Emma

2.4K 244 14
                                    


Es una idiota. La odio, la odio, la odio.


Ni siquiera sé en qué momento fue que comencé a llorar, lo único que sé es que ahora salgo de la piscina como puedo, ignorando las risas de los demás, y corro hacia un árbol. Mientras camino hacia allí, un par de chicos cargan una nevera repleta de hielo y cervezas, así que aprovecho mi oportunidad y tomo una. Uno de los chicos me sonríe con burla acunado me ve, pero yo decido ignorarlo y me siento recostando mi espalda en el tronco del árbol. No he parado de sollozar desde que fui lanzada a la maldita piscina.

Miro a un punto inexistente en el césped del patio trasero y le doy un sorbo a la cerveza. Pené que todo esto había terminado; es decir, estamos en la universidad, maldita sea, las burlas aquí debían parar, eso es para los chicos del instituto. ¡Somos casi adultos! ¡Ella es casi una adulta! ¿No puede dejarme en paz de una vez?

Sigo mirando el suelo mientras que intencionalmente recuerdo cómo la pasaba en el instituto cada vez que me hacía lo mismo, desde octavo grado. Ni siquiera me doy cuenta de que ya no tengo la cerveza en mi mano. Así que me giro, despacio, hacia mi derecha y entonces él es todo lo que veo.


Sus ojos están abiertos, mirándome con desesperación. Observa cada parte de mi rostro, como si estuviese buscando algo, y luego pasa a mis brazos, mi pecho, mis piernas. ¿Qué está haciendo?

Me doy cuenta de que es él el que tiene mi cerveza, así que se la arrebato. Trata de quitármela de nuevo, pero yo llevo mi mano hacia atrás.

— ¿Qué estás haciendo?

—No, ¿qué estás haciendo tú? ¿En dónde estabas? Te he estado buscando y Ve ha dicho algo sobre... —niega con la cabeza—. ¿Por qué estás mojada?

—He querido darme un chapuzón —miento, volviendo a beber de mi cerveza que, para este punto, se vuelve más dulce.

— ¿Por qué lloras, entonces?

— ¿Por qué te importa? —Respondo con otra pregunta, y eso hace que se aleje un poco de mí. En realidad en el fondo no quería decirlo, pero ahora simplemente no estoy de humor, estoy tan enojada que quiero olvidarme de todo lo que pasó.

— ¿Estás bien?

—Claro, perfectamente, ¿no lo vez? Estoy llorando de la felicidad. En realidad estoy empapada porque he llorado tanto de lo feliz que estoy que...

— ¿Cuál es tu problema, Emma? —Me interrumpe, haciendo una mueca y yo me callo casi de inmediato—. Hace un momento estabas tan feliz y normal, y ahora tú simplemente... eres otra persona.

Niego con la cabeza, mirando hacia abajo. Dios, se supone que hoy iba a ser diferente. Todo estaba excelente cuando llegué aquí hace unas horas, y en menos de nada se vuelve una completa mierda.


Mi cuerpo se tensa ante el contacto desconocido, pero entonces reconozco vagamente el olor a la colonia de Shawn y me tranquilizo. Pero vuelvo a enloquecer internamente cuando me doy cuenta de que me está abrazando. Shawn me está abrazando, a mí, sin importarle si puedo mojar su ropa o no.

Y ese simple gesto, ese contacto de cuerpo a cuerpo que, aunque sólo dure unos segundos, hace que me estremezca, también me da más razones para que él me siga gustando. Una vez escuché decir por los pasillos de la universidad que Shawn daba abrazos espectaculares. Bueno, Britanny, lo he comprobado hoy.

—Hey, ¿estás bien ahora? —Él aleja su rostro de mi hombro y me mira a los ojos. Asiento con la cabeza.

Y entonces un sentimiento me invade el pecho. Me acerco a él rápido, escondiendo mi cabeza en su pecho, cerca de su pecho, y paso mis brazos alrededor de su torso, abrazándolo por completo. Casi que le monto la pierna.

Lo escucho reír, y su cuerpo salta, provocando que yo salte también, pero al final él me abraza de la misma manera. Es más, hasta es él el que pasa una de sus piernas por encima de las mías. Estamos hechos una bolita envueltos en un abrazo. Y a pesar de que yo esté mojada, tenga frío, y le esté mojando su ropa, no hay otro lugar en donde desearía estar ahora mismo, en este preciso momento.


Debajo de las rocas ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora