. JO-DER. Me hacía sentir que usaba pañales, era dos cabezas mas alta que yo por sus largas piernas. Era tan majestuosa.
-¿E-esta Patrick?- La chica me miró inspeccionandome.
-Yo te conozco, pero no se de donde.- Resco su barbilla. Levantó una ceja por varios segundos poniéndome incómoda.- Disculpa, ¿Cómo es tu nombre?
-Soy Alex, Alex Mills.
-Oh... Alex.- Se quedó mirándome fijo atontada, tosi un poco para que salga de su transe.- Esperame aquí ¿Si?- Asentí y cerró la puerta. Esperé unos minutos apoyada en la pared hasta que la chica salio con un abrigo y una bolsa.- Puedes pasar.- Me sonrió con los labios y se fue haciendo un eco del sonido de sus zapatos.
Empujé suavemente la puerta mirando el suelo. Allí estaba el, apoyado en el marco de la puerta de su habitación mientras mordía una manzana sin sacarme la vista de encima.
-Hola- saludé timida y cabizbaja. Frunci el ceño recordando lo que había ido a hacer.- Solo quería informarte sobre que no estoy embarazada, puedes seguir tranquilo con tu nueva novia que nosotros dos... no tenemos nada que compartir ahora.- Patrick me miraba serio desde su lugar.- Dave me dijo... que... tenía que decirte... esto. Pues...- Levanté la vista y observé que el me seguia molestando con su mirada seria.- me voy.- Me giré sobre mis pies y me encaminé a la puerta con los ojos ardiendo.
-No respondiste a mis cartas.
-Yo ya te he dicho lo que pienso. Hace 90 días.- Dije dándole la espalda.
-Que ironía. Noventa días.
-No le encuentro la ironía.
-Claro que si, noventa días tus padres me encargaron que cuide de ti, no habian pasado cinco y yo ya estaba enamorado. Lástima que tu no. Y ahora volvemos a hablarnos luego de noventa días. El día en que seria nuestro noveno aniversario. Que ironía.
-Ah.- Seguí mi camino hasta que senti un agarre caliente en mi brazo girandome lentamente.
-Dime que no me amas.- Tomó mi rostro en sus manos haciendo que le mirara.
-Yo no te amo.- Dije mirando su barba recientemente crecida.
-¡Mirame a los ojos Alex Mills!- Lo miré asustada, ese chico estaba enloqueciendo y me aterraba hizo que tiemble en el lugar que estaba.- Shh...- Acarició mi frente.
-Yo no te diré lo que quieres, acepta la verdad. No te diré que te amo y menos si tu novia puede llegar en cualquier momento.
-¿La rubia? Es mi prima. No es mi novia. Yo no tengo novia.
-Sueltame.- Empujé su pecho con mis manos.- No me interesa si tienes novia o no. Yo se lo que siento y no tengo que mentir para que tu te sientas mejor. Adiós.- Me giré nuevamente y me apresuré a llegar a la puerta para cerrarla de un golpe. En el pasillo pulse el botón para que el elevador llegará al piso en el que estaba.
Tiene que ser un puta broma.
Luego de unos años el elevador se dignó por llegar allí. Totalmente vacío. Entre y apreté el botón para que las puertas se cerraran rápidamente. Unas gandes manos impidieron que estas cumplan lo que quería. Me removi incómoda hacia una esquina de aquella pequeña cabina.
-Tenemos que hablar.- Dijo cuando estaba frente a mi.- Tienes que sincerarte conmigo.- Me observó con sus ojos rojos.
-¡Es que no! ¡N-No puedo! ¡Me asusta!- caminó con paso firme hacia mi haciendo que yo retrocediera hasta chocar contra el frío metal y me observó para luego acercarse a besar. Primero no correspondi. Estaba shockeada, no lograba adaptarme a la situación. Y luego respondí a su beso tan desesperadamente, le extrañaba y sabía que estaba flaqueando con mi plan de no arruinarle la vida a Patrick, pero, como ya he dicho, le extrañaba. Y mucho.
-Basta, por favor.- Pedí mientras le seguía el beso, sentí como sonreía sobre mis labios. El ya tenía la prueba de mis mentiras.
-Se que me debes una charla.- Dijo una vez que se separó de mi.
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-Tu no podrías arruinarme la vida, Alex. Tu me hacias feliz con solo respirar. Lo sigues haciendo.
-No es cierto, un día te hartaras de mi.
-No.
-Como todo el mundo.
-Pero yo no soy todo el mundo.
-No te entiendo, en serio ¿Por qué me quieres? Luego de lo que te hice ¿Por qué?
-Porque te amo. Y no se ama a cualquiera.
-Entonces... pensé en que si me alejaba de ti, no tendrías que arruinar tu vida por mi.
-Eres tan inteligente que no comprendo como pudiste pensar ello.
-Lo siento.
-¿A qué te referiste con que no tenemos nada que compartir?, cuando llegaste.
-Si estabamos separados lo unico que nos uniría seria la responsabilidad de un hijo, lo único que compartiriamos sería nuestro hijo.
-Alex... yo, aunque tu no quieras, comparto todo contigo. Tu cielo, es mi cielo. Tu aire, también es mi aire. Y mientras vivamos en el mismo universo no voy a dejar de pensar en ti.
-Yo... lo siento tanto. En verdad, pensé que sería todo mas fácil así.
-No sé que decirte.
-Quiero que lo sepas, porque extrañé tanto el hecho de que seas tan seguro de lo que dices, te extrane tanto Patrick.- Dije mientras me subia derriba de él y lo besé de manera tan voraz que no me reconocí a mi misma.
Y luego ya es obvio lo que pasó.