Año 2941, Tercera Edad:
Aguas tranquilas, ríos frescos, robles jóvenes, sol brillante, aire limpio, cielo despejado, flores seductoras, silencio paciente....Por fin llegué a Imladris.
Me sorprende haber venido hasta aquí sin cruzarme con ninguna amenaza. Más me sorprende el hecho de que mi montura no haya acabado asfixiada tras haber galopado durante un día entero. Suerte la mía de tener tan fiel acompañante. Porque al fin y al cabo, él no me traicionará.
Avanzo con paz y armonía sobre la dura roca de un puente viejo y familiar. Desde la última vez que estuve aquí, nada ha cambiado. Es como si hubiera una especie de barrera celestial invocada por el mismísimo Eru que hiciera de protección sobre este lugar. Los años no pasan para este santuario. Me reconforta que siempre lo tendré como hogar. Desgraciadamente, los hogares no sanan las heridas profundas ni te ayudan a olvidarlas.
Una túnica roja y larga camina hacia mí con alegría y sabiduría. Pronto reconozco al elfo que me recibe; su pelo negro, su alta estatura y su peculiar diadema le delatan.
-¡"Máratulda" Legolas, hijo de Thranduil!
-Lord Elrond.
Después de mi reverencia simple y discreta, la inigualable Estrella de la Tarde aparece a la espalda de su padre, con una sonrisa sincera y agradable. Yo, correspondo:
-Arwen Undómiel.
Ella me corresponde el saludo abriendo sus brazos y agachándose.
-¿Qué le trae el príncipe del Bosque Negro por Imladris?
-Simplemente, busco reconfortar mis pensamientos.
-¡Estupendo! Han llegado a mis oídos tus hazañas en Erebor, las cuales no deberían pasar desapercibidas. Por lo que me sorprende tu pronta llegada hasta estos lares, tan lejos del Bosque.
Antes de responder al maestro elfo, su hija me interrumpe, acercándose a mí.
-Padre, acaba de llegar, dejémosle reposar Apuesto a que estará deseando contarte muchas cosas pero veo cansancio en su mirada.
-Muy bien, Arwen acompáñale a su correspondiente habitación. Te veré por la tarde, Hojaverde.
Yo asiento y sigo a la hija de Elrond, que rápidamente manda a unos elfos que se encarguen de mi corcel. Pasea armoniosa y silenciosa hasta que llegamos a lo que parece ser mi habitación. Más que suficiente. Ella pronto articula la primera frase que rompe el silencio.
-Aquí esta.....Elladan y Elrohir se encuentran en Fornost y desconozco la fecha de su vuelta.
-Muchas gracias Arwen.
-A mí no, a mi padre. Por cierto, tienes mucho que contarme....
Yo, respondo extrañado.
-No hay mucho que relatar. Simplemente acompañé a mi padre a la batalla.
-Odio que me mientan Legolas, lo sabes.
Antes de irse, la detengo, preguntando:
-¿Se encuentra aquí el montaraz Aragorn hijo de Arathorn?
Pronto diferencio pasión y tristeza en su rostro. Tarda en responder.
-Sí. Está en la antigua biblioteca.
Llega la tarde y asisto a los aposentos de Elrond, que está sentado en un cómodo sillón, leyendo un libro. En cuanto se percata de mi presencia, su mirada se posa en mí.
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Historia de un Destino. (NO TERMINADA)
Fantasy'Cuando menos te lo esperas el pasado puede venir a remover el presente, y nunca sabes a donde te va a llevar, sólo puedes confiar en que sea un sitio al que deseas ir.' Historia totalmente diferente a los ya escritos. Historia fiel a los libros del...