Emma

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-Tienes que estar bromeando.

Vee trata de no reír ante mi mueca, mientras que yo vuelvo a negar con la cabeza tratando de parecer firme ante mi decisión. Mi mejor amiga quiere que vayamos al campus de la universidad a ver entrenar a los chicos del equipo de fútbol, en donde casualmente se encuentra su enamorado Clayton, y, según ella, mi enamorado Shawn.

Ha tenido esa idea en la cabeza desde que le dije que Shawn me gustaba y me llamaba la atención.

-El melodrama no va contigo, Emma.

- ¡No estoy siendo melodramática! -Junto las cejas y me cruzo de brazos sobre mi pecho.

- ¿Qué tiene de malo hablar y conocer a un chico?

-No es que tenga algo de malo -bajo mis brazos mientras suspiro-, es sólo que... demonios, Vee, sabes que tengo problemas para socializar.

Ella pone los ojos en blanco y luego de dejar el brillo labial se da la vuelta para mirarme y se cruza de brazos.

-Te lo he dicho tantas veces... no puedes llamar "problema para socializar" al sólo hecho de que te da miedo hablar con un chico.

- ¡No me da miedo hablar con un chico! Dios, ¿si quiera lo has visto? ¡Él es lindo! Y de algún modo hace que me ponga nerviosa. Ni siquiera sé si podré saludarlo antes de que vomite de los nervios.

Ella eleva la comisura de sus labios al escuchar mi confesión. Vale, ya lo he dicho. Él es tan lindo que hasta me pone nerviosa. Apuesto a que ella va a utilizar esto en mi contra en algún otro momento.

-Bueno, puede que sea lindo. Sí, te lo concedo. Pero de todas formas vamos a ir a esa cancha y vas a saludarlo mientras que pasamos casualmente.

-No. Ya te he dicho que no voy a hacerlo.

-Entonces sólo vas y le sonríes y ya...

-No, yo...

-Sí, ya está decidido; nos vamos.

Toma mi mano y me arrastra con ella fuera de la habitación, cerrando la puerta. Trato de zafarme, evitando también que mi corazón se salga de mi pecho por los latidos frenéticos que emite. Cuando estamos en el último pasillo antes de las canchas deportivas mis sentidos están en alerta.

-Vee... Vee, no, por favor -le digo, agarrándome de uno de los casilleros para así hacer que se detenga. Pero ella hace tanta fuerza halándome que el agarre no dura mucho tiempo.

-Sólo vamos a pasar por el lado, luego vas a mirarlo y si él también te mira entonces vas a ser cortés y le vas a sonreír, ¡eso es todo!

Se detiene, y yo me detengo frente a ella. Pienso por un momento lo que acaba de decirme y ahora no me parece una idea tan mala. Es decir, no voy a tener que hablarle y puede que hasta él me devuelva la sonrisa. Quién sabe. Sin embargo el otro lado de mi cabeza, el lado negativo, piensa lo peor. ¿Y si no me devuelve la sonrisa? ¿Si me ignora? ¿Si le parezco una desesperada? ¿Y si se ríe y se burla de mí con sus amigos? Joder, no, eso sería la vergüenza del siglo.

-Mierda, Em, piensas las cosas demasiado -bufa. Caminamos lento hasta la puerta del campus y ambas asomamos nuestras cabezas a través de los vidrios superiores en la puerta. Se ve a lo lejos que los chicos están calentando. El entrenador Morris está gritando obscenidades para "alentarlos" mientras que ellos hacen lagartijas en el suelo.

-Están ocupados, Vee, vámonos.

-No, vamos a esperar a que terminen.

- Así yo diga que no tú vas a lograr que pase, ¿verdad?

-Sí. ¿Traes tu libro? -me mira. Levanto mi libro, confundida, y ella pone los ojos en blanco para volver a mirar por el vidrio de la puerta-. Como si en algún momento lo soltaras...

Me quedo mirándola extraña. ¿Qué se supone que significa eso? Tomo el libro de "orgullo y prejuicio" con ambas manos y lo acerco a mi pecho, haciendo como que lo protejo.

-Cuando tú lo leas y te des cuenta de que es...

-No voy a leer ese libro, Em. Ya me vi la película. Y no es que no me guste, pero... -hace una mueca, mirándome de nuevo-, no es mi estilo.

- De todas maneras, ¿qué tiene que ver el libro en todo esto?

-Vamos a ir allí -señala las escaleras a una distancia considerablemente razonable de los jugadores -, y tú vas a hacer que lees mientras que yo miro a los chicos jugar y hablo con Clay.

Lanzo un suspiro. A veces puede ponerse tan irritante como un grano en el trasero. Abre la puerta y comienza a caminar en dirección recta a las escaleras, por lo que no me queda más remedio que ir tras ella. Además, del equipo de fútbol están las chicas de gimnasia en un lado y las animadoras al otro. Y uno que otro chico que se salta las clases para venir a fumar o a hacer absolutamente nada.

Cuando llegamos casi al penúltimo escalón de la gradería, me siento y de inmediato abro el libro en donde está la marca páginas. Por el rabillo del ojo veo a Vee rodar los ojos otra vez y negar con la cabeza. La ignoro y reinicio mi lectura. Momentos después ella carraspea lo suficientemente alto como para que yo pueda escucharlo perfectamente.

-Levanta la cabeza en este instante y míralo, pero hazlo ahora -dice ella de manera apresurada.

Junto mis cejas, confundida y levanto mi cabeza para mirarla. Luego miro a los chicos que están entrenando y cuando los ojos de Shawn están sobre los míos siento como si me faltara el aire. Escucho reír a Vee a mi lado pero no le pongo atención a ella. Sigo mirándolo, así como él sigue mirándome a mí, sin ninguna expresión, y siento que pasan minutos aunque son sólo cinco segundos, quizá. Siento mi corazón acelerarse cuando lo veo sonreír. Escucho un grito ahogado de parte de Vee y toda esta situación de él sonriéndome me hace querer reír como boba. Decido que ya que él me ha sonreído primero, lo único que podría hacer es devolverle la sonrisa, así que eso hago.



Espero que les guste este nuevo proyecto, chicas. Todo por ustedes.

-Camila.




Debajo de las rocas ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora