Parte 9

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Luego del delicioso café que me invito Evan, se ofreció a llevarme a casa. Cosa que extrañamente acepte.

Todo el camino a casa solo estuvimos cantando y riendo como dos amigos que no se veían hace muchos años. Me gustaba tener alguien nuevo en mi vida. Cuando me dejo frente a mi casa, Evan se detuvo a verme un segundo antes de despedirse.

-Bueno señorita, aquí termina el tour de Evan, baje por la derecha y vuelva pronto.-Bromeo con voz de azafata.

Reí ante su chiste y le golpee el hombro amistosamente: -Me divertí mucho hoy contigo, Evan.

-Y yo igual, Nina.

-Deberíamos repetirlo algún día de estos.-Sugerí y el asintió sonriendo.

Iba a bajarme del auto, cuando Evan toma mi brazo y me obliga a sentarme nuevamente a su lado.

-Nina, quiero darte algo antes de que me marche.-Rebusco en el bolsillo de su chaqueta hasta que lo encontró y me lo tendió.

Era una bolsa pequeña con un raro polvo blanco dentro.

Drogas.

-¿Estas loco? ¡Aiden me matara si se llegase a enterar!.-Grite susurrando.

-No debe enterarse, además, es para cuando estés muy estresada y cansada de todos, se que eres prudente, por lo que asumo que sabrás cada cuanto puedes tomar.

Lo miré algo asustada y el tomo mi mano.

-Cuando estoy muy estresado, tomo un poco, no mucho, pero lo suficiente para volver a relajarme; tranquilízate, es seguro y nada malo te pasara.

Dude un poco. Si Aiden se llega a enterar que me dieron y consumí drogas, le dará un infarto o algo peor. Pero...no me vendría mal algo de diversión para mi, verdad?.

Tome rápidamente la pequeña bolsa y la metí en una de mis botas, le dedique un corto "adiós" a Evan y salí corriendo hasta mi casa.

Dentro de ella, no había nada ni nadie. Hace un par de días revisaron la "escena del crimen" y no pudieron hallar nada importante. El muy hijo de perra uso guantes. Me deje caer en el sofá, rendida por la semana dura y complicada que tuve entre los testimonios, exámenes psicológicos, análisis, sobreprotección de parte de todos y el haberme visto con mi antiguo novio. Todo eso me había dejado exhausta.

Saque la pequeña bolsa que Evan me había entregado minutos antes y solo la contemple. Él dijo que estaría bien consumir un poco de vez en cuando, ya saben, por el estrés. Pero tenía algo de miedo por lo que fuera a pasar.

<<Claro que si, imbécil. Tu siempre tan llorona y pensativa, déjate llevar por el momento y arriésgate un poco, querida, eso no le viene nunca mal a nadie.>>

Sentí que mi subconsciente tenía razón, debía divertirme un poco y olvidar un rato la vida de mierda que tengo. Tiré un poco de cocaína sobre la mesita de café y me arrodille frente a esta. Saque de mi cartera una tarjeta de crédito y separe el polvillo el delgadas líneas blancas.

No puedo creer que valla a hacer esto.

Saque un pedazo de papel y lo corte de un tamaño suficientemente grande para hacerlo rollito. Me lo coloque en la nariz y respire hondo antes de comenzar a aspirar la droga.

Mierda.

Dolió como el infierno y me comenzó a picar la nariz. Era terrible. Era como si se me prendiera fuego la nariz y la mismo tiempo me hubieran dado un puñetazo. Me queje un poco, pero luego fue como la primera vez, dolió pero eso fue reemplazado por un extraño sentimiento de placer.

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