Capítulo 4

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Vale pues ya estamos aquí, ahora vamos a ver que pasa.

Abro y cierro la boca varias veces, intentando pronunciar alguna palabra coherente pero no consigo articular nada. Veo como una sonrisa aparece en la comisura de sus labios gracias a mi torpe comportamiento. Respiro hondo y sonrío.

-Lo siento -me disculpo arrugando la nariz. Ella va a decir algo pero la mujer de atrás carraspea, metiéndonos prisa.

KBex, o Kate, recoge el libro y me lo vuelve a pasar. Abro el libro por la primera página y jugueteo con el bolígrafo que tengo entre mis dedos sin escribir nada. Vuelvo a mirarla y hago un mohín con los labios.

-Me has sorprendido -confieso en voz baja para que solo ella sea capaz de escucharme. Veo cómo asiente, algo avergonzada.

Garabateo algo y se lo entrego. Agarro su mano para que no se marche aún. Me aclaro la garganta antes de hablar.

-¿Quieres tomar un café? Digo, cuando termine. -Miro la gente que hay detrás de ella. -No creo que tarde más de media hora.

Kate mira por encima de su hombro, parece dubitativa.

-Por favor -le pido.

-Está bien -acepta y una sonrisa aparece en mi cara. -Estaré afuera. -Yo asiento, soltando su mano.

XXX

Camino por la acera, nerviosa. Me froto la frente con los dedos. Bufo, ¿por qué he tenido que aceptar? ¿Y por qué me ha invitado? Se supone que... nuestra última conversación, ahí, dejó claro que no iba... que iba a mantener las distancias. Suspiro, dejando caer de nuevo contra la pared.

Escucho la risa de dos chicas que acaban de salir de la librería y, eso, me hace recordar que ya queda menos para ese café. Me muerdo el labio inferior. Estoy nerviosa y no debería estarlo. Por Dios. Mi trabajo me hace estar rodeada de asesinos constantemente. ¡Y estoy nerviosa por un simpe café! No puedo de dejar de reprocharme mi estado.

-Hey -me saluda cuando menos me lo espero, haciendo que vuelva en sí. Me sonríe y se coloca mejor el abrigo en su mano derecha.

-Hola -digo y respiro hondo para controlar los nervios.

-Bueno, pues... vamos a por ese café. -Dice, alargando la mano para indicarme el camino. -Girando en la esquina hay una pequeña cafetería a la que podemos ir, pero si quieres ir a otro sitio...

-No, no. En esa estará bien. -Contesto, empezando a caminar.

-Vamos, entonces. -Comienza a caminar a mi lado. Ninguno de los dos dice nada y el silencio empieza a ser incómodo. Elevo los ojos al cielo.

-Así que Kate, ¿no? -pregunta. Yo lo miro y asiento. -Es aquí -me informa, abriendo la puerta del local y dejándome pasar a mí primero.

-Gracias. -Le agradezco y él hace un movimiento con la cabeza. Nos sentamos en una de las mesitas del fondo.

-¿La has leído? -inquiere cuando el camarero se va a por nuestros cafés. Me señala el libro cuando frunzo el ceño ante mi confusión.

-Ah, no. ¿Dices la dedicatoria, verdad? -Asiente y yo vuelvo a negar. -La leeré en casa.

-Okay. -Me sonríe. -La verdad es que me has sorprendido y mucho que hayas venido, KBex. -Bromea. Tuerzo los labios.

-A mí me ha sorprendido tú invitación -le confieso. Castle se echa hacia atrás en su silla. -Después de nuestra última conversación... no sé.

Solicitud de amistadHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin