Capitulo 13:

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-Será mejor que salgamos del agua. - Dijo juguetón, luego de separar nuestros labios.

-Alice me matará por tu culpa, Patrick. - Reí bajito.

-¿Porqué dices eso?. - Dijo mirándome a los ojos.

-Tengo puesto uno de sus vestidos favoritos. - Me ruborize. - Además tendrás que llevarme a la residencia, no puedo conocer a tus padres, estando así.

-No te preocupes, ni hermana te prestará un vestido.

-¿Tienes una hermana?. - Abrí los ojos como platos.

-Si, es una loca. - río nervioso. - Ya la conocerás. Ven, salgamos del agua.

Me cargó en su espalda y puse mis brazos alrededor de su cuello. Salimos de la piscina y me inclinó para ponerme de pie. Apareció un hombre de unos cuarenta y poco años y nos tendió unas toallas para secar nuestros cuerpos. En su rostro había una mirada indescifrable, con sus ojos cafés oscuros distantes y una barba de 3 o 4 días. Vestía un traje formal y tenía un olor a un perfume bastante costoso, ya que ese olor nunca antes lo había olfateado.

Patrick asintió con la cabeza como diciendo «gracias», y luego el hombre sin decir nada, se marchó.

-¿Quién es ese hombre?. - dije refiriéndome al hombre que se había recién marchado.

-Es el mayordomo de la casa, su nombre es Christian. - dijo sonriendo.

-¿Lleva bastante tiempo, siendo mayordomo aquí?. - La curiosidad me invadió.

-6 años.

-Uau. - dije sorprendida.

-Ven, te ayudo para quitarte el vestido. - Dijo acercándose a mi.

-Patrick, tengo dos manos, puedo sola. - dije sonrojada.

-Da igual, necesitas ayuda.

Se acercó a mi, tiró de mi vestido por lo bajo y me lo quitó por la cabeza. Recorrió mi mandíbula con los dedos y luego me besó dulcemente.
Me tomó de la mano y caminamos hasta entrar en la casa. Una mujer de melena rubia con ondas perfectas en las puntas, se alegró al verlos y llenó de besos el rostro de Patrick, menos en los labios.

«Si se atreve a besar a nuestro Patrick, la mataremos sin piedad». Rugió mi subconsciente.

Dirigió la mirada hacia mí y apareció una sonrisa brillante en sus labios junto con unos hoyuelos.

-¿Tu eres Hannah, verdad?. - Me preguntó, mirándome a los ojos.

-Si, soy yo. - Respondí tímidamente.

-¡Que guapa eres!

-Gracias, digo lo mismo. - Esboce una sonrisa.

-¿Pero que les pasó?. - Nos miró sin disimular. - ¿Hay lluvia afuera?

-No, Helen. - Dijo Patrick. - Hannah, quería refrescarse, se lanzó al agua con el vestido puesto y tuve que rescatarla porque no sabe nadar.

Mi subconsciente quería matar a Patrick por haber dicho semejante mentira.

-Que arriesgado, Hannah. Por dios, eres una mujer rebelde, me gusta pero a la próxima ten más cuidado. - Habló tiernamente la madre de Patrick.

-Si, señora. - Dije educamente.

-No seas modesta. - Sonrió. - Dime Helen.

-Claro.

-¿Madre, y mi hermana?. - Preguntó Patrick.

-En la cocina. - Sonrió nuevamente. - Hannah, acompáñame, te presentaré a mi hija.

Me guió por un pasillo decorado por cuadros hermosos y espejos elegantes. Entramos en la cocina y había una chica bellísima con un vestido verde y su pelo era rubio.

-Diane, te presentó a Hannah. - Sonrió-. Hannah, te presentó a Diane, mi hija.

Nos saludamos cordialmente.

-Diane, muéstrale a Hannah, uno de tus vestidos y haz magia con ella. - Dijo Helen.

-Ven, Hannah. - Diane me tendió la mano. - ¿Qué color te gusta?

-Rojo. - Murmure.

-Perfecto, tengo muchos vestidos de ese color.

Subimos la escalera, y me guió hasta una de las muchas puertas que había. Giró el picaporte y nos adentramos en la habitación.

-Primero que todo, tendrás que darte un baño. - Dijo divertida.

-Bien.

Caminé hacia una puerta que se encontraba en el cuarto. Entré y me sorprendí por lo elegante que era. Pared de color crema, baldosas con diseños de flores no muy llamativas, un jacuzzi y una ducha. ¡Dios, nunca saldría de allí!. Me liberé de mi ropa interior. Abrí el grifo del agua de la ducha y dejé que el agua caliente, recorriera mi cuerpo. Creo que tardé mucho porque empezaron a golpear la puerta.

-¿Hannah, estás bien? ¿Necesitas ayuda?. - Oí la voz de Diane.

-Si... Todo está bien... Tranquila... Ya voy. - Dije tímidamente.

Cerré el grifo del agua y cubrí mi cuerpo con un albornoz. Abrí la puerta y me encontré con muchísimos vestidos sobre la cama. Algunos era color carmesí, otros rojos, algunos morados, etc. Diane estaba en su armario, buscando más vestidos. Uau, que envidia. Se dio cuenta de mi presencia y se giró mostrandome su radiante sonrisa con sus hoyuelos.

-Tengo muchos vestidos pero tendrás que elegir cual que te gusta más. - Dijo divertida.

-Son todos hermosos. - Dije con desdén.

-Solo ve cuál llama tu atención.

Desvíe la vista hacia aquella cama dónde habían muchos vestidos sobre ella. Mis ojos se maravillaron, cuando vi un vestido rojo intenso. Mi sonrisa de estúpida apareció en mi rostro.

-Quiero ese. - Dije señalando aquel vestido.

-Buena elección.

Tomó el vestido entre sus manos y con su sonrisa dijo:

-Te quedará perfecto. Quítate el albornoz. - Dijo entusiasmada.

-¿Qué?. - Susurre nerviosa.

-Vamos, somos mujeres. - río en carcajadas.

Quité el albornoz quedando desnuda. La vergüenza me invadió por completo. Tomé la ropa interior que me ofreció Diane y cubrí mis partes con ellas. Diane secó mi cuerpo con el albornoz y me ayudó a vestirme. Me maquilló dejándome irreconocible. Nunca antes me había sentido tan bella. Me levanté de la silla y la abracé con todas mis fuerzas, agradeciéndole por su buen trabajo.

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Foto multimedia: Diane:)

Quiero Oírte Gemir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora