Capítulo 26: Gracias por permanecer a mi lado.

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No sé cuánto tiempo ha pasado, desde que estoy encerrada no me he apartado de la puerta intentando escuchar alguna voz o pasos acercarse para comenzar a gritar por ayuda, pero no pasaba nada. Empecé a sentir calor, mucho calor, sentía que el aire me faltaba, y gotas de sudor caían por mi frente y mi espalda, tenía sed, con mi lengua casi sin saliva humedecía mis labios para disminuir mis deseos de beber agua.

TuNombre: - Rogando. - Por favor, por favor, alguien tiene que venir. Quien sea, solo quiero salir de aquí.

Con lentitud deslice mis manos al primer botón de mi camisa, una vez liberado, continúe con el segundo, el tercero, y así hasta llegar al último, a pesar de llevar la faja blanca que ayudaba a ocultar mi pecho, me sentía un poco más fresca y el calor bajo unos cuantos grados en mi cuerpo. Apoye mi espalda y cabeza en la puerta, cerré mis ojos para no observar aquellas extrañas siluetas de sombra que la lámpara dibujaba en cada rincón del salón de imprenta, deje que mi mente divagara un rato, solo pensaba en la manera de salir de aquí, en lo que estaría haciendo Minho y si alguno de los chicos se daría cuenta de mi ausencia, pero todos esos pensamientos fueron opacados por un recuerdo. Un recuerdo de mi infancia, hacia los 6 años más o menos, era tan pequeña e inocente, poco a poco el recuerdo se volvió real en mi mente y parecía que volvía al pasado...

Mi padre gritaba en la sala. Me desperté y vi por la ventana de mi habitación, aún era de noche tal vez pasadas de las 12m, ese día mami no vino a cenar con nosotros porque tenía que quedarse para una reunión, me levante con cuidado de mi cama de mariposas, abrí la puerta de mi habitación y camine con sigilo hasta las escaleras. Escuchaba a mi papá gritar y mi mamá... Ella estaba llorando.

TuPadre: ¡Eres una puta! ¿¡Cómo te atreves a volver a casa luego de revolcarte con ese desgraciado!? Me das asco.
TuMadre: Deja de decir tonterías, no te estoy engañando. - Sollozaba mientras hablaba -
TuPadre: Apestas al perfume de otro hombre. - Respirando agitadamente. - Llame a tu oficina y me dijeron que ya te habías marchado de allí hace dos horas. ¡DONDE MÁS PODRIAS ESTAR SI NO ES CON ÉL!
TuMadre: - Gritando histérica - ¡Él si me entiende! TU NO.

Lo último que escuche fue algo caer contra el piso y romperse en pedazos, algo de cristal, pensé en la lámpara que estaba colocada sobre la mesita junto al sofá. Asustada y con mis ojos llorosos, baje por las escaleras, odiaba escuchar a mis padres discutir así.

En el último escalón, dude un instante antes de continuar a la sala, escuchaba a mi madre llorar con más fuerza y a mi padre maldecir en susurros, podrían castigarme si me veían allí despierta a tan altas horas de la noche. Con mis pies pequeñitos camine lentamente hacia la sala.

TuNombre: ¿Mami? ¿Papi? - Mi voz era baja, inocente y temerosa. -

Mi papá me vio, pero agacho su cabeza hacia un lado evitando verme y maldiciendo por lo bajo, en cuanto a mi madre, ella lloraba tirada en el suelo junto a la mesita tirada y la lámpara hecha pedazos a su lado, levanto lentamente su rostro observándome con la cara roja, llena de lágrimas y con su labio partido e hinchado.

TuMadre: - Entre sollozos. - Nena vuelve a la cama.
TuNombre: Mami ¿estás bien? - Me acerque a ella para abrazarla. -
TuMadre: - Gritando. - ¡No te acerques _________! ¡Regresa a tu habitación!
TuPadre: - Rojo de ira. - ¡No le grites a la niña! No es su culpa tener a una puta por madre.
TuMadre: ¡No dejare que se quede aquí mientras tú actúas como un salvaje!
TuPadre: - Acercándose a mi mamá. - ¡CALLATE!

Mi papá alzaba su puño contra mi mamá, y ella solo cerro los ojos ocultando su rostro bajo sus brazos para protegerse del impacto, pero mi papá no llego a golpearla, antes de que él la tocara corrí lo más rápido que pude con mis pequeñas piernas hasta mi mamá. Mi padre golpeo mi mejilla izquierda, el impacto fue tan grande que mi frágil cuerpo fue lanzado contra el suelo lejos de los dos, me levante rápidamente, observando a mi padre con los ojos muy abiertos, asustado y arrepentido de haberme golpeado sus manos temblaban, el dolor en mi cara empezó a hacerse insoportable, grandes lagrimas rodaban por mis mejillas, un grito ahogado salió de mi garganta seguido de un fuerte sollozo infantil que se escuchaba por toda la casa.

Orientacion Sexual (Choi Minho y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora