Shawn

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Como puedo, y quién sabe cómo, saco fuerzas de no sé dónde y empujo la puerta con mi pie. Pero no sirve de nada. La cabeza me retumba y si no logro abrir esa puerta en los próximos diez segundos siento que explotaré.

— ¡Shawn, no! —la escucho gritar entre el llanto al otro lado de la puerta, pero eso solo hace que mi desespero crezca todavía más.

— ¡Abre la puerta! —grito—.. ¡Abre la puerta o llamaré a la policía!

Entonces, por lo que me parece una eternidad, la puerta comienza a abrirse. El pomo de la puerta se mueve y del desespero que tengo lo que quiero es tirarlo abajo. La puerta por fin se abre, pero no es Emma la que está al otro lado, sino un hombre. Un hombre que parece tener ya la edad suficiente como para estar jubilado, pero no tan anciano. Se parece tanto a Emma que indudablemente sé que es su padre. Algo se retuerce en mi estómago.

— ¿Qué quieres? ¿Acaso no la escuchaste o qué? Dijo que te fueras.

—Señor, con todo respeto, necesito ver a Emma...

—Está ocupada, vuelve más tarde, adiós —hace un además para cerrar la puerta, pero soy lo suficientemente rápido para detenerlo—. ¿Pero qué...?

—Mire, se lo voy a decir así. Si Emma no sale juro por Dios que me va a importar una mierda si es usted su padre o no, pero entraré a la fuerza —le digo, empujando la puerta hacia él. Me mira con enojo y sé que en este momento me odia, pero estoy seguro de que mi odio hacia él es superior.

Murmura algo entre dientes que no puedo entender y le da una mirada a Vee, quien sigue llorando abrazada a Clayton, detrás de mí. Finalmente, después de habérselo pensado, termina abriendo la puerta casi por completo. Se hace a un lado para que así pueda pasar y cuando ya estoy dentro de la habitación la imagen me abruma.


Todo está fuera de su lugar, desordenado, como si un huracán hubiese pasado allí y destruyera todo a su paso. Las cosas de su escritorio están regadas por el suelo y su cama está desorganizada, igual que la de Vee. Recorro la habitación con mi mirada hasta que veo a Emma en una esquina, sentada, abrazando sus piernas como una niña pequeña. Ella levanta su cabeza y me mira y juro por mi madre que nunca me había sentido así.

Tan enojado, tan agresivo, tan preocupado tan... tan sin palabras. Sus ojos están rojos al igual que un lado de su mejilla. Su cabello está alborotado y está usando la camisa que le di hace unos días con un short de pijama. Luce tan indefensa que hasta me salta el corazón de solo verla de esa forma.

Cuando me ve ella se levanta y camina hacia mí con los brazos abiertos. La abrazo, recostando su cabeza en mi hombro y la escucho llorar, susurrando palabras que no entiendo. Acaricio su espalda y la apretó mucho más hacia mí, haciéndola sentir lo más segura posible.

— ¿Y tú quién eres? —Escucho al padre de Emma hablar. Me alejo de Emma y la pongo detrás de mí.

—No creo que...

—Bien, no me importa quién seas en realidad. Pero ya viste a Emma, ahora si nos disculpas...

—No, señor, Emma se va conmigo.

— ¿Y se puede saber por qué? —se ríe.

— ¿Acaso no es obvio? —levanto mi voz más de lo normal—. ¡Mire como está! ¿Cree usted que es...?

— ¿Vas a decirme tú cómo educar a mi hija? —Me reprime, acercándose a nosotros—. Emma, ven aquí.

—Ella no va a ningún lado —le digo, llevando a Emma un poco más atrás cuando veo que el hombre trata de acercarse a ella—. No de un paso más si no quiere tener problemas.

—Mira niño, a mí no me importa quién seas, pero tu fase de superhéroe puedes guardártela para después. Ahora, Emma es mi hija así que yo la trato como a mí se me dé la gana. Si no quieres tú tener problemas, será mejor que te vayas y me dejes a solas con ella. Pareces buen chico y no quiero golpearte...

—Usted... —niego con la cabeza—, usted es un enfermo.

Entonces él sonríe. Siento que Emma toma uno de mis brazos y lo aprieta, acercándose a mí.

—Me han llamado cosas peores.


Entonces todo pasa rápido: Él extiende su mano hacia Emma y la toma del brazo, halándola hacia adelante. Emma se suelta de mi brazo con brusquedad y queda junto a su padre. Sin pensar qué va a pasar después, empujo al padre de Emma con todas las fuerzas que la adrenalina y el enojo me permiten y el hombre se va hacia atrás, perdiendo el equilibrio. Emma sacude su brazo y se libra del agarre de su padre para salir corriendo hacia la puerta, en donde Clayton y Vee la esperan con los brazos abiertos. Su padre cae hacia atrás, golpeándose con la silla del escritorio.

Tomo las llaves de la habitación y el celular de Emma que están en el suelo y salgo hasta la puerta. Aviso al vigilante del piso todo lo que pasa y él llama a la policía, que no tarda en llegar: Clayton la había llamado mientras estábamos dentro.

Entre tanto desorden, la gente se reúne frente a la habitación de las chicas. Pierdo de vista a Emma y siento que el corazón se me va a salir del pecho. Un par de policías sacan al padre de Emma de la habitación, esposado. Antes de salir del pasillo, me da una mala mirada, pero la ignoro. Mi mente y mis ojos siguen buscando a Emma.

La veo segundos después, corriendo por el pasillo hacia mí. Se encuentra llorando, todavía asustada. Corro hacia ella también, en parte porque quiero que deje de llorar.

Nuestros cuerpos chocan y sus brazos se aferran a mi cuerpo como si no quisiese dejarme ir jamás, justo de la misma manera en la que yo la abrazo. Le susurro que deje de llorar, pero ella hace caso omiso a mis palabras. Aleja su rostro de mi pecho y toma mi cara en sus manos para después repartir besos por toda mi cara: mi frente, mis mejillas, mi nariz, mi barbilla, y cuando pienso que ella no va a besarme los labios... me besa.



N/A:

Les dejo un capítulo largo porque estoy de bueno humor y porque ¡¡ES MI CUMPLEAÑOSS!! ¡Soy una adulta legaaaaal, ya tengo diecicochooo! Wejeeee.

Gracias a las que me felicitaron por mensaje, significa mucho. Las adoro. 

Nos leemos,


-Camila.

Debajo de las rocas ; Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora