Tener Que Partir

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Año 2942, Tercera Edad:

Han pasado ya tres días desde que llegamos a Bolsón Cerrado y Bilbo no nos ha podido tratar mejor. Siempre le estaré agradecido. No he visto en toda mi vida un hobbit con tanta vitalidad y tan singular como él. Leliana ha hecho buenas migas con él. Me da pena que tengamos que irnos mañana por la mañana, pero tengo que ir al Reino del Bosque. Hoy he tomado una decisión. Se lo he contado todo a Leliana y ha decidido acompañarme....No sé qué pensar de ella. Es tan dulce, tan joven y a la vez tan madura, tan divertida, tan....atractiva....Creo que me estoy volviendo loco...

-Legolas, ¿vienes a cenar? He conseguido comprar un par de Lembas a esos agarrados de los Brandigamo.

-Hoy no me apetece. De todas formas, me las comeré mañana antes de partir. Gracias Bilbo.

-No las des...Oye, ¿qué estás escribiendo? ¿Eso es un diario?

-Podría decirse que si...Nunca había hecho esto y últimamente escribo mucho en él.

-¿Y que escribes?

Bilbo sonríe, yo sonrío y cierro el libro de un golpe seco.

-Cosas privadas Bilbo.

-¿Puedo hablarte de algo? Es sobre Leliana.

Dejo el diario posado sobre la cómoda y Bilbo se sienta en la cama a la vez que yo me incorporo para escucharle con atención.

-Cuéntame, ¿qué ocurre?

-¿Qué relación tienes con ella?

-La de unos viajeros que se conocen y deciden juntar sus caminos.

-Me recuerda a tu amiga elfa.

-Desgraciadamente, a mí también, a todas horas.

-Legolas, no quiero que la hagan daño. Sé que partiréis mañana y me gustaría mucho que estuviera a salvo. Es una gran mujer. No se merece nada malo.

-Sabe cuidarse solita. Aun así, no te preocupes, no la ocurrirá nada.

-Prométemelo.

-Te lo prometo Bilbo Bolsón.

-Y de paso prométeme también que me volverás a visitar.

-Te lo prometo también, jurado.

-Muy bien, ahora si no te importa, me voy a fumar el Viejo Toby afuera, que últimamente estoy muy estresado.

Yo sonrío con felicidad y me despido de Bilbo. Éste cierra la puerta y yo apago la luz, con el objetivo de tener un par de horas de descanso. Pero pronto este objetivo se torna difícil, porque oigo chirriar mi puerta y unos pasos se acercan a mi cama....Es Leliana. Fingiré que estoy dormido, a ver qué es lo que hace....

Pasan minutos y minutos en los que noto como la joven se queda mirándome en silencio. Yo me pongo nervioso ante esto y decido responder, reincorporándome y encendiendo la luz.

-Leliana, ¿Qué haces aquí?

-Sólo quería observar como duerme un elfo. He oído que dormís con un ojo abierto.

-¿Y esos rumores los confirmas?

-No del todo...He venido sobre todo a hablarte sobre esa elfa que tanto ocultáis el hobbit y tú.

-No hay nada que contar....No es importante y la verdad, no merece la pena.

-Legolas, te agradecería que me contaras algo, aunque fuera algo de tu pasado, yo lo he hecho, ahora te toca a ti.

-¿Por qué quieres saberlo?

-Porque me importas.

Yo pienso unos segundos y decido contárselo todo sobre Tauriel. Y cuando digo todo, es todo. Desde que mi padre encontró a Tauriel hasta la Batalla de los Cinco Ejércitos. Leliana escuha mi "historia" con atención y asombro. Cuando termino, después de unos minutos que se me hicieron eternos, la joven permanece callada y sólo responde así.

-Creo que te entiendo.

-Ya está, no hay más. Eso es todo.

-Si te tenía a ti e hiciste todo eso por ella, ¿por qué se fijó en ese enano?

-No lo sé, nunca lo podré comprender.

-¿Dejas que te diga lo que pienso?

-Adelante.

Leliana se acerca mucho más a mí, me coge de la mano con ternura y agrega.

-Pienso que no te merece, que no te ha merecido nunca. Todas las cosas que has hecho por ella, no las ha sabido reconocer ni agradecer. Y tú no te mereces eso. Sinceramente, te mereces otra mucho mejor. A mi si me hiciera eso ella, no se lo perdonaría jamás. Pienso también, que teniéndote a ti, y elegir a Kili ese, fue una gran humillación, que tú no te merecías....Lo siento Legolas...Pero esa Tauriel nunca te hará ser feliz, y por eso te ayudaré a que la olvides de una vez por todas.

-Gracias Leliana, ¿Y se puedo saber cómo?

-Soy una mujer de recursos....

Se acerca a mí y me besa en la mejilla, a lo que yo respondo con incredulidad y sonrojado. Abandona la habitación no sin antes sonreírme y yo me acuesto extrañado pero ilusionado. La ilusión me dura poco, pues cuando empiezo a sumergirme en un escaso sueño, los tormentos vuelven a mí....

"-¿Por qué? ¿A dónde vas?

-No puedo quedarme aquí.

-Vente conmigo, yo te protegeré como siempre he hecho.

-Toma guárdalo contigo....Lleva esto, y yo nunca te dejaré.

-Pero....Tauriel....

-Adiós Legolas...."

Despierto del sueño con enfado y rabia, sudando, pero me doy cuenta de que mi mano izquierda está apretando con fuerza un colgante blanquecino, con una joya azul en el centro. Mascullo, casi como un susurro.

-Tu colgante....

Un sentimiento brota dentro de mi y lo rompo con fuerza y desesperación, después, lo estrello contra la pared, haciéndolo añicos. Nunca más volveré a confiar en ti, nunca más.....Y para mi suerte, nunca te volveré a ver, desagradecida.... 

-Te odio.


Historia de un Destino. (NO TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora