Capitulo 15:

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Abrí mis ojos lentamente, encontrándome sola en el cuarto de la residencia. Mi cabeza daba vueltas y vueltas, sintiéndome confundida. Me levanté de la cama, y los recuerdos inundaron mi mente.

«Patrick conduciendo, mi vestido mojado, cena arruinada y mi cuello adolorido».

Mierda, ¿Será que Patrick es algún extraterrestre?

Viendo mi reflejo en un espejo de tamaño mediano, pude apreciar una marca entre mi clavícula y cuello. El color era de morado mezclado con rosado. Toqué la herida con mi mano, produciendome escalofríos. El miedo se propagó por mi cuerpo. Mi mente me repetía una y otra vez, «Aléjate de él, no es bueno para ti, ya te arrepentirás». Pero mi subconsciente me decía, «Aprovecha, tienes a un Adonis detrás tuyo». Alejé esos pensamientos de mi mente y me concentré en la búsqueda de mi más preciado tesoro. Observe la habitación buscando mi móvil.

Bajé la mirada hacia el suelo, revisé mi armario, debajo de la almohada... pero no estaba. Entonces recordé que lo guardé en mi bolsillo trasero de mis jeans. Busqué mi prenda y lo encontré apagado. Presione el botón para encenderlo pero este no reaccionaba. Conecté mi cargador con el móvil, quizá no tenía batería. Mis ojos pesaban demasiado, entonces decidí echarme una siesta.

Mis sentidos me alertaron, cuando sentí un ruido en el pasillo. Luego se oyó una voz que conocía. Me levanté sin ganas y abrí la puerta del cuarto, para ver quién era la persona tan desagradable para despertarme de mi dulce sueño. Me sorprendí cuando vi a Alice sentada en el suelo, con las rodillas juntas a su pecho y sollozando. Mi corazón se estrujó al verla tan triste. Me acerqué a ella y la abracé rodeandola con mis débiles brazos. Quiso apartarme pero luego hundió la cabeza entre mi cuello y la escuché sollozar mojando mi camisa con sus lágrimas. Su perfume habitual fue reemplazado por olor a alcohol y a cigarrillos.

Sus lágrimas cesaron y la ayudé a que se levantara del suelo. Dentro de la habitación, cerré la puerta y mi atención se centró en Alice. Su maquillaje se había corrido, y sus ojos estaban inyectados en sangre. Cuando su respiración se tornó calmada, rompí el silencio.

-¿Quieres contarme lo que pasó?. - Pregunté con voz dulce. - ¿O prefieres no hablar de ello?

-Ahora no, quizás mañana. - Susurró. - Me duele demasiado la cabeza, trataré de dormir.

-Está bien. - Suspiré. - ¿Quieres aspirina para aliviar el dolor?

-No, sólo necesito dormir.

-Bien.

Le ofrecí un pañuelo y se limpió las lágrimas. Dirigió la vista hacia la cama y se deposito sobre ella. No se molestó en colocarse el pijama, ni tampoco los tacos. Sus ronquidos se escucharon por la habitación. Me acerqué a ella y le quite sus zapatos altos para que no despertara con dolor de pies. Los arrojé a alguna parte de la habitación y me senté en el borde de mi cama. Mis pensamientos divagaron por el motivo en que Alice se encontraba en aquel estado. ¿Ebria y un estado de ánimo por el suelo?, de seguro no le ocurrió nada bueno.

Quiero Oírte Gemir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora