Parte 11

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No hacia falta abrir los ojos para saber que me encontraba en el hospital. Solo con escuchar el insoportable pitido de las maquinas podías saberlo.

Cuando abrí mis ojos, confirme que me encontraba en dicho lugar. Me incorpore en la cama y mire la pierna en la que tenía la enorme cortada, ahora estaba cubierta por un yeso blanco.

Suspire y apreté el pequeño botón rojo con el que llamas a una enfermera. Luego de unos minutos, un de ellas entro por la puerta.

-Buenos días señorita Monroe, ¿Cómo se siente?.-Pregunto con una sonrisa.

-Como mierda.-Le respondí amargamente.

Ella río y anoto unas cosas en la planilla que colgaba de mi cama: -¿Sabe cuanto tiempo estuve inconsciente?

-Un día.

-¿Sabe sí alguien vino a verme?.-Pregunte con la esperanza.

-Si, un chico llamado Evan vino a verte, de echo, él fue el que dejo eso.-Dijo señalando un enorme peluche de oso panda y unos globos que decían "Recuperarte" y "Te quiero".

Reí ante tan lindo presente.

-Su novio es muy dulce.-Alago la enfermera.

-El no es mi novio, es solo un amigo.-Agacho la cabeza para que no vea mi sonrojo.

-Oh, disculpe mi imprudencia.

-Esta bien, no pasa nada.-Le resto importancia.

Luego de que termino de llenar unas cosas en la planilla, se fue, para luego regresar con el doctor.

-Hola Nina, ¿Cómo te sientes?.

-Pues, si a estar bien se refiere a que casi me desangro por un enorme corte en la pierna, me apuñalaron  y violaron en menos de una semana, pues si, estoy perfectamente bien.-Reí falsamente.

-Tranquila Nina, ya estas a salvo, todo va estar bien.

Me tuve que contener para no gritarle en su estúpida cara que nada de esto estaba bien. Nada en mi vida estaba bien.

Solo suspire y asentí.

-¿Cuál es mi diagnostico, doctor?.

-Pues, tuviste un sería hemorragia en la pierna debido a que el corte que te hicieron, además de cortar tu carne y tu piel, también corto una vena arterial, tuvimos que usar unas diez bolsas de sangre para  que siguieras con nosotros, Nina.-Explico el doctor.

Dios, esto tiene que acabar ahora mismo, ya no puedo lastimarme más, creo que la próxima no solo me van a apuñalar o a hacer un corte en la pierna, tal vez la próxima me mate.

-Doctor, ¿me podría alcanzar mi teléfono?.-Le pedí con la mejor sonrisa falsa que pude hacer.

El doctor lo hizo y le pedí un minuto para hablar. Marque al único número que podía marcar en estos momentos.

Luego de dos tonos, contesto el único aliado que tenía ahora.

-Hola, habla Evan.- La voz de Evan calmo un poco mis nervios.

-Evan, soy yo.

-¡Nina! ¡Despertaste! ¿Cómo te sientes? ¿Todo esta bien? ¡En cinco minutos estoy en el hospital.-Sin más que decir, corto la llamada.

Cinco minutos después como él dijo, se encontraba tocando la puerta de mi habitación.

-Uf, que bueno que estas aquí, tenía que hablar contigo.-Suspire aliviada.

-No se diga más, cuéntame tu problema.

-Estoy más que harta de estos episodios de violencia, quiero aprender a defenderme y así poder sentirme más segura.-Le conté.

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