Parte 12

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Practique con Evan todo el día, me enseño casi todo lo que él sabia y me ayudo a mejorar mis técnicas.

-Muy bien, lo has echo de maravilla, eres bastante talentosa aún con esa bota puesta.

Reí y me seque el sudor de la frente con una toalla, estaba más que agotada.

-No sabía que hacer ejercicio fuera tan agotador, juro que cuando terminemos estas clases, voy a dedicarme a comer y dormir todos los días.

Evan se río y suspiro.

-¿Te parece si vamos a celebrar nuestras primera clase con una ronda de tragos? - Sugirió con una sonrisa inocente.

Rodee los ojos divertida y asentí. Después de todo, no me vendría mal un rato entre amigos con Evan.

-A beber se a dicho.

*****

Evan me llevo a Josie's, un bar que esta cerca del centro, tenía un pinta de mala muerte, pero según mi amigo, nadie era un criminal severo aquí.

-¿Estas seguro de que no hay peligro aquí? todos parecen recién salidos de prisión. -Le dije mientras me sentaba en la barra.

-No te preocupes, mira-se volteo y me señalo a un tipo calvo, grandote y tatuado, solo en una mesa-ese de allá, es Marvin, es mecánico, tiene dos hijas de seis y nueve años, esta casado con una inglesa y estudio un año en Brown.

Me quede boquiabierta, ese tipo lo que menos tenia era pinta de hombre de familia y universitario. Era más que increíble

-Ese de allí es Joe-esta vez me señalo a un tipo delgado y alto, parecía motociclista con mezcla de hippie por su largo cabello rubio-. Él es buena persona, siempre donando y ayudando a los pobres, el no es muy adinerado, pero siempre que tiene unos dolares, se los da a los que en serio lo necesita.

-Eso es genial, nunca me hubiera imaginado a estas personas fueran así de increíbles.-Admití sin disimular mi asombro.

-Aveces las apariencias engañan.

Josie, la dueña del bar y la cantinera, nos trajo nuestro pedido, caballitos de tequila a petición de Evan.

-Brindemos, primero por tus grandes logros y avances, segundo por las apariencias y tercero porque el maldito acosador cuyo rostro no conocemos no te ha molestado en un largo rato.

Levanto su pequeño vaso en el aire y sonreí.

-Salud.

-Salud.-Dije haciendo sonar el cristal.

Ambos nos tomamos el liquido rápidamente y fruncí el ceño cuando paso quemando mi garganta. Hace un poco de tiempo que no tomo alcohol.

Bebimos unos cuantos, pero aún no los suficientes para emborracharnos. Charlabamos, nos reíamos y contábamos anécdotas de nuestras vidas, todo era genial. Cuando los temas de conversación se acabaron, ya no supe que hacer, así que deje salir la pregunta que había ignorado en el gimnasio.

-¿Qué te ocurrió en la mejilla?

Al parecer, mi pregunta lo incomodo. Se removió en su asiento, río en un tono un tanto nervioso y se paso la mano por su largo cabello rubio.

-Me paso entrenando la semana pasada, al principio era entrenamiento con uno de mis colegas, pero entonces le lance un golpe accidental y se enojo, por lo que me golpeo más fuerte y me dejo la mejilla así, ¿vale?

Suena convincente, pero a la vez no tanto.

Volví mi vista nuevamente a su corte, este era limpio, no tenía signos de moretones o decoloración de la piel a su alrededor. si lo hubieran golpeado tan fuerte como dijo, al menos, tendría un moretón.

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